La editorial rosarina Iván Rosado celebra la publicación de una decena de poemarios de autores emergentes de diversas regiones del país. Sus editores relataron a este medio los vericuetos de las publicaciones.
Brillo de poesía joven es el nombre de la colección compuesta por diez libros de escritores emergentes publicados por la editorial local Iván Rosado, la cual surgió en 2012 como extensión de la sala de exposiciones homónima ubicada en Salta y Dorrego, que coordinaba la pareja de artistas plásticos, Maxi Masuelli y Ana Wandzik. Ambos recibieron a este cronista en el Club Editorial Río Paraná, librería y espacio donde se realizan talleres de escritura y muestras que gestionan en la galería Dominicis, una suerte de túnel del tiempo hacia la década del setenta ubicada en Corrientes y Catamarca. Allí también funciona una gestoría náutica, una fotocopiadora, un bar y Embrujo, versátil local de Virginia Negri, autora de uno de los títulos de la colección.
Masuelli y Wandzik relataron a este medio que los primeros cuatro títulos de la colección Torta alemana de Alejandra Benz, Nuevas pesadillas de Julia Enriquez, Desnudo total y escándalo de Vir Negri y Poesía vs. Poema de Agustín González, fueron impresos en mayo de 2012 y contaron con el apoyo económico de Espacio Santafesino, concurso de fomento a la producción del Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe, articulado con fondos de la Nación. Y que desde mayo hasta la fecha sumaron seis títulos más a la serie: El gran dorado de Daiana Henderson, El quinto sueño de Milton López, El entusiasmo de Tomás Boasso, Moluscos de Rosina Lozeco, El terreno infinito de Jonatan Santos y Creo en la poesía de Diego Vdovichenko.
“Los primeros cuatro libros que elegimos eran de amigos que frecuentaban el espacio que coordinabamos, gente que daba talleres o hacía lecturas allí. En los primeros se trabajó de manera conjunta con los autores y después una vez establecida la librería dimos con muchísimo material y a partir de eso nos movilizamos”, agregaron los editores. También enfatizaron que el resultado se debe exclusivamente al trabajo de una cuidada convocatoria: “A todos los llamamos nosotros, nadie nos mandó el material”.
Para la Real Academia Española, una colección es una “serie de libros, discos, láminas, etc., publicados por una editorial bajo un epígrafe común, generalmente con las mismas características de formato y tipografía”. Pero lo que los vigilantes de la lengua española obviaron en su definición, es el aspecto más importante que hace a una colección de textos, el halo diegético común entre ellos. En el caso de las atractivas ediciones de Brillo de poesía joven, Masuelli y Wandzik, –que también realizan el trabajo de diseño de interiores y tapas, correcciones y distribución– dijeron que si bien todos los autores “nacieron entre principios de los ochenta y mediados de los noventa en distintas partes del país; Bahía Blanca, Entre Ríos, Santa Fe capital y Rosario, y se trata de sus primera publicaciones con una tirada considerable y buena circulación, todos comparten una poesía coloquial, fresca, poco lírica, poco china”.
Sin embargo, a pesar de la buena recepción que tuvieron las obras, muchas de ellas a la espera de una reimpresión, los editores decidieron darle un respiro a la serie luego de conseguir aquello que se propusieron hace tiempo, publicar diez títulos: “Nos parece que es un buen aporte, hicimos algo muy digno. Hay otras editoriales que están arrancando como lo hicimos nosotros y creemos que ellos deberían hacerse cargo de rastrear aquello que va emergiendo en la escena. Está bueno pasar la pelota, nosotros publicamos diez y para no entrar en vicio estaría bueno que otros publiquen a esos diez que se vienen. Creemos que el catálogo de la editorial es también parte de nuestra obra”, remarcaron.
Duelo y aflicción
En su ensayo Freud y Lacan (1969), el filósofo marxista Louis Althusser dice en referencia a la obra del padre del psicoanálisis, que “la juventud de una ciencia es su edad madura: antes de esta edad, es vieja porque tiene la edad de los prejuicios de los que vive, como un niño con los prejuicios de sus padres, tiene la misma edad que ellos”. Si tomamos la noción propuesta por Althusser y la trasladamos al campo de la poesía y sometemos a la colección Brillo de poesía joven a tal evaluación, podríamos decir que efectivamente se trata de poesía joven, independientemente de la edad de los autores que la componen. Ya que la singularidad que propone cada uno de los poetas y poetisas salta a la vista con una rápida lectura, del manejo técnico de Agustín González con sus caligramas, a la sexuada provocación de Virginia Negri, pasando por la capacidad de hacer perceptible lo imperceptible de Diego Vdovichenko.
Si la sensibilidad es proporcional a la cantidad de agujeros que se tiene, los nóveles poetas del seleccionado de Iván Rosado, a su temprana edad ya poseen más que suficiente. Al igual que la tenían sus padres al publicar sus primeras obras y a quienes tributan con una madura ruptura.
Los ombligos de la poesía
La colección Brillo de poesía joven, al igual que los otros títulos de Iván Rosado pueden conseguirse en: Club Editorial Río Paraná, Catamarca 1427, local 12; Mal de Archivo, Moreno 477; Oliva Libros, Entre Ríos 579 y El juguete rabioso, Mendoza 784.
Publicado en la edición 196 de El Eslabón.