El presidente de Ecuador, Rafael Correa, cruzó a su par electo argentino Mauricio Macri al desestimar el pedido de éste de excluir del Mercosur a Venezuela alegando que allí hay persecución a opositores.
El mandatario ecuatoriano planteó que «es claramente una interferencia en los asuntos internos» del gobierno del presidente Nicolás Maduro. «Demuéstrelo si hay perseguidos políticos en Venezuela. Les guste o no les guste, en Venezuela claramente se vive una democracia», sentenció Correa.
El mandatario ecuatoriano dijo que hay toda una «campaña de desprestigio» contra los gobiernos progresistas de la región y aducir una cláusula democrática de Unasur o Mercosur es algo «totalmente equivocado».
Correa consideró, en declaraciones a periodistas en la ciudad costera de Manta, que sería «muy grave» si hay algún gobernante que cree ser «el árbitro» de estos asuntos.
Por otro lado, expresó que la integración latinoamericana no se afectará por la llegada de Macri al poder bajo el argumento de que «la visión histórica de la integración sobrepasa ideologías».
Puntualizó que los nuevos presidentes que han asumido mandatos en la región «siguieron con el espíritu de integración» y alertó que lo contrario «sería una miopía política».
Macri ratificó tras su triunfo que pedirá en la próxima cumbre de Mercosur, que se celebrará en Asunción en diciembre, la aplicación de la cláusula democrática del bloque por lo que considera la persecución del gobierno venezolano a sus opositores y también por la falta de libertad de expresión.
«Vamos a invocar la cláusula democrática contra Venezuela; le corresponde por los abusos y por la persecución a los opositores», abundó el mandatario electo, quien recordó que ese fue un tema planteado en su campaña electoral.
Correa dijo que, a su parecer, «no cabría» aplicar esa cláusula contra Venezuela, ya que, «guste o no, en ese país rige la democracia» y un proyecto político que «se ha cansado de ganar elecciones».
Reiteró que «existe una campaña de desprestigio» contra los gobiernos progresistas de la región y dijo que «si algún presidente o país se cree árbitro del bien y del mal, en base a esas informaciones, sería muy grave, terrible».
