Morning Star, legendaria institución que hoy tiene su predio en Valparaíso y las vías del Ferrocarril, fue protagonista indiscutida de los torneos Evita y vio nacer a jugadores de la talla de José Yudica, Ricardo Palma y Vitamina Sánchez.
Para llegar a Morning hay que agarrar Bordabehere, la avenida paralela a las vías del Ferrocarril que pasa por debajo del viaducto Avellaneda, y darle hasta el final. Ahí, uno se choca con el predio actual de ese viejo y querido club por el que supieron desfilar, cuando ni siquiera soñaban con llegar a ser jugadores profesionales, tipos como el Piojo Yudica, mediocampista que debutó en Newell’s y que llevó al equipo del Parque a tocar el cielo con las manos conduciéndolo técnicamente a la conquista del título de 1988, con un juego difícil de equiparar –en cuanto a estética– a lo largo de las últimas décadas; y Pablo Vitamina Sánchez, ese exquisito volante creativo de Central que fue campeón de la Conmebol en 1995. Y algo más: un club que llegó a llevar en su nominación el nombre de la Abanderada de los humildes: Evita Perón.
Tu nombre como bandera
Morning se fundó un 15 de Octubre de 1942, por iniciativa de los primos Gerónimo, Antonio y Salvador Consiglio, y de a poco se fue ganando un lugar en el planeta redondo de la ciudad. “En su momento se llamó Evita La Estrella de la Mañana, pero por problemas políticos, después del golpe del 55, como era perseguido y eso le impedía crecer al club, lo tuvieron que cambiar”, dice Marcelo Rodríguez, el actual presidente de la entidad. “El predio estaba donde está el HECA ahora, en Pellegrini e Iriondo –cuenta–. Después se fusionó con Deportivo Club Rosario, que tenía la sede en el bulevar Avellaneda, y desde ahí pasó a llamarse Club Deportivo Argentino Morning Star Rosario. Esa sede es nuestra ahora, en cambio este terreno, en el que está la cancha de 11 en la que entrenan todas la categorías, no. Es nacional, de los ferrocarriles”, agrega, y sentencia: “Hace un año quisimos ponerle nuevamente Evita, pero la cosa no prosperó”.
En 1949, auspiciados por la fundación Eva Perón, se empezaron a disputar los Campeonatos Infantiles y Juveniles “Evita”, que reunían a cientos de miles de pibes de todo el país, y que no estuvieran fichados en clubes afiliados a la AFA. Esa fabulosa experiencia duró hasta que el golpe derrocó a Juan Perón y prohibió todo lo que tuviera olor a peronismo, y Morning fue protagonista indiscutido de esos certámenes. “Estaba un entrenador, el viejo Vila, que al que le preguntés te va a decir que fue dirigido por él. El tipo armaba un selectivo de toda la ciudad y siempre formaba equipazos”, repasa Marcelo, y confiesa: “La verdad me hubiese gustado muchísimo vivir esa época gloriosa”.
Por aquellos años, la camiseta verde con vivos y una estrella blanca en el pecho, fue vestida por jugadores que luego se consagrarían en el fútbol profesional como José Piojo Yudica, Roberto Jesús Puppo, Alfonso Palmintieri, Antonio Chichín Ramírez, José Cerro, el Gordo Ricardo Palma, Daniel Alberto Carnevali, Alberto Hijitus Gómez y Néstor Manfredi.
“Morning es el primer equipo rosarino en salir campeón argentino en los torneos Evita”, arenga orgulloso el hoy titular del Verde, haciendo referencia al elenco que conquistó el título nacional en 1952 y que recibió el trofeo (que tiene incrustado el escudito justicialista) de manos de la mismísima Eva Duarte de Perón. “Últimamente salieron el Chuequito Javier García, Vitamina Sánchez, Ignacio Boggino y Matías Pavoni, y un pibe, Thiago Ruiz Díaz, que juega en Newell’s y ya disputó un Mundial Sub 17. Incluso en el bufet del club tenemos una vitrina con camisetas de los jugadores que pasaron por acá”, acota.
Pedazo de barrio
Con seis años de gestión como la máxima autoridad, Marcelo Rodríguez repasa la realidad que vive la institución en la que jugó desde chico, y por la cual también pasó su hijo. “En este momento estamos un poco más ordenados en lo deportivo, porque antes dirigían los propios padres y ahora contratamos a todos técnicos recibidos, a los que les podemos pagar algo”, resalta el dirigente mientras exhibe las reformas y los trabajos que están realizando en el predio de Bordabehere 4200.
“En las inferiores hace tres años que venimos peleando para el ascenso. Y el proyecto es ascender a Primera, ya que hace cinco años que estamos en la B”, anhela Rodríguez, y lamenta lo poco que les faltó para cerrar el 2015 en la máxima categoría: “Este año llegamos segundos, con Argentino, y jugamos una final por un ascenso pero la perdimos”.
A pesar del placer que siente al comandar su querido club, del que también ocupó el cargo de Secretario, reconoce que “todos los días tenés que pelear, con los padres, los árbitros, con los técnicos, con la Rosarina, te entran multas, y todo eso hace que esto no sea tan fácil”.
“Acá tenemos cerca de 400 chicos, y por lo tanto 800 padres, por lo que siempre están los que se quejan porque sus hijos no juegan o no los citan”, ejemplifica el líder de la comisión directiva conformada por doce miembros, y explica que por el inconveniente con los mayores “pusimos un coordinador en inferiores y uno en el baby, a los que le brindamos todo nuestro apoyo, pero nos desligamos de lo deportivo”, y aclara: “No los dejamos solos, pero el club tiene otras cosas de las que ocuparse y no puede atender todos los días los reclamos de los padres. Es imposible conformar a todos”.
Por último, resalta el laburo diario “a pulmón” del resto de los directivos y del equipo de trabajo de fútbol conformado por un coordinador en inferiores, tres preparadores físicos, un kinesiólogo y un entrenador por cada una de las nueve categorías. “También tenemos una escuelita con diez categorías, y tenemos en la rosarina, una línea A y una B, y 6 categorías por cada línea”, añade.
Igualmente, Rodríguez remarca que la época dorada quedó allá lejos en el tiempo. “Antes sólo estaban Central, Newell’s, Morning, Juan XXIII y Pablo VI, pero después fueron apareciendo un montón de clubes más y se empezó a complicar. Además, muchos llegaron con empresarios detrás y se hacía imposible pelear contra ellos”.
Era un piojo
El nombre de José Yudica está estrechamente relacionado al mundo del fútbol, siendo los colores de Newell’s con los que mayores vínculos forjó, como jugador y entrenador. Pero en sus inicios con los cortos, el Piojo defendió la verde de Morning Star, formando parte de la famosa delantera integrada por Roberto Jesús Puppo, José Cerro, Saliadarre y Farrugia. “Esos éramos los cinco de arriba. Fue un gran momento, viajábamos a Buenos aires, y en una oportunidad fuimos campeones argentinos de los torneos Evita”, rememora Yudica en contacto con este periódico.
“Había una persona que se llamaba Salvador Consiglio que siempre andaba buscando jugadores por distintos lugares. Formó un equipo que le pareció que podía andar muy bien y así fue, porque salió campeón de Rosario y de Santa Fe”, sigue contando el ex volante leproso, de Boca, Vélez, Estudiantes de La Plata, entre tantos otros, quien arribó al club cuando apenas contaba 12 pirulos.
El ex entrenador campeón con Newell’s, y que también llevó a lo más alto a Quilmes, San Lorenzo, y a Argentinos Juniors (con el que además de ganar un Torneo Nacional obtuvo la Copa Libertadores del 85), dice estar “jubilado y retirado” de toda actividad hace un tiempo, pero confiesa que el fútbol sigue siendo parte de su vida. “Lógico que miro fútbol. Todos los equipos miro, pero especialmente a Newell’s, porque yo nací allí”, revela, y sobre el conjunto dirigido por Lucas Bernardi, analiza: “Lo vi con muchos altibajos, es un equipo que un día parece que anda bien y a la otra semana tiene problemas”.
Vitamina V
Corría el año 1984 cuando Pablo Sánchez, conocido popularmente como Vitamina, daba sus primeros pasos en el fútbol, para desarrollarse luego como jugador profesional, primero en Rosario Central, y luego vistiendo las camisetas del Feyenoord de Holanda, Alavés de España, Gimnasia La Plata y Quilmes. “Yo jugaba en el Club Libertad, en la liga Arditi (Asociación Rosarina Deportiva y Turismo infantil) que no tenía fútbol de 11. Y ese problema también lo tenían los chicos de San Antonio”, le cuenta a este medio el hoy técnico de O’Higgins de Chile, y continúa: “Así, los padres de ambos clubes decidieron juntar la categoría 73 para formar la 9ª de Morning. Ellos aceptaban a chicos de 12 años, y así fue que llegué”.
Con la verde puesta, Vitamina se dio el gusto de llevar adelante su mayor pasión con sus amigos de la infancia. “Jugaba con chicos que conocía desde los 5 años. Para nosotros era algo nuevo, porque éramos bien chiquititos y la cancha de 11 nos quedaba enorme”, rememora, y agrega entre risas: “Al principio corríamos todos trás de la pelota, pero de a poco nos fuimos acomodando”.
“A pesar de que era muy chico, de Morning tengo muchos y buenos recuerdos”, añade Vitamina, que con 17 años dejó la institución para iniciar su recorrido por el fútbol profesional.
Por último, el ex canaya se hace un lugar para celebrar por “la gran campaña” realizada por el equipo de Eduardo Coudet, aunque reconoce que “estando en Chile los horarios nuestros coincidían bastante con los de Central, así que lo seguía por los medios cuando terminaba”.
Fuente: El Eslabón.