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El dirigente radical Leopoldo Moreau le solicitó a la jueza Fabiana Palmaghini que investigue la hipótesis del suicidio inducido del ex fiscal Natalio Alberto Nisman.

Moreau le envió a Palmaghini una carta en la que pide que se investigue a quienes «indujeron el suicidio de Nisman», cuyo cuerpo fue hallado el 18 de enero de 2015 con un balazo en la cabeza.

Para el político, quienes habrían “inducido” esa conducta son los que «a un año de su muerte quieren utilizarlo ahora para una espuria maniobra de desprestigio político, que según ellos, debería recaer sobre la ex Presidenta de la Nación para producirle un daño irreparable que, según entienden, no alcanzan a producirle las denuncias de supuesta corrupción».

En una misiva de sólo cinco líneas -con un extenso adjunto-, el ex legislador le dice a la magistrada que «acompaño nota de mi autoría referida al suicidio del ex fiscal Alberto Nisman con una hipótesis que, tal vez agregando elementos probatorios que se encuentran en la causa, puede ayudar a la difícil y pesada tarea institucional que tiene sobre sus hombros».

«Con todo respeto creo que además, en caso de comprobarse finalmente el deceso del ex fiscal por su propia decisión como todos los indicios criminalísticos lo hacen suponer, debería ahondarse en quién o quiénes lo indujeron a ese trágico desenlace. En ese sentido, me parece fundamental lo que puedan aportar la actual ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la ex diputada nacional Laura Alonso y el ex director de la SIDE, Alberto Massino», señala Moreau.

En la nota, el dirigente detalla un extenso entramado que incluye a «un servicio extranjero», junto a «sectores que en su momento montaron un intento de golpe blando» contra la anterior administración, personajes de la inteligencia local y legisladores del actual partido gobernante; que impulsarían a Nisman a quitarse la vida; decisión que habría tomado ante «los aprietes (que) se le hicieron insoportables».

«Efectivamente, en esas horas de soledad y abandono, Nisman advirtió que estaba entre la espada y la pared y que si no iba al Congreso quedaba en un ridículo absoluto y que si iba se conocería lo mismo que se conoció después de su muerte: la existencia de cuentas secretas donde le depositaban fuertes sumas de dinero algunos de los servicios extranjeros y locales, como así también fondos provenientes de extraños financistas», se señala en un párrafo del escrito.

Moreau entiende que «los hechos hablan por sí solos y son más que contundentes. Nisman fue impulsado a presentar la denuncia (contra las autoridades nacionales por presunto encubrimiento del Estado Islámico de Iran) por quienes lo controlaban y le pagaban. En este caso, (el ex espía de la SIDE Antonio) Stiuso y el mencionado servicio extranjero».

Nisman «se apresuró y esa fue su primera equivocación fatal. Los que habían alimentado su paranoia y exhibicionismo le hicieron creer que, el día que presentara la denuncia contra la Presidenta de la Nación, automáticamente se iba a transformar en un héroe nacional y que un portaaviones norteamericano llegaría a la Argentina para llevar presa a la Presidenta y que él sería recibido en un desfile triunfal por la Quinta Avenida de Nueva York», ironizó.

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