carrusel

Yo no sé, no. Pedro comentaba que, si bien no se acuerda mucho, posiblemente él habrá girado como todos los pibes hasta marearse, mientras veía a los pibes de la cuadra jugar así hasta quedar medio borrachitos. En ese sentido, el otro día escuchaba a un médico que decía que la primera adicción que tiene el ser humano desde pequeño, es la de marearse o llegar a un estado de mareo con ese juego.

También se acuerda Pedro del girar de la calesita que estaba en el Parque Independencia. Él vivía cerca de ahí. Y la de la otra, en el sur de la ciudad, la que traía el parquecito Polo. Era tan pobre que ni motor tenía. Contrataban a dos muchachos para empujarla manualmente. Ahí nomás pegadito a donde se instalaba el parquecito, estaba la cancha donde empezaron a dominarla, a pisarla, y girar sobre ella: la de cuero. También ahí recuerda el girar de los trompos, de la chanchita, y de los trompos más grande que le decían camotes. De las clases de música y de bailes de girar en la zamba, se acuerda.

Al tiempo, rememora el giro en la política a principios de los 70. Pedro dice que giraban tanto que creaban energía, como cuando uno quiere crear energía con movimiento. Eso fue en los primeros años de los 70. Giraban tanto que había una energía capaz de hacerte soñar con las mejores utopías de la época.

Cuando vino lo que vino y se dejó de girar, todavía se acuerda de cómo giraba Travolta en Fiebre de Sábado por la Noche. Pensar, dice Pedro, que una vez nos pusimos a discutir antes de conocer la película, porque cuando vimos ese titular nos acordabamos de cómo te hacía girar la Coca, pero la Coca Sarli. Te daba vuelta la cabeza, y más en esa película Fiebre. Todos los sábados y todas las noches te hacían pensar en ella.

Y en la canchita aparecieron, más bien en las dos canchitas, en los días que no había partido, dos muchachos que trabajaban de cuidadores y hacían girar los caballos como para mantenerlos en estado. Algunos decían que no iban a salir más con dominio de pelota. Estos caballos van a hacer que los pibes más chicos salgan troncos.

Cuando terminó la noche de la dictadura, y apenas comenzamos a recuperar aunque sea algunas cuestiones nuestras, Pedro se acuerda de lo mejor de Fito, Giros. Ahora que todos hablan que el mundo está girando hacia la derecha, Pedro dice que «si bien ideológicamente gira a la derecha, a la derecha giran las agujas del reloj cuando avanzan, y la derecha política no avanza, sino que atrasa».

El otro día, cuando veía algunos atletas olímpicos girar su cuerpo –algo que era aplaudible–, Pedro también ponía su reparo a la competencia de alto rendimiento, porque cuando veía a las mujeres, que no tienen pechuga, se acuerda del pollo al spiedo, que ahora cada vez nos parece más prohibitivo, aparte de haber pasado de moda.

Y con este calorcito, piensa, que también va a ser prohibitivo cuando tengamos que prender el ventilador; y entonces repara en los giros del ventilador.

“Para mi –seguía sosteniendo Pedro–, habría que incluir como disciplina olímpica el trompo y aparte a la pirinola, que gira por un tiempo largo”. Y continuaba con la idea: “Y ya metaforizando, sacarle esa parte que dice «todos ponen», y ponerle dos caras que caiga casi siempre «todos participan», y todos van a tener lo suficiente como para arrancar parejo. La única forma de que el mundo siga girando hacia un futuro mejor”.

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