El éxito empresarial del macrismo y asociados es directamente proporcional a los errores políticos de largo alcance. Las divergencias entre unidades de negocios explican la salida de Prat Gay. Las técnicas para vencer a la competencia, el crecimiento de CFK.
Mauricio Macri llegó al gobierno con la idea fija de administrar el Estado como si fuera un conglomerado de empresas integrado verticalmente, como el grupo al que está acostumbrado dirigir. Sólo la obcecación del lobby que lo ayudó a vencer electoralmente –que abarca a banqueros, empresarios, medios, analistas políticos y economistas– por creer que se trata de un exponente de la “nueva política”, permite enmascarar que se trata de un clásico de la derecha más vetusta, inculta pero entrenada para ganar fortunas a costas, principalmente, del Estado. La derecha lo hizo siempre así, de uno u otro lado del mostrador.
Quienes sí saben desde el primer momento qué sabe Macri y qué no, son la embajada norteamericana y sus satélites geopolíticos, que sólo esperan beneficiar a las empresas que están en sus órbitas, y favorecer la estrategia del Departamento de Estado, la CIA, el Pentágono, o quien prevalezca, según quién se sienta en el Salón Oval de la Casa Blanca.
Unidades de negocios
La repartija de ministerios a los CEOs se llevó adelante en términos de unidades de negocios, divisiones o departamentos ejecutivos, como en cualquier conglomerado económico empresarial, más allá de las denominaciones que la modernidad les otorgue a esos espacios donde se construyen ganancias.
Así, un representante de la Banca Morgan, como Alfonso Prat Gay, se quedó con el Ministerio de Economía y Hacienda, hoy subdividido en Finanzas y hacienda, a partir de la eyección del endeudador más grande desde las épocas de Joe Martínez de Hoz y Domingo Cavallo.
Entre las frases “ya se hizo el trabajo sucio” y “misión cumplida”, no existe lugar para el fracaso, como proponen algunos gurúes de derecha y crápulas del peronismo de la Tendencia Involucionaria, como Sergio Massa, quien habla de los “errores” y las “fallas” del modelo económico macrista, como dando por cierto las buenas intenciones originales, devenidas en yerro por incapacidad. Es esa concepción, más allá de todo discurso, lo que emparenta al Frente Renovador con Cambiemos: para ambos, hay que hacer lo mismo; pero para el primero, el segundo se equivoca en los métodos y medidas, nada más.
El feroz y letal endeudamiento récord de más de 50 mil millones de dólares en menos de un año, acompañado de una criminal política de endeudamiento a cortísimo plazo a partir de la martingala de las Letras del Banco Central (Lebac), cuya tasa de interés es sideral para evitar saltos al dólar y cierta estabilidad financiera, forman parte del ABC neoliberal, y fue cumplido con éxito. En un año más, la deuda global con la banca externa será de más de 100 mil millones de dólares, pero dicen algunos especialistas, como Arnaldo Bocco, que la burbuja de las Lebac acaso estalle antes de que se consoliden los agujeros por el pago de los intereses de la deuda externa.
Cada unidad de negocios funcionó con la precisión de un reloj suizo. En Energía, se desarticuló la inversión de YPF en exploración y explotación, se bajó a niveles mínimos la producción de petróleo convencional y shale oil, y se reconvirtieron las ecuaciones de provisión de gas, aumentando en forma sideral los costos al abandonar a Bolivia como proveedor, y reemplazarlo por la importación de gas provisto por Shell vía Chile, para citar algunos ejemplos.
Juan José Aranguren, ex CEO de Shell Argentina, no se equivocó al diseñar los nuevos esquemas tarifarios, como pregonaba el opoficialismo, que sobreactuaba su ingenuidad con poco decoro y escasos argumentos.
En Transporte, el ex CEO de Volkswagen Argentina, Guillermo Dietrich, desmanteló el plan ferroviario que el kirchnerismo, acaso en forma tardía, había planificado con esmero y eficiencia. El plan macrista es autopistas recargadas de camiones tolva transportando la cosecha del conglomerado agroexportador. La obra pública que se deriva de ese esquema, es papita pa’l loro, en jerga bien ítalo-criolla, que además queda en familia, vía las mega licitaciones que acapara Ángelo Calcaterra, primo hermano del Presidente, y testaferro según quienes conocen bien el entramado familiar de Socma.
En esa misma cartera, el vaciamiento interno de Aerolíneas Argentinas y la rebatiña de rutas de cabotaje e internacionales por medio del modelo de “cielos abiertos” fue tan descaradamente rapiñero que la ex CEO de General Motors, Isela Constantini, se fue antes aún que Prat Gay, dicen que por no estar de acuerdo con el salvaje plan que prevé el copamiento de los itinerarios que explotaban Aerolíneas y Austral por parte de líneas aéreas extranjeras que ya obtuvieron el visto bueno del macrismo.
La consigna es el saqueo de toda riqueza que pueda ser regulada o producida por el Estado, la desregulación de aquellos sectores con los que existe un compromiso desde siempre, sean el de la banca local y extranjera, el conglomerado industrial alimentado por la teta estatal, que desprecia el mercado interno porque no le otorga renta extraordinaria, el oligárquico complejo agroexportador y el sistema oligopólico de medios, al que como innovación, el macrismo incorporó, aunque todavía no en términos ejecutivos, a grupos multinacionales como Turner, Slim y otros por el estilo.
Ese modelo de pillaje viene teniendo un éxito tras otro. Y esos logros provienen del dispositivo de complicidades que se apoyan en el sistema judicial corrupto desde el hueso, los medios hegemónicos que ofician de blindaje informativo a todos los delitos macroeconómicos que se cometen a diario para cumplir los programas de desfalco de la renta nacional, y un sistema de fuerzas parlamentarias absolutamente sensibles al pago de favores o a los carpetazos judiciales, que están a la orden del día.
Este último armado le permitió a Cambiemos, en minoría en ambas cámaras del Congreso Nacional, aprobar las leyes que sirvieron de soporte legislativo a la rapiña imperante. Massa, Diego Bossio, Miguel Picchetto, Juan Abal Medina, y otros próceres que en algunos o en todos los casos formaron parte de los gobiernos kirchneristas, levantaron sus manos para que se pudiera consolidar un perverso proyecto que afecta y afectará a millones de argentinos, incluso a muchos que votaron la fórmula Macri-Gabriela Michetti.
Muchos pretenden que eso constituye un éxito político, pero desafinan a la hora de interpretar la más básica de las partituras: no pueden asegurar la sustentabilidad en el tempo de ese rompecabezas diseñado para llevar adelante el desfalco. Es como que el plan para robar el banco alcanza hasta el llenado de las bolsas, pero nadie reparó en un plan de escape.
El bumerán bonaerense
El vergonzoso procesamiento a Cristina Fernández de Kirchner por “asociación ilícita” y “administración fraudulenta”, que fue acompañado de un embargo por 10 mil millones de pesos en la causa armada para probar presuntos desvíos de obras públicas viales al grupo Austral Construcciones de Lázaro Báez, entre otros, surgió a 24 horas de conocerse un relevamiento realizado por la consultora Ricardo Rouvier & Asociados.
En la encuesta, que se desarrolló en el mes de diciembre en la provincia de Buenos Aires, la intención de voto total al Frente para la Victoria alcanza el 31,3 por ciento, cuatro puntos por encima de Cambiemos y a más de 20 de distancia del Frente Renovador de Massa.
Pero lo que más desesperó a los popes del macrismo, no sólo bonaerense, es que en la franja de jóvenes de hasta 25 años, el Frente para la Victoria le saca a Cambiemos nada menos que ¡¡¡17 puntos porcentuales!!! Los massistas deben estar pensando qué hicieron tan mal, porque en ese segmento, el peronismo kirchnerista les saca una ventaja del orden de los 30 puntos. la juventud renovadora cotiza tanto como la del MID, cuyos restos fósiles son objeto de estudio de los mejores arqueólogos políticos de la Argentina.
La alianza gobernante –que siempre debe recordarse, está integrada por el PRO macrista, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica de Elisa Carrió–, no conforme en su afán persecutorio y proscriptivo con la obediente sinrazón del juez Julián Ercolini, exigió al Partido Judicial instalado en Comodoro Py otra ofrenda, y fue entonces que la Cámara de Casación Penal se expidió, y pidió la reapertura de la causa que contiene la ridícula denuncia del fallecido ex fiscal Natalio Alberto Nisman contra la ex Presidenta.
La acumulación de procesos, embestidas judiciales, arrebatos proscriptivos y otras delicadezas propias de un mamut en un taller de relojería, parecen indicar que el nerviosismo político del macrismo y asociados está en un punto más alto que las temperaturas estivales.
Y frente a tanta irritabilidad neoliberal, CFK ensayó nuevamente respuestas desde la ironía. Desde su cuenta de Facebook, publicó: “Lo único que les falta es acusarme de la muerte de Kennedy…”. Algún asesor debería indicarle a la ex mandataria que no les proporcione ideas.