Benjen Stark (GOT. Serie que Cristina nos recomendara a través de Twitter. 2014. A Tyrion Lannister.): Mi hermano Ned me dijo una vez que nada de lo que se diga antes de la palabra PERO cuenta realmente.
Cristina (Acto en Ferro. 2019. Organizado por Clacso.): “En nuestro espacio hay pañuelos verdes PERO también hay pañuelos celestes”.
El lunes pasado Ferro nos recordó a lxs militantes los mejores actos del kirchnerismo. Hasta la vimos a la Jefa con ganas de ponerse de nuevo a bailar para la tribuna cuando terminó de hablar. Costó salir de la emoción para marcar nuestra crítica. La memoria de otro presidente compañero empujó la lengua.
Néstor (Acto en Ferro también. 2010. Organizado por el Movimiento Evita.): “Nosotros debemos ser cuadros y militantes con coraje y tenemos que decir lo que pensamos aunque a algunos no les guste”.
Y efectivamente, no gustó. Rápidamente circuló un meme protagonizado por Homero donde se nos enseñaba sobre la utilidad de los votos de pañuelos celestes para cambiar la composición del Senado y así lograr la aprobación de la ILE. Meme hiper pedagógico para tontxs. Señalaré lo obvio: Eso es lo que se hace siempre con las mujeres –adentro o afuera de las organizaciones libres del pueblo– cuando iniciamos una discusión de tema propio: postergar lo nuestro para un futuro ideal en el que las demandas de los feminismos se vean resueltas de manera “natural” en el marco de otra agenda seguro más importante y urgente. “Típico de machirulo”, diría Cristina también por twitter, luego de que Macri la tratara ya no de tonta sino de loca. Loca y tonta, significantes hermanos en las zonceras del machismo.
Los pañuelos celestes NO son otro color de la militancia de las mujeres. No representan ninguna diversidad, sino un extremismo antiderechos que intentó frenar abortos legales y cuya principal bandera hoy día es prohibir la ESI en las escuelas. Detrás del símbolo del pañuelo celeste están las autodenominadas organizaciones pro vida que sostienen una militancia acérrima contra todo lo que ellxs llaman “ideología de género”. El gobierno kirchnerista legitimó la perspectiva de género a través de la propia ESI, el matrimonio igualitario y las leyes de trata de personas, violencia contra las mujeres y de identidad de género. Puede ser que el feminismo esté en tensión aún dentro del campo popular pero no podemos decir lo mismo de la perspectiva de género.
A modo de ejemplo, ¿sería pertinente en aras de la unidad invocar a las asociaciones que se agrupan tras la consigna “memoria completa”? A nadie se le ocurriría convocar diciendo que en nuestro espacio hay pañuelos blancos pero también gente que considera que “algo habrán hecho”. Sin embargo, sí hay gente que piensa eso y vota a Cristina. La diferencia está en que no se busca reafirmarle lo nefasto para que sostenga el voto. Meter todos los pañuelos en la misma bolsa ¡y a callar!, como han expresado muchxs compañerxs, lo que busca es aleccionar a las feministas reduciéndonos a pañuelos. Cuántos compañeros dirigentes se vienen mordiendo los codos por la capacidad de movilización del feminismo y ahora se cuelgan de las tetas de Cristina por un dicho para subsumirnos a contradicción secundaria. Las mujeres somos personas, no pañuelos de colores. A esas personas que se atan el pañuelo celeste, se las podría persuadir con otras consignas, sabiéndolas sujetxs y no individuxs. Serán trabajadoras o no, estarán explotadas por sus maridos en el trabajo doméstico o no, serán o no víctimas de violencia de género, o tendrán múltiples intereses vitales con los cuales empatizar que no tengan que ver con su desgraciada y violenta militancia por la clandestinidad del aborto. Es urgente definir otros criterios para convocarlxs porque por más que ahora se mencione el color de su pañuelos, la conductora de nuestro espacio votó a favor de la legalización y dejó en claro la definición de feminista para el campo popular. Al pañuelo celeste lo arengó Cecilia Pando y si bien no todxs lxs pro vida son como Pando ¿es pertinente apelar a ese símbolo cuando Cristina es Kirchner y a ese sector, como algún día dijo Videla, “lo peor para nosotros vino con los Kirchner”?
Somos el lado creativo, sensible y empático de ninguna grieta sino del Pueblo, tenemos que poder apelar a otras esferas de las subjetividades para que nos voten quienes no piensan como nosotrxs.
Nos toca a las compañeras feministas habitar la contradicción (de la emoción festiva por el acto y el deber de señalar lo impropio) y actuar en consecuencia para que la conducción se haga eco de nuestro planteo. Nadie está pidiendo que Cristina se ate el pañuelo verde ni que se ponga a militar la ILE durante la campaña del 2019. Tampoco hubiera pasado nada si no hacía ninguna referencia a los feminismos en Ferro. Hubo otras omisiones y entendemos el momento estratégico de no universalizar todos los temas. Pero de la omisión a la mención al pañuelo celeste hay una distancia insoslayable. “La lealtad al campo popular no se mide por la obediencia sino por la eficiencia que colectivamente alcancemos a lograr”, definió Nacho Levy minutos antes de que hable Cristina. Que así sea.
(*) Actriz, directora de teatro, y feminista.