Leonel Gabrielli practicó artes marciales desde chico, pero empezó a modelar su musculatura de grande. A los 40 comenzó a competir en certámenes de culturismo y el año pasado se coronó campeón nacional.
Según Wikipedia, el culturismo o fisicoculturismo es una actividad que se suele realizar en gimnasios, y cuyo fin suele ser la obtención de una musculatura fuerte y definida, así como mantener la mayor definición y simetría posible de la misma. Esa página, que parece haberse convertido en fuente de consulta elemental, asegura que Arnold Schwarzenegger es el máximo exponente de esa disciplina que pelea por ser reconocida como deporte olímpico y que en Rosario tiene a varios fanáticos y referentes. Leonel Gabrielli es uno de ellos. “Arranqué muy chico con las artes marciales”, rememora, y continúa: “En el medio me recibí de Instructor en musculación, cuando hice el curso de personal trainer, que en una época se hacían juntos, y empecé a entrenar gente para que compita en culturismo. Así empezó todo”.
Tu cuerpo lo sabe
Tras confesar que a raíz de un problema epiléptico, los médicos le recomendaron a sus padres que lo llevaran a practicar deportes, Leonel repasa: “Probé con el fútbol, pero tenía los dos pies izquierdos (risas); con el básquet, que rápidamente me di cuenta que no era lo mío; probé con el tenis, pero no veía la pelotita porque tengo astigmatismo, y finalmente me llevaron a hacer judo, porque en el club Libertad, donde yo practicaba todos estos deportes, había judo y me interesó desde lo visual. Tenía 9 años”.
“Con el tiempo me apasioné y recorrí también todo el espectro de las artes marciales”, cuenta Gabrielli, y enumera orgulloso: “Soy tercer dan de karate-do, soy cuarto dan de kick boxing, y también tengo entrenamiento en kung-fu, taekwondo, 6 años de aikido y 6 de boxeo. Y fútbol sólo con mis amigos, que me mandan al arco porque soy de madera pero tengo buenos reflejos”.
“Cuando me alejé del sistema competitivo de las artes marciales y los deportes de contacto, empecé a engordar mucho. Había subido mucho de peso y llegué a pesar 123 kilos, motivo por el cual entré en una depresión enorme, que requirió un tratamiento psicológico incluso”, admite Leonel”, y prosigue: “El psicólogo me recomendó que retomara aquello que me gustaba y volví al gimnasio. Ahí un alumno me dijo que debía competir, pero yo ya tenía 38 años y creí que no me daba. Lo intenté y justo el día en que cumplí 40 años competí por primera vez en un torneo de fisicoculturismo. Fue en 2013, en un torneo llamado Procolors, que se hizo acá en Rosario, fue la primera edición. Después, como todo deporte que uno abraza, se empezó a convertir en una adicción, y desde ahí no paré en competir”.
Hablando de competir, en los últimos años Gabrielli se erigió en un referente del culturismo local y cosechó una buena cantidad de trofeos. “En el Nacional y el torneo de FAM (Federación Argentina de Musculación), que es la más grande y la que tiene reconocimiento internacional, el año pasado tuve la suerte de ganar la categoría Máster clásico (más de 45 años), y en la categoría unificada, en la que había 18 atletas de todas las edades, salí tercero”, recuerda con emoción el rosarino, y añade: “En 2017 ya me había ido muy bien, pero había competido más liviano, ya que en aquella oportunidad fue hasta 85 kilos, y ahora fue hasta 90”.
La organización vence al tiempo
Leonel no sólo se dedica a competir de certámenes de culturismo, sino que desde hace un tiempo se hace cargo del armado de torneos en la ciudad. “Junto con Waldemar Vidal y Flavio Aragones, dos atletas amigos que son dueños de gimnasios y entrenadores, empezamos a organizar dos torneos al año: en mayo, la Copa de la Patria; y los primeros días de diciembre, la Copa Ciudad de Rosario, en los que se junta mucha cantidad de atletas”, señala Gabrielli, y agrega: “A nivel nacional, durante el año hay varios torneos de cabotaje y en agosto se hace el Argentino, que es uno de los dos grandes torneos que FAM tiene al año y que es preselectivo para el Sudamericano. Y el otro torneo de importancia es el Nacional, que se hace en diciembre para cerrar el calendario deportivo”.
Al ser consultado respecto del entrenamiento de esta disciplina que abrazó hace tiempo, el profe que tiene a cargo el gimnasio del campo de deportes de la Asociación Empleados de Comercio (AEC), explica: “El entrenamiento culturista es exigente desde todos los puntos. El culturista, desde que se levanta tiene una dieta específica, con un desayuno que es lo que va a balancear la alimentación de todo el día. Después tiene un entrenamiento según el momento: si estás en la etapa de volúmen de peso, es un entrenamiento super exigido, de cargas, llevando el cuerpo al fallo muscular profundo, entrenando como bestia, como se dice habitualmente. Si estás en la etapa de definición, el entrenamiento tiene por objetivo definir al cuerpo, por lo cual va a tener mucha cantidad de repeticiones, bajando ostensiblemente los pesos para no lastimar el cuerpo”.
La dieta no es un tema menor en la vida de los atletas que se dedican a modelar sus musculaturas casi al extremo. “Tanto en la etapa de definición, como en la de suba de peso, el culturista come entre 8 y 10 veces por día. Se levanta a las 7 de la mañana, come cada dos horas, y se tiene que acostar sí o sí a las 12 de la noche”, educa Leonel, y se explaya: “Si por la noche se levanta para ir al baño, tiene que comer algo”.
Y a la hora de desmitificar cuestiones que intentan ensuciar el deporte que ama, Gabrielli se pone serio y fundamenta: “Hay un poco de verdad y mentira cuando se dice que los culturistas se arruinan el cuerpo o abusan de esteroides o suplementos. Toda radica en el uso, y no en el abuso. Hay que salir de la hipocresía de quienes estigmatizan al fisicoculturismo porque se usa la suplementación química. Todos los deportistas de élite suplementan, con la diferencia que muchos trabajan con limpiadores. Hay que saber usar la suplementación en favor del deporte y no en detrimento. Igualmente hoy se está volviendo a la vieja escuela del culturismo, porque buscar tanto el físico en su máximo exponencial ha llevado a grandes culturistas de nivel profesional a la muerte. Cualquier deporte es saludable si no existe una super exigencia del mismo, porque han muerto deportistas en todos los deportes”.
Antes de despedirse, Gabrielli pide destacar a algunos de sus alumnos “que andan muy bien”, como León Hernández El Matagigantes, Bruno Correa y Walter Cabrera. Por último, Leonel señala que el gimnasio del campo de deportes de la AEC, abre de martes (de 9 a 20.30) a sábados (de 9 a 13), y aclara que es sólo para afiliados del sindicato. Y que si hay algún interesado en asistir a sus clases de sistema de combate mixto, defensa personal real basada en conceptos de combate, lo puede hacer los martes y jueves, de 20 a 22, en la sede del gremio mercantil, ubicada en Corrientes 450 (5º piso).