Trabajadoras de la tradicional alimenticia Suschen, ubicada en La Matanza, productora de las famosas golosinas, mantienen bajo su control la fábrica luego del cierre que las dejó en la calle y sin indemnizaciones.
De las 101 trabajadores, 90 son mujeres sostenes de hogar, cuyo ingreso es principal sustento de sus familias. Para obtener alguna respuesta, custodian las máquinas para impedir que se las lleven.
“La fábrica está tomada. Buscamos ahora ayuda de alguien que nos de ayuda para poder seguir produciendo y seguir adelante, como cooperativa o con algún empresario que se quiera hacer cargo. No nos vamos a ir hasta tener una solución”, explicó Silvia Ayala en diálogo con Primer Plano Online, portal de noticias del conurbano bonaerense.
Ayala también contó que en las últimas semanas tuvieron tres audiencias en la Secretaría de Trabajo de la Nación. En la última, que tuvo lugar el jueves pasado, representantes del gobierno exigieron que fuera el dueño de la empresa Roberto Duhalde, quien finalmente no apareció. Debido a esto, se manifestaron frente a su casa ubicada en Adrogué.
La alimenticia Suschen SA se sumó la semana pasada a la ola de empresas dedicadas a la producción que decidieron bajar su persiana y despedir a todo su personal por la crisis de consumo que parece no encontrar un piso en el país.
La planta, ubicada en Rafael Castillo, en el partido de La Matanza, estuvo abierta sin interrupciones desde 1976 hasta que el jueves 11 de julio pasado cuando se le avisó al personal que sería el último día de trabajo.
“Nos dijeron hasta acá llegamos y nos anunciaron el cierre de la fábrica Suschen, que produce las mielcitas y otras golosinas. Quedan 105 familias en la calle. No pagan ni las indemnizaciones”, advirtió José Luis Ledesma, delegado de la fábrica, en declaraciones a Radio 10. La fábrica produce, además de las históricas mielcitas, los tradicionales Naranjú, tapas de alfajores, alfajores terminados, obleas, bizcochitos y otras golosinas.
Según publicó Primer Plano Online, la firma Suchen comenzó con sus problemas a finales de 2018, cuando allá por noviembre cambió su razón social y pasó a llamarse Ateparece. El motivo de la modificación fue la cantidad de deuda que la firma acumuló con la AFIP en lo que refiere a cargas sociales, y demás.
Sin embargo, con la flamante denominación, los dueños también impulsaron una política diferente, como “de vaciamiento” según lo que interpretaron fuentes gremiales consultadas, dejaron de comprar materia prima y cortaron la producción de girasol, de mielcitas y lo último fue el alfajor Suchen, en sus versiones triple y simple.
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