Cuatro jugadoras rosarinas, que se iniciaron en Social Lux y hoy militan en Racing, están haciendo un curso de entrenadoras con César Luis Menotti, para adquirir conceptos y para que el día de mañana los equipos de mujeres sean dirigidos por mujeres.
A Eugenia Nardone, Luciana Bacci, Aldana Narváez y Estefanía Piazza las une el amor por el fútbol, por Social Lux, y ahora también por Racing. Todas comparten sus inicios en el deporte de la redonda en “socialito”, como ellas llaman cariñosamente al club que les abrió las puertas en la ciudad, después de un largo trajinar en el que sólo cosechaban negativas al fútbol jugado por mujeres. La mayoría de ellas tuvo un paso previo por la UAI Urquiza antes de arribar a la Academia de Avellaneda, donde hoy todas defienden los mismos colores.
Felices las cuatro
Estefanía es la de mayor experiencia con la celeste y blanca de Avellaneda, y para contar su llegada a la entidad utiliza la famosa frase de un hombre de la casa: “Fue todo paso a paso”, dice la mediocampista zurda, citando al gran Mostaza Merlo, y admite: “Salí de la ciudad un poco enojada, porque de chica habíamos presentado proyectos en clubes muy reconocidos de Rosario, y nos dieron la espalda, Me quedó esa sensación de tristeza, de bronca de no poder cumplir el sueño de jugar a la pelota en mi propia ciudad, siendo tan futbolera como lo es”. Por eso destaca que, tras sus pasos por la UAI y por Platense, en Racing “encontré ese espacio que no había encontrado en otros clubes donde no me sentí tratada como una futbolista”.
La historia del paso a Buenos Aires de Eugenia se remonta a 2018, cuando dio el salto de Social Lux al equipo de Villa Lynch en el que Macarena Sánchez –con una denuncia– emprendió la lucha por la profesionalización del fútbol femenino. “Tras un año y medio de no jugar mucho, pese a estar en el mejor equipo de la Argentina, yo quería más rodaje. Ya había hablado con el Tano (Antonio Spinelli, DT de Racing) y el deseo era mutuo, así que apenas se abrió el libro de pases, la negociación se dio rápidamente”, cuenta la zaguera, que tuvo pasos como volante y lateral por izquierda.
Luciana se sumó a las filas académicas –también tras un paso por El Furgón– en julio del año pasado. “El Tano me conocía desde la UAI, donde jugaba desde 2016 y tenía referencias de mi paso previo por Social Lux , así que me llamó para probarme y por suerte pude cerrar con la dirigencia y firmar mi contrato semiprofesional”, repasa la carrilera por ambas bandas e hija de Fernando Bacci, con pasado en Newell’s como jugador y médico. Y agrega: “Sentía que estaba muy concentrada la visibilidad que tiene el fútbol femenino en Buenos Aires, y la invisibilización en el resto de las provincias. Me parecía que ir era una buena posibilidad para jugar con o contra jugadoras de selección, y también para empezar a cobrar por jugar y no pagar para jugar, como ocurre en el resto del país. Allá está más estructurado, algunas tienen viáticos, otras tenemos contrato”.
La última en sumarse fue Aldana, aunque la pandemia le impidió aún defender los colores racinguistas. “Tuve un paso por la Selección (mientras vestía la verde de mercadito), ahí el Tano tuvo indicios sobre mí, también por recomendaciones del club, y estuvo en contacto conmigo todo el año pasado. La idea era incorporarme en marzo, cuando abriera el mercado de pases, y justo se vino la pandemia. Pero como se abrió el libro de pases, tuve la posibilidad de firmar mi primer contrato con Racing”, relata la defensora central, que define su situación como “una de cal y una de arena”, aunque sostiene: “Creo que las cosas buenas en algún momento llegan. Me hubiese gustado que no llegue así, pero lo bueno es que acá en Rosario tenemos la oportunidad de salir a entrenar, de poder estar al aire libre y eso tiene un poquito más de motivación para cuando toque volver a jugar”.
Las técnicas dentro de la cancha
Una iniciativa del área del club que coordina el fútbol femenino, encabezada por Julián Scher, becó a sus jugadoras para que realicen el curso de entrenadoras en la Escuela de César Luis Menotti. Si bien todas están en actividad, la idea es extender el cupo femenino de directores técnicos. De las cuatro, la Pepi –como le dicen a Estefanía Piazza– es una de las que ejerce, ya que además de los cortos también se calza el buzo y el silbato para dirigir a las categorías sub 14 y sub 16 del club. “Racing se perfila claramente como un club formador en fútbol femenino. Hay mucho por hacer y eso abre muchas posibilidades”, señaló la referente del equipo de Spinelli.
Nardone, por su parte, destaca que en el curso de DT, “vemos conceptos que después aplico dentro de la cancha”, y agrega: “Lo hago para tener el título y el día de mañana tener una salida laboral y seguir ligada al fútbol femenino”. A Eugenia se la observa analizando un partido de la Primera (de varones), con Sebastián Beccacece presente. “Tuve la suerte de participar de un curso de video análisis que dictó el club y que en la clase final, a modo de despedida, trajeron a Beccacece y al Tano, y a un pibe de reserva (Evelio Cardozo), y fue muy enriquecedor, un ida y vuelta hermoso e inolvidable”.
Otra que dirige es Narvaez, a nenas de 5 hasta 14 años en Social Lux. De todas maneras, remarca que a las clases del entrenador campeón del mundo, “me las tomo como jugadora, para que me sirva dentro de la cancha y no como DT, porque hoy en día soy jugadora”. Y sigue: “Me gustaría tener los conocimientos bien inculcados en la cabeza para después llevarlos a la práctica mucho más fácil. Y el día de mañana, cuando me toque dejar de jugar a la pelota, me gustaría poder seguir dentro de una cancha aunque desde otro lado”.
Bacci da detalles del cursado: “Son clases semi presenciales, las materias están divididas en etapas, vas viendo videos con Menotti, que explica ciertos conceptos, y mechando y complementando con material de estudio”. Y también da su parecer: “A mí me parece fundamental que empecemos a ocupar esos espacios y a adquirir conocimientos, porque el día de mañana tendríamos que empezar a dirigir nosotras los equipos de fútbol femenino (y por qué no también masculinos), y no como es ahora que la inmensa mayoría son hombres. Además, esto ayuda a las futbolistas a entender el juego, a saber el por qué de ciertos movimientos, y te da un mayor nivel”.
Fuente: El Eslabón
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