Luego de una floja primera parte, el Canaya reaccionó a tiempo y lo dio vuelta ante un diezmado Taladro (por casos de Covid) que lo ganaba con gol del juvenil Eseiza. Pero Ruben, Gamba y Laso pusieron el 3 a 1 final.
En la tarde rosarina, hubo poco fútbol en el Gigante de Arroyito, en el duelo correspondiente a la 9ª fecha de la Copa de la Liga Profesional. Tan así que todos los goles llegaron por la vía aérea, con centros al área o en jugadas de pelota parada, ya que por abajo ambos tuvieron dificultades.
Central jugó en el primero uno de los peores tiempos en el torneo, agravado por la formación entre profesionales y amateurs que presentó Banfield producto de los innumerables casos de Covid-19 que afectaron a gran parte del plantel, entre ellos, mayoría de titulares.
Y así, con equipo diezmado jugó el Taladro ante Estudiantes y rescató un empate. Y con eso también le alcanzaba para ganarle al Canaya desde los 8’, cuando Julián Eseiza –en su segundo partido en primera– cabeceó de pique al piso y puso en ventaja a los suyos. La visita sacaba a relucir una de sus mejores armas: la pelota parada.
La ausencia de Emiliano Vecchio (por la roja que vio ante San Lorenzo en la fecha pasada) se notaba en la falta –y casi nula– generación de juego del dueño de casa. Llevar peligro al arco rival resultaba toda una odisea, y el centro a Marco Ruben parecía ser la única posibilidad.
El hoy capitán conectó de primera un centro proveniente del córner, pero encontró bien parado al arquero, en la primera aproximación auriazul. El conjunto del Sur del Gran Buenos Aires cedía la pelota y apostaba a la contra: así estuvo cerca con un remate demasiado abierto de Ramiro Enrique, hijo del Negro, campeón mundial en el 86. La jugada comenzó con una insólita perdida en la mitad de la cancha de un dormido Rafael Sangiovani, quien por su flojo desempeño no salió a jugar el segundo tiempo.
Pero lo que el equipo de Cristian González no podía encontrar por abajo, lo logró por arriba. Ya en tiempo de descuento, un centro de Luciano Ferreyra encontró la cabeza de Ruben a los 47’, que metió un frentazo tan fuerte que venció la mano de Gino Santilli, que alcanzó a desviar la pelota, pero no lo suficiente.
La actuación de Central rozaba el papelón en esa primera parte, ante un equipo que presentaba sólo 8 jugadores con contrato profesional. Pero con ese tanto del hoy capitán empezó a enderezar el rumbo. En el vestuario se quedaron Sangiovani y Joan Mazzaco, e ingresaron Diego Zabala y Lucas Gamba.
Y fue este último quien a los 5’ del complemento puso en ventaja a un Canaya que salió del entretiempo con otra decisión. Tras un largo saque de lateral al área, a Gamba le cayó de regalo una pelota casi sobre la línea, después de una desinteligencia de la defensa rival, y sólo tuvo que empujarla.
Después la tuvo Zabala, pero Santilli lo apuró a tiempo en el mano a mano a mano. El juvenil Eseiza quiso anotarse otro gol en el marcador cuando en su intento de mandar un centro al área, complicó a Jorge Broun, que tras una fuerte exigencia la sacó por encima del travesaño.
La victoria local se encaminó a los 25’, otra vez merced del juego aéreo. Joaquín Laso siguió más atento que todos la jugada en la que Nicolás Ferreyra cabeceó al palo, y con todo el arco a su disposición en el rebote, sólo la tocó hacia el fondo de la red.
Los del Kily no tuvieron su mejor tarde, pero sacaron provecho de las bajas del conjunto de Javier Sanguinetti, que aguantó muy bien la primera parte y supo jugar con la ventaja, hasta que se lo empataron y de ahí en más todo se le hizo cuesta arriba. A Central le sigue costando armar juego, tener lucidez en los metros finales, y con la falta de Vecchio eso queda más en evidencia. Pero tras una primera parte para el olvido, todo se acomodó en el complemento.
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