Con un equipo alternativo, Rosario Central no pudo ante el líder Independiente, por la fecha 6 del torneo local: perdió 2 a 1, en el Gigante, y quedó en el fondo de la tabla, con un sólo triunfo y el resto son caídas. Y si Platense gana este domingo (vs. Arsenal) quedará último junto con Vélez. En el partido, Silvio Romero hizo los goles del Rojo, Nacho Russo descontó.
Rosario Central apostó a los pibes ante el líder del campeonato, y lo pagó con derrota, en el Gigante de Arroyito. Con el partido revancha de la Copa Sudamericana (el martes ante Bragantino, en Brasil) y el clásico ante Newell’s (el próximo domingo, por la fecha 7) a la vuelta, el entrenador Cristian González tuvo que echar mano nuevamente a una formación alternativa para recibir, nada menos, que al puntero equipo de Julio César Falcioni.
El encuentro no tenía grandes emociones en ninguno de los arcos, hasta que el auriazul se durmió pidiendo una falta, y el Rojo le sacó el mayor provecho: el juvenil Alan Velazco se limpió a Jorge Braun con una gambeta en una baldosa, y le ofreció en bandeja el gol a Silvio Romero a los 25’.
Los pibes canayas tenían más voluntad que juego, y ante cada intento en campo rival, se topaban con el férreo sistema de contención que caracteriza a los equipos del Emperador. Para colmo, segundos antes de que Patricio Loustau se ponga el silbato en la boca para finalizar la primera etapa, Romero anotó un golazo, a los 47’, cuando se la picó a Fatura.
En el complemento, el Rojo –vestido íntegramente de blanco para la ocasión– pareció por demás satisfecho con la diferencia en el marcador, y se dedicó a esperar en el fondo, sector que tan bien le sienta cuando va ganando. Central, con la pelota y en más cerca de Sebastián Sosa, lucía impotente en cada ataque, por la falta de ideas claras en los metros finales.
Y cuando parecía que la visita tenía todo bajo control, perdió una pelota en el fondo que le cayó al ingresado Ignacio Russo, que no dudó cuando la tuvo en los pies: la trasladó unos metros y le prendió mecha desde lejos, para descontar a los 33’, con tiempo suficiente para mantener viva la esperanza de una remontada.
Pero a los de Arroyito les quedará el consuelo de haber dado batalla hasta el final, con una formación alternativa, porque la igualdad no llegó. Incluso, los de Avellaneda –en un tiro libre de Romero y en un remate al travesaño de Velasco– pudieron liquidarlo de contra. El Canaya modificó la imagen del primer tiempo, y nunca se dio por vencido pese a la adversidad del resultado. Ahora se le viene la Sudamericana, con otros nombres y con más obligaciones. Y recién después de ese duelo en Brasil, el clásico.
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