A 50 años del Mensaje Ambiental de Perón, el antropólogo Claudio Vizia publicó un libro que versa en torno al pensamiento del tres veces presidente argentino respecto de temas que cobran cada vez más actualidad.
Este año se cumplieron 50 años del Mensaje Ambiental de Juan Domingo Perón. A raíz de esta conmemoración, se realizó en nuestra provincia la Primera Jornada de Ambiente y Justicia Social, impulsada por el Instituto Juan Domingo Perón, órgano del Partido Justicialista santafesino. En el marco de esta actividad fue publicado un libro singular, el cual recorre el pensamiento del General en clave ambiental. Ese libro es Perón Verde y su autor es Claudio Vizia, antropólogo social, Magíster en Sistemas Ambientales Humanos e integrante del Instituto de Formación Política y Escuela de Gobierno Juan Domingo Perón.
—¿Qué aspectos del pensamiento de Perón considerás que pueden servir a la comprensión de los problemas ambientales en la actualidad?
—Fundamentalmente los textos que Perón escribió en su último período. Hay una primera aproximación en La Hora de los Pueblos, donde plantea la cuestión de la crisis alimentaria global que se avecinaba. También en Latinoamérica Ahora o Nunca, donde plantea la importancia de nuestros países como reservas estratégicas de recursos naturales. Ahí es donde empieza a plantear, desde una visión geopolítica situada, uno de los elementos centrales del problema ambiental: la provisión de alimentos. La exposición más completa y magistral la realiza en El Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo, difundido en Madrid el 4 de febrero de 1972 –se cumplieron hace poco 50 años– y donde plantea, con increíble actualidad, los problemas que ya se venían investigando y que un grupo de científicos y activistas ecologistas venían entreviendo. Este documento tiene la virtud de ser la primera obra íntegramente escrita por un estadista del Tercer Mundo. El problema ambiental va a ser un eje transversal de varias de sus obras de este período, teniendo un rol central en su última obra: El Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. Aquí, Perón plantea que por cada quintal de cereal que exportemos sin manufacturar, es un quintal de cereal menos que vamos a tener en el futuro para alimentar a nuestra población. O sea, nosotros tenemos que agregarle valor y acrecentar nuestro proceso de industrialización. Perón veía que en el futuro la importancia geopolítica de la escasez de los alimentos iba a adquirir una dimensión bélica, no sólo una dimensión de conflicto político. Paralelamente a eso, la disputa por el acceso a los recursos naturales, que en el año 68 ya lo planteaba. En 1972, el enfoque es mucho más global, más universal. Perón señala que ya la cuestión supera la contradicción Liberación/Dependencia para plantear una contradicción entre la forma de vida humana y su relación con la naturaleza, lo que es una amenaza para la supervivencia del ser humano. Los problemas que enumera y desarrolla son: la contaminación de los ríos, mares y de la biosfera; los efectos negativos del consumismo; la cuestión de la sobrepoblación, entre otras a las que recomienda que sean abordadas con urgencia, en forma global y más allá de las ideologías. Si bien plantea como problema la cuestión de la dependencia, ya que el mensaje ambiental finaliza con un párrafo dedicado especialmente a los países del tercer mundo, para él estos problemas deberían ser abordados con independencia de las ideologías. Perón dice: “No es un problema de la humanidad. Es el problema de la humanidad”, y recalco, lo planteó hace 50 años.
—Y haciendo un poco el camino inverso, ¿cómo se inscribe lo “ambiental” dentro de la doctrina justicialista y el pensamiento de Perón?
—Lo ambiental es un aspecto que ha ganado importancia de manera muy reciente. Pero para ubicarlo dentro de la doctrina, que es un esfuerzo que intenté hacer, se puede decir que desde los primeros documentos de planificación del Justicialismo, hablamos de los primeros planes quinquenales, los elementos centrales respondían a tres cuestiones: lo político, lo económico y lo social. Esto está claramente relacionado con las tres banderas: Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social. Todos los documentos trascendentes del justicialismo se vertebran de esta manera. Luego, también se agregan otras cuestiones, por ejemplo, lo cultural, lo científico tecnológico, lo institucional. Ahora bien, lo ambiental aparece recién en los últimos documentos relevantes de planificación del Justicialismo, inclusive en lo que es el testamento político de Perón que es el Modelo Argentino, donde lo ambiental es tan trascendente como lo económico, lo político y lo social. En consecuencia, para mí lo ambiental constituye el punto de vista esencial, característico y más novedoso de la última actualización doctrinaria de Perón.
—Volviendo a los debates contemporáneos, ¿cómo caracterizás los discursos y retóricas ambientales que circulan en la actualidad, en torno a determinados conflictos que se dan en diversas regiones?
—Lo primero que analizo es la gran ausencia de un pensamiento propio del justicialismo, siendo que es no sólo un error doctrinario sino también una injusticia histórica. Con este texto que yo mencioné, que fue enviado a la Cumbre de Estocolmo y no llegó porque fue filtrado por los servicios de la dictadura, aunque sí lo recibió Kurt Waldheim, ex secretario general de la ONU. Luego Perón cuando asume su gobierno no sólo incorpora lo ambiental en el Plan Trienal, sino que además funda la Secretaría de Ambiente Humano y Recursos Naturales, que quedó al mando de la Doctora en Química Yolanda Ortiz, discípula de Bernardo Houssay, premio Nobel de medicina. Por todos estos antecedentes es una injusticia histórica y política que el Justicialismo no tenga un discurso propio y de peso en la arena ambiental. Actualmente, esta arena ambiental se caracteriza por un discurso confrontativo que por ahí señala aspectos justos ya que todos coincidimos en el carácter crítico de la crisis ambiental, al menos los que estamos en el tema. Existe una militancia ambiental extrema donde la izquierda vio un filón, esa izquierda que nunca prestó atención a los problemas ambientales se sumó ahí por una cuestión más de oportunismo político que de convicción ideológica. Estos sectores ambientalistas extremos no plantean propuestas, sólo se oponen a todo proyecto de desarrollo económico, ya que no tienen la responsabilidad ni de gobernar, ni de generar empleo –porque, como decía el General: “Gobernar es dar trabajo”–, ni de captar divisas para proveer a nuestra industria que tiene que crecer y comprar insumos, a la vez de estabilizar la economía. Como no tienen responsabilidades de gobierno, se oponen a todo. Por otro lado, está el polo desarrollista –negacionista de los problemas ambientales– que impulsa todos los proyectos de desarrollo y que está por un crecimiento económico indefinido cuando todos sabemos que la biósfera no solamente es limitada, sino que cada vez está en condiciones más críticas. O sea, si el aumento de la temperatura continúa hasta aumentar 1,5 grados de calor se calcula que hay ciudades costeras que van a desaparecer. Además, está el tema de la aridez de los territorios que va a afectar a la producción de alimentos y esto ya se está verificando. Y, como siempre, la distribución es desigual, porque responde a la desigualdad en el capitalismo, los más afectados serán los pobres porque viven en las regiones más frágiles, que son las zonas de las que vienen los desplazados ambientales. Para el desarrollismo esto no está en la ecuación. Por toda esta lectura sobre los dos sectores que intervienen visiblemente en la arena ambiental, me parece muy importante que vayamos construyendo, entre quienes estamos interesados y desarrollamos conocimiento, una Tercera Posición Ambiental Justicialista. Creo que esto es una necesidad. Esto es así porque para mí en lo personal Desarrollo no se opone a Ambiente, desarrollo se opone a Dependencia. Tal vez a muchos les parezca que estos son términos setentistas, pero creo que su actualidad se expresa en la necesidad de alcanzar un auténtico Desarrollo Ambiental.
*Docente de Historia, tallerista ambiental e investigador del Observatorio de Educación y Ambiente, de la UNR.
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