Pasó el 36° Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries, en el que fui tomando algunas notas de lo que escuchaba, de lo que me resonaba y me dejó pensando…
Las putas, en su mesa de diálogo, me dieron una clase de feminismo, tirando por la borda la idea de sororidad para reivindicar la solidaridad de clase y de feminismo. Nos mandaron al territorio, a la calle. Llamados de realismo, tan necesarios.
El domingo al mediodía, en la ronda de cantos ancestrales mapuches. Ess cantos me llenaron de sabiduría, del canto a la Tierra, de la vibración de esos sonidos que vinieron de eso que muches aún hoy creen que es un desierto. El despojo tan brutalmente sufrido… Los cantos recuperados me hacían pensar en las Abuelas de Plaza de Mayo y en su lucha por la identidad.
El taller sobre cuidados, entender por qué ya no está dentro del área de trabajo, ya que se sostiene que el cuidado debe y tiene que ser un valor social (como la educación y la salud).
¿Qué hacemos desde las escuelas con la ESI? Otra vez las putas nos recordaron la gran deuda que tenemos les docentes con les hijes de ellas… “No queremos que nuestros hijes defiendan nuestro trabajo en la escuela”, nos dijeron. El 86% de las trabajadoras sexuales son jefas de familias, con hijes que asisten a nuestras escuelas ¿Qué lugar les damos?
Finalmente la marcha. Tremenda manada, la potencia de lo masivo, de los cantos, de los gritos. Finalizamos ese día con Maite, mi hija de cinco años, bailando una canción que a ella le encanta: “Sí, se va a caer la cascada de agua dorada” y me dice: “Es el día más feliz de mi vida”.
*Es docente de escuelas de Bariloche.
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