Ha llegado el momento de darle una nueva vida a aquella baraja de cartas guardada en el cajón del salón. Y, para ello, hoy les vamos a detallar tres juegos que se pueden practicar con una baraja de naipes inglesa.

Para empezar, hay que tener claro a qué estamos haciendo referencia: la baraja inglesa es una variedad de cartas cuya peculiaridad radica en los dibujos que presenta. Estos se dividen en corazones, rombos -también conocidos como diamantes-, tréboles y picas. Cada uno de los palos se divide en 13 cartas, en las que también encontramos otras figuras como son el As, la J, la Q y la K. En total, son 52 cartas, por lo tanto, es necesario contarlas antes de empezar a jugar.

El primer juego que queremos describir es el rey de reyes: el póker. Se trata de un pasatiempo que podría categorizarse ya como legendario y que tiene una extensión mundial. Para vencer, hay que sumar combinaciones de cartas que se impongan a las de nuestros rivales. Es un juego que se practica a ciegas, y en el que se va apostando sucesivamente si creemos que tenemos una posición de privilegio. La combinación más alta que podemos obtener es la escalera real, que está conformada por los cuatro símbolos que hemos mencionado anteriormente (A, K, Q, J) junto con un 10. Todos ellos han de ser del mismo palo.

Otro término que seguro que también habréis escuchado es el de la escalera de color, que son cinco cartas sucesivas del mismo palo. También existe el póker, en el que obtenemos cuatro cartas iguales de diferente palo; el full, en el que sumamos tres cartas iguales y una pareja; y el color, que son cinco cartas de un mismo palo. Finalmente, queda la escalera, que son cinco cartas consecutivas de diferente palo; el trío, que son tres cartas idénticas; y la pareja o la doble pareja, que es la obtención de dos cartas iguales -o cuatro divididas en dos y dos. Si no tenemos ninguna combinación, vence la carta más alta. 

En el caso del póker, también existen diversas modalidades diferentes. Una de las más populares es el Texas Holdem, una versión muy conectada con Estados Unidos –actual capital mundial del fútbol– y su iconografía que se ha popularizado también online alrededor del mundo. Su planteamiento difiere en la presentación de las cartas, en las que se combinan 5 cartas socializadas entre todos los jugadores de la partida y 2 cartas ciegas que sólo ve el jugador. Todo ello con cuatro rondas en total. 

El segundo juego más popular que se puede practicar con una baraja inglesa es el Blackjack. A diferencia del póker, aquí no competimos contra otros jugadores, sino que lo hacemos contra el crupier. Nuestro objetivo es el de acumular 21 puntos. Esta cifra se adquiere sumando el valor de las cartas que tenemos. Las figuras suman 10 puntos, y el resto de las cartas dispone del valor numérico que aparece representado en su superficie. El As puede modificarse dependiendo del contexto, escogiendo si queremos que sume 11 o 1. Podemos plantarnos si creemos que la próxima carta que vamos a obtener superará los 21 puntos. Primero recibimos un total de 2 cartas que se colocan de manera visible. El crupier hace lo mismo y coloca una boca arriba y una boca abajo. A partir de ese momento, efectuamos una apuesta viendo las posibilidades que ofrece el azar. Si pedimos una carta más, es posible que pasemos de 21 y perdamos. Si sumamos 21, obtenemos un Blackjack y nos imponemos al crupier. Éste suele plantarse cuando suma 17 puntos y tiene un mejor escenario que el resto de los jugadores.

Finalmente, hay que hablar de otro pasatiempo ampliamente conocido como es el Mentiroso. También se puede jugar con una baraja española y, como su propio nombre indica, hay que ir engañando a los rivales como método para vencer. Después del reparto, y a ciegas, tenemos que posicionar una cantidad determinada de cartas sobre la mesa. Posteriormente, hemos de decidir si decimos la verdad u optamos por mentir a nuestros rivales. Pongamos como ejemplo que un jugador dice que tiene un total de 2 Ases sobre la mesa. A partir de ese momento, un jugador puede mejorar la jugada explicando que él tiene un As más, o acusar al otro jugador de mentiroso. Si decía la verdad, el jugador acusado gana. Si se descubre que ha mentido, pierde la partida. Fácil, ¿verdad? 

El póker, el Blackjack y el Mentiroso son tres propuestas que comparten un punto en común: un planteamiento fácil que permite asumir las normas del juego en poco tiempo. Obviamente, dominar sus tácticas en profundidad requiere tiempo, pero eso se adquiere poco a poco y con el avance de las rondas. En definitiva, su fama está más que merecida.

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