Cuando el legado es tan grande, es muy difícil asimilar “la vida sin Perón”, porque ese legado mantiene vivo a un pueblo que no abrazó sólo a un hombre, sino que en él encontró el camino para su propia realización. El Peronismo nació como un movimiento abiertamente transformador, revolucionario, y eso es lo que nunca, como militantes políticos que somos, debemos perder de vista.
Podremos perder elecciones, votaciones en recintos, debates, pero en el Peronismo vos te encontrás con esa capacidad de resurgimiento en la adversidad y, en alguna medida, esa fortaleza es un poco parte del ADN identitario.
¿Y sabés que es parte de lo más maravilloso de todo esto? Que en algún momento a más de uno nos pasó de construir y abrazar ideas, proyectos, el entendimiento de un país para todos y para todas. Y llegan al gobierno un Néstor, una Cristina y ahí decís, bueno, si piensan que esto se acaba están muy equivocados. Las banderas sobre las cuales este movimiento nació, creció y se multiplicó, jamás debemos permitir que desaparezcan. Son reales, son conductoras, si alguno tiene duda, sólo debe revisar su conciencia, la conciencia colectiva del pueblo y ahí están, más vigentes que nunca. Es mentira que pasan de moda, que su valor es pasajero, sino miremos lo que está pasando hoy en nuestro país: nos gobierna un vende Patria, o mejor dicho, alguien que la está rifando al mejor postor.
El Peronismo es un vector de referencia política y también de pertenencia cultural, de defensa de la Patria, de comprender profundamente sobre la ampliación de derechos. Así nació ese sentimiento inquebrantable entre Perón y el Pueblo, y así permanece a lo largo de la historia de nuestro país. ¿Qué es ampliar derechos? No es otra cosa que comprender, visibilizar que hay un otro que requiere necesariamente de un Estado que equipare, iguale, exista y reivindique a cada ciudadano y ciudadana como tal. Y ahí está Perón con su sensibilidad social, sostenida y exteriorizada en plenitud por Evita, y con su estrategia de desarrollo nacional de una Argentina para todos y para todas.
Entonces, otra vez, ¿la vida sin Perón?, nada de eso. Las ideas que conducen, que marcan camino, que dirigen y también nos cuidan están entre nosotros, porque nosotros las mantenemos con vida. Nos cuidan de los buitres, de afuera y de adentro. No hay Patria sin Pueblo, no hay Pueblo sin sentimiento nacional, no hay sentimiento nacional sin una mirada que nos contemple a todos y a todas. No es otra cosa que la Comunidad organizada, como dijo el General: “Nuestra comunidad, a la que debemos aspirar, es aquella donde la libertad y la responsabilidad son causa y efecto, en que exista una alegría de ser, fundada en la persuasión de la dignidad propia. Una comunidad donde el individuo tenga realmente algo que ofrecer al bien general, algo que integrar y no sólo su presencia muda y temerosa.”
Ese individuo que se desarrolla y se realiza en lo colectivo, con el otro, con la otra. Entonces ya no hablaremos de individualidades sino del desarrollo de la sociedad en todas sus partes, en su conjunto.
Tiene vigencia Perón, su legado, sus obras, su doctrina. La concepción estratégica de un proyecto nacional con inclusión. El paso del tiempo no es otra cosa que la actualización de los contextos y su vínculo con un modo de transitar la militancia política: el peronismo. Tan acogedor, tan prometedor y tan desafiante como este tiempo perturbante. Quizás nos preguntemos hoy ¿qué? y ¿cómo? Preguntas difíciles de responder si nos apuran, pero sepamos como militantes políticos, sociales, comprometidos con nuestro país, que el tiempo y la más maravillosa música llegan. La salida de este caos no será otra que con más peronismo. El desafío de volver con el objetivo tan básico y elemental de organizarnos la vida, el trabajo, la escuela, el club, la casa propia, son un piso desde el cual construir el futuro que el General soñó, y desde el cual cada argentino y argentina puedan encontrar el camino para que reine en el pueblo el amor y la igualdad.
*Vicepresidenta Partido Justicialista Provincia de Santa Fe
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 29/06/24
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