Marcelo Nocetti falleció el lunes 22. Tenía 60 años. Desde la radio militó por la música popular argentina, el arte y la memoria colectiva. Transmitió durante años el Festival de Cosquín. 

Además de periodista y locutor, Marcelo Nocetti fue lector y oyente de la vida y de sus narradores populares. Se nutrió profesional y humanamente de la obra de Atahualpa Yupanqui, Hamlet Lima Quintana, Armando Tejada Gómez y Ramón Ayala, por mencionar algunos. 

De ellos aprendió que las palabras son cosa seria, que la canción es una herramienta que abre corazones y mentes, que la poesía sirve para abrazar, pero también sirve para marcar distancia y denunciar injusticias y atropellos.

Nocetti hizo del micrófono y de la radio una sinfonía de entrecasa, un asado de domingo, una peña popular, una obra de teatro, pero también una barricada obrera, una manifestación estudiantil o un pedido de justicia. 

Provisto de una decena de discos, un par de libros (donde nunca faltó Eduardo Galeano), un mate y un micrófono, Marcelo ratificó aquello que siempre afirmaron los pioneros del éter: la radio tiene alma. En su voz, la radio tuvo alma pero también compromiso, buena música (mayormente folclórica), lucidez y coraje. 

El lunes 22, Marcelo Nocetti dejó de ser un mortal y comenzó a convertirse en una leyenda de la radiofonía rosarina. Tenía 60 años.

En el aire quedaron huellas que hablan de él. Fue creador y conductor de las audiciones radiales El Canto del Viento y Sueñero. Durante 15 años transmitió en vivo por LT8 el Festival de Cosquín.

Llevó adelante un ciclo de reportajes abiertos en Sala Lavarden por el cual pasaron los músicos populares más importantes de Argentina. 

Trabajó incansablemente para que Santa Fe vuelva a tener su delegación en la Plaza Próspero Molina de Cosquín y militó para que esa acción se convierta en una política cultural de Estado. 

Marcelo Nocetti fue un tipo de corazón y micrófono abierto a los silenciados, a los luchadores, a los artistas, a las mujeres y hombres sensibles. Por eso su nombre no caerá en el olvido. Somos muchos los que vamos a recordarlo bien y le diremos a quienes no lo conocieron que en la radio hubo un tipo que con sólo encender su voz alimentó el pensar y el sentir de mucha gente. Algunos no podrán creerlo. Pero así fue.

*Integrante del medio cooperativo El Correo de Firmat

Publicado en el semanario El Eslabón del 27/07/24

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