Gladyson Panther sacó su quinto álbum. En Ah sí, está bien amplía su copioso muestrario de canciones. Desde el indie pop, pasando por el rock cabeza, punk y hasta alguna referencia a la música progresiva de la patria nuestra.
Un pibe a las puertas de la adolescencia practica skate, cae mal, se rompe. Pasa un año entero en la cama, tirado, sin poder caminar. ¿Qué puede hacer? Santino, alias Gladyson Panther, aprendió a tocar la guitarra y en parte gracias a las políticas públicas de gobiernos pretéritos forjó su personalidad artística y compositiva.
Gladyson Panther es artista. Hace música, videos, arte gráfico, performances, un poco de todo. “Lo principal es la música pero, bueno, tengo una visión bastante 360 de lo que implica hacer música y siento que está bueno complementarlo con otras cosas que me salen natural”, asegura. Empezó con la música en 2014 cuando un accidente lo hizo virar hacia ahí. “Me fracturé andando en skate y estuve un año entero en la cama, tirado, sin poder caminar, y ahí aprendí a tocar la guitarra solo en mi casa, de manera autodidacta, buscando más o menos cómo se hacían los acordes. Y ahí arranqué”.
“En 2014, 2015, empecé a grabarme en mi casa con la compu de Conectar Igualdad que traía el Audacity, un programa de grabación y edición de audio bastante precario, pero lo traía. De esas primeras grabaciones no quedó nada, se le bloqueó la computadora y nunca más la pudo desbloquear. “La debe tener un técnico random, no sé”. Lo que se salvó fueron algunas cosas que había subido a Youtube, “pero las tengo para mí”, dice Santino, y aclara que le sirven como registro de aquello, pero de las primeras grabaciones perdió todo: “Lo más viejo que tengo es de 2016, 2017”.
La música de Gladyson Panther es pegadiza y graciosa. “Mis influencias desde muy temprana edad fueron Pity Álvarez, siempre, y Kurt Cobain. Esos son mis dos padres musicales”.
El nombre artístico surge en simultáneo a que empezara a grabarse y subir el resultado. “Yo empecé a subir a Soundcloud y Youtube, y me daba mucha vergüenza que alguien descubriera esas experimentaciones, esas primeras grabaciones, alguien de la escuela o algo así. Entonces me clavé Gladyson Panther, que hoy en día estoy bastante contento de haberlo hecho porque siento que es mejor, me gusta mucho el nombre, el apellido, me parece que está muy copado”.
El nombre de pila surge de una mención a un tal Gladyson (o algo así) que hizo el cantante de Babasónicos en alguna entrevista, y el apellido fue para completar una personalidad glam. En cuanto al laburo con su banda, y cómo funciona Gladyson, cuenta que él suele grabar las canciones, llevarlos a la sala, y allí ven la manera de adaptarlo a la dinámica de una banda de rock tocando en vivo. “Siempre fue igual, desde el 2018 que tocamos con banda. Ahora que ya experimenté y grabé por primera vez con la banda entera, me gustaría aprovechar esa herramienta y que podamos componer algo todos juntos en la sala, alguna vez”.
Para componer, el multifacético Gladyson sigue con las herramientas con las que nació su vínculo con la música: primero con la guitarra criolla y después con la incorporación de la computadora. “En un momento apareció más la computadora que me permitió llegar a otras composiciones como en el disco Tengo mil amigos, en el que las canciones son un poco más deformes y electrónicas, pero en general ninguna canción sale de la misma manera”.
En cuanto a la escena musical, Panther advierte que “en el under veo gente comprometida con la obra, obra y mensaje”. “En el mainstream tal vez no tanto, pero yo creo que de a poco el under va a ir contagiando al mainstream en cuanto a compromiso con lo que uno dice, hace y muestra. Estamos en un muy buen momento de la música argentina en general. No recuerdo otro momento desde que estoy vivo en el que salgan discos tan buenos y tan copados en todas partes del país”.
Santino destaca que hoy en día es mucho más fácil, mucho más accesible, grabar un disco: “Cualquiera lo puede hacer, entonces también está bueno que esté tan democratizado”.
En Ah sí, está bien, lo último que grabó fueron las baterías, que las aportó un amigo que vive afuera del país. El “último disco adolescente de Gladyson Panther”, como lo cataloga, arranca indie y va sumando acompañamiento para estallar con guitarras y coros, sabe agregar y sacar sonidos en ese pasaje de la idea a la canción final, mostrando sin paradas el transcurso de esa artesanía. Pero el oyente no se puede acomodar a eso, fluyen intervenciones electronicosas y la cosa se torna dream popera.
Cada canción empieza como un nuevo encuentro pero la voz, como un murmullo –aunque a veces grite–, invita a escuchar con detenimiento las palabras puestas como conversaciones transcriptas, sin complicaciones, salvo el armado esencial para poder decir lo propio.
La voz sigue siendo low fi. Se meten beats, guitarras peladas, distorsionadas. Si tuviera un charango seguro le hubiera encontrado algún uso. Ah sí, está bien se puede escuchar en Spotify y Youtube.
En la discografía de Santino se puede ver mucho de su recorrido, el pibito que compone unas cien canciones al año y ha ido puliendo su artesanía. Cuando escuchás un disco nuevo de Gladyson es diferente del anterior, eso es algo que le sale “natural por un lado pero también es algo bastante buscado”.
“Percibo que tal vez eso no es tan común pero yo lo llevo medio como bandera, el cambio y todo lo que eso implica, la metamorfosis que hay en el camino de, por ejemplo, hacer un disco o esos procesos que están buenos. Me parece que es natural y está bueno. Con mi música busco acompañar, cambiar mentes, mundos”.
Publicado en el semanario El Eslabón del 10/08/24
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