La reconversión de la ex AFI de la mano de Santiago Caputo es una vuelta de tuerca a los permanentes intentos del neoliberalismo de contar con un dispositivo propio de espionaje ilegal. Las derrotas preanuncian un tsunami que puede activar ese mecanismo de terror.

En las últimas semanas se hicieron públicas medidas y disposiciones que refuerzan la idea de que el gobierno de Javier Milei ya ingresó en la etapa de planificación y despliegue de un sistema de inteligencia dirigido a la persecución de opositores políticos, gremiales y de la ciudadanía en general.

Acaso el temor y el instinto de preservación de la propia dirigencia opositora fueron los factores que coadyuvaron en el rechazo al decreto con el que el libertario le otorgó 100 mil millones de pesos al área de inteligencia por parte de la Cámara de Diputados, con una amplísima mayoría: 156 votos a favor, 52 en contra y seis abstenciones. Aunque aún debe pasar por el Senado podría decirse que, con esta derrota política, la estrategia mileísta de reestructurar la Side desde la más completa oscuridad nació nonata.

Sin embargo, los rumores indican que el gobierno ya habría gastado buena parte de esos más de 100 millones de dólares, calculados al cambio oficial. El diputado Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica, sostuvo que esos fondos “se están utilizando sin justificación legal alguna, con absoluta discrecionalidad”, y fue más allá, señalando que la SIDE ya ejecutó más del 80 por ciento de esa sideral suma, en sólo tres semanas.

El rechazo en la Cámara baja al DNU de la plata oscura para la Side es contabilizada como un duro revés a la estrategia de Santiago Caputo, hasta ahora una de las tres patas que sostiene la mesa chica del Gobierno. Las otras dos son el propio Milei y su hermana, quien todas las fuentes consultadas por este medio indican está en plena batalla interna con el súper asesor monotributista.

Esos mismos voceros, en absoluto off the record, aseguran que Milei habría inducido a Caputo a viajar esta semana, en vacaciones no previstas, y hasta sugieren que a su regreso tal vez nada sea igual que antes. “Cuando alguien se le cruza a Karina (Milei) no termina bien”, susurran, antes de agregar: “Preguntale a la (ministra de Capital Humano Sandra) Pettovello”.

En apenas 48 horas, el asesor admirador de los Peaky Blinder se comió dos derrotas en el Congreso. El martes se quedó sin la presidencia de la Comisión Bicameral de Inteligencia, que finalmente recayó en el radical Martín Lousteau. La apuesta de Caputo era imponer al peronista entrerriano Edgardo Kueider como titular de ese organismo. Un día después, le voltean en Diputados los fondos reservados, que ahora dependen del Senado, cuestión que al cierre de esta edición estaba en veremos. Si en los próximos días se llegara a caer la propuesta de incorporar al juez Ariel Lijo a la Corte Suprema de Justicia, todos afirman que se quedará sin aire y será la eyección del Gobierno.

Mientras el joven asesor esquía en el sur argentino, Milei sigue rumiando la furia por haber perdido, una vez más, en la cancha que más desprecia: el Congreso nacional.

Ciberpatrullaje y trolls

Lo concreto respecto de la nueva configuración de la Side, es que no hay fuente consultada por El Eslabón que descarte la hipótesis de un entramado directamente relacionado con el ejército de trolls libertarios en las redes sociales, con una suerte de reload de la histórica relación de los servicios con un sector del Poder Judicial, el oscuro financiamiento de las misiones y operaciones, que incluyen la militancia rentada del trollaje, pautas por debajo de la mesa a periodistas y medios afines, y la confección de carpetas que tienen como blanco a dirigentes de la oposición, comunicadores, jueces, fiscales y sindicalistas.

Ese armado, por supuesto, no excluye el masivo seguimiento de ciudadanos/as, que cuenta con la apoyatura del ciberpatrullaje que ya dispuso la ministra de Seguridad Patricia Bullrich a través de la Resolución 428/2024, publicada en el Boletín Oficial a fines de mayo pasado. El alcance de ese espionaje encubierto es muy vasto, puesto que la norma establece que los delitos a rastrear son: venta de drogas, amenazas, venta de armas, ciberdelitos de todo tipo, venta de objetos robados, falsificación y comercialización de instrumentos públicos, maltrato animal, violencia de género, extorsión, acoso sexual, distribución de pornografía infantil, trata y tráfico de personas, lavado de dinero, terrorismo y venta de medicamentos sin receta. Esa amplitud habilita a seguir a todo el mundo, el viejo método denominado “salir de pesca”.

Y si bien se excluyen “de la lista para su presunta judicialización aquellas conductas susceptibles de ser consideradas regulares, usuales o inherentes al uso de Internet y que no evidencien la intención de transgredir alguna norma”, ya se sabe cómo funciona el espionaje ilegal cuando Bullrich es ministra; la causa que se inició cuando fue filmada una reunión en la que Espías, empresarios y funcionarios planificaban la persecución a sindicalistas y uno de los presentes, Marcelo Villegas –entonces ministro de Trabajo de la ex gobernadora María Eugenia Vidal– confesó: “Si yo pudiera tener una Gestapo para terminar con todos los gremios, lo haría”.

El dispositivo que conjuga lo peor de la política, los servicios de inteligencia, sectores del Poder Judicial dio muestras de vigor en aquella oportunidad: la Cámara Federal porteña anuló aquellos procesamientos por espionaje ilegal. Dos amigos de Mauricio Macri, los jueces Llorens y Bertuzzi consideraron que no se pudo comprobar que existieran tareas de inteligencia ilegal.

Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario

El cruce del espionaje con el ejército de trolls mileísta no es un tema novedoso, pero se agrava en momentos en que el Gobierno cruje por las internas propias, una evidente avanzada del macrismo para romper lanzas con el entorno presidencial y las derrotas legislativas. Dicen que no hay algo peor que un loco enojado o un mono con navaja.

El jueves, el Senado le dio otro durísimo golpe a Milei al aprobar por dos tercios el proyecto de movilidad previsional que ya venía con media sanción de Diputados. Lo que más irritó al mandatario es que ese triunfo opositor se conformó con los votos del peronismo, el PRO, la UCR y aliados provinciales, en una votación que culminó con 61 votos por la positiva y 8 en contra, entre ellos los siete libertarios y la macrista Carmen Álvarez Rivero, la única del bloque del cordobés Luis Juez que se subordinó al mandato de la Casa Rosada.

Antes de ello, cuando se conoció el rechazo al DNU de los fondos reservados para la Side, Santiago Caputo le ordenó a la banda del Gordo Dan, como se conoce a Daniel Parisini, el líder de los trolls de Milei, a salir a pegarle en las redes a Macri, por plegarse al bloqueo de esa partida.

La ofensiva fue brutal, hubo una andanada de tuits y memes en la red X que incluyeron hasta una amenaza de meterse en sus negocios. El propio Gordo Dan le espetó al ex presidente: “No somos y nunca fuimos de la misma ideología. Vos le vendiste pescado podrido a tu electorado y te rendiste a la agenda que defienden los kukas en el mundo. Por eso fracasaste en tu gobierno y en las elecciones. La diferencia es espiritual”.

El ataque incluyó cañonazos a la línea de flotación del área más sensible para Macri, los negocios. El diputado libertario bonaerense Agustín Romo, un apéndice de la banda del Gordo Dan, disparó: “Basta Mauricio, no vamos a usar tu pliego para la hidrovía. Bien ahí votando con el kirchnerismo”, en referencia a un proyecto muy rentable que el descendiente de calabreses quiere llevar adelante junto a la reina Máxima de Holanda en la vía fluvial.

Dos imágenes redondearon la delirante y feroz ofensiva troll: una foto de Macri vestido como un ayatollah iraní y la leyenda “Quién puede estar contento con el desfinanciamiento de la Side”, y otra de Macri y Cristina Kirchner con el texto: “¿Y si Milei mete en cana a estos 2 y cierra la grieta?”.

El dolor de la ministra de Seguridad Bullrich, una de las más interesadas en que la nueva Side contara con presupuesto récord y secreto pudo constatarse en X: “El DNU de fondos para la SIDE es para cuidar a los argentinos. Los diputados que votaron junto al kirchnerismo su rechazo, eligieron ponerse del lado de las mafias, los narcos y el terrorismo. ¡Ahora deberán hacerse cargo!”, bramó en formato virtual.

Frente a ese panorama, que se suma a las amenazas y acciones directas del Troll Center libertario denunciado por este medio y el medio digital Revista Crisis, la sociedad entre servicios y cibermilitantes enciende luces de alarma que, por lo visto, fueron detectadas por legisladores, empresarios y magistrados, que le bajaron el pulgar a la desmesurada financiación de la agencia de espionaje oficial.

A propósito, nadie escapa que Santiago Caputo tiene –o tenía– la intención de nombrar a Andrés Vázquez, un antiguo enemigo de Clarín, en la Dirección de Inteligencia Fiscal de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), quien ya estuvo a cargo del área en los ‘90.

Quienes tienen buena memoria, recuerdan un episodio: en 2009 –como funcionario durante la gestión de Ricardo Echegaray– le mandó 200 inspectores al Grupo Clarín. También subrayan que el bueno de Vázquez siempre tuvo la fama de ser vínculo entre la Side y la AFIP. Héctor Magnetto, como se sabe, no olvida ni perdona.

Alberto y Fabiola, en turbio segundo plano

La irrupción en la agenda de la denuncia de la ex primera dama Fabiola Yañez contra el ex presidente Alberto Fernández por violencia de género deja a la vista los hilos de movimientos que en modo alguno desmienten el condenable hecho pero sugieren una nueva operación conjunta que tiene como protagonistas centrales a servicios de inteligencia y a integrantes del Partido Judicial.

El diario digital Tiempo Argentino recordó, en un reciente artículo, el rol del juez federal Julián Ercolini “en el armado del escenario para que Fabiola Yañez denuncie a Alberto Fernández”. Y rememora que el magistrado “exploró avanzar de «oficio» y también intentó involucrar a la Corte Suprema, antes de que la ex primera dama tomara la decisión de avanzar”.

Ercolini había intentado convocar a la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) que depende de la Corte Suprema para respaldar su movida, pero ese organismo archivó la causa porque el protocolo indica que la víctima es la que debe impulsar la denuncia.

“De pronto, el 6 de agosto ocurrió lo que ya había sido anunciado por algunos medios de comunicación: Yañez cambió de postura apenas horas después de que el «trascendido» sobre los chats y las fotos que consignan la supuesta violencia de género fuera tapa dominical del diario Clarín”.

Nadie duda a esta altura que todo el material que publicó Clarín contenido en el teléfono de María Cantero, la ex secretaria de Alberto, fue “filtrado” por Ercolini, hombre del Grupo. Y todo indica que la filtración de videos que nada tienen que ver con la causa de violencia de género del ex mandatario hacia su ex cónyuge tiene su origen en el mismo juzgado federal de Comodoro Py.

Por ejemplo las filmaciones que muestran a Fernández junto a Tamara Pettinato –con la velada amenaza de que hay otros– que no sólo desvían la atención del público, sino que tiene un sentido de venganza por interpósita persona que vale la pena aclarar: la actual pareja de la panelista televisiva es José Glinski, ex titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), quien en su momento detectó las identidades de los que viajaron a Lago Escondido, convocados y financiados por el Grupo Clarín.

Glinski, actual diputado peronista por Chubut, en una entrevista con Diego Genoud por FutuRöck, aseguró que esto no es casualidad, y relacionó la visita de figuras del Poder Judicial con sectores del PRO al predio propiedad del empresario británico Joe Lewis en Lago Escondido, Río Negro, con la difusión de ese material.

Ahora Milei está enojado por las sucesivas derrotas, por el desmadre de la economía, la falta de dólares, la inflación que no termina de aflojar y tiene 100 millones de dólares menos para hacer espionaje ilegal. Todo está configurado para que se desate la tormenta perfecta. El problema es que nadie sabe que sobrevendrá el día después de ese tsunami.

Publicado en el semanario El Eslabón del 24/08/24

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