La revolución productiva y el salariazo quedaban como palabras vacías después de diez años de menemato, el hecho burgués que maldijo al país, y nacía la Alianza con De la Rúa. Entre las relaciones carnales y la pizza con champán, la extranjerización y concentración de riquezas produjeron el triple de pobreza y desocupación. Los grandes medios de comunicación devinieron en multimedios y la censura era la necesaria tarea de ocultar los nombres y apellidos de los multiplicadores del dolor, los delincuentes de guante blanco.

En Rosario, ciudad archipiélago luego de la destrucción del segundo cordón industrial más importante de América del Sur, las noticias (conocimiento del pueblo como lo define la etimología) eran parte del negocio de pocos.

El Eslabón surgió de un grupo de muchachas y muchachos estudiantes de periodismo y ciencias políticas que decidieron protagonizar la historia a partir de la construcción de pensamiento crítico, sensibilidad y compromiso social.

Las multitudinarias marchas del 24 de marzo eran un espacio fundamental para difundir las investigaciones del periódico, como también la presencia de sus hacedores en actos laborales y luchas ambientales. 

Presentar a los medios de comunicación regionales como actores políticos y económicos, mostrar que detrás del terrorismo de Estado siempre estuvo la riqueza concentrada, que no hay solamente una iglesia sino varias, que el fútbol local es una gran plataforma para lavar dinero y que la información precisa es capaz de herir las impunidades del siga siga. Eso viene haciendo El Eslabón y lo seguirá haciendo.

Hoy, un cuarto de siglo después, aquella matriz que le dio el contexto a la cuna del periódico parece profundizarse con densos colores de crueldad.

Y una vez más, la obstinación de El Eslabón está aquí para decir lo que los demás no dicen, para intentar transformar la realidad desde lo cotidiano y cercano, para elegir pensar en lugar de creer lo que impone el dataísmo, esa fenomenal dependencia que propone la tecnología a favor de los poderosos de siempre.

Muy feliz cumpleaños, querida muchachada de El Eslabón. Es una hermosa noticia celebrar la persistencia de la rebeldía, la esperanza y la construcción de noticias desde las grandes mayorías. Su cuarto de siglo demuestra la vigencia del humanismo transformador.

Alegría y emoción y también una indispensable gratitud para ustedes.

Publicado en el semanario El Eslabón del 07/09/24

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