La noche de las reposeras, libro en el que conviven fútbol y causas nobles, es lo nuevo del escritor cordobés Miguel Ramón. Sus inicios en la escritura, su fanatismo por Fontanarrosa y su defensa a los clubes como asociaciones civiles.

Un padre y su hijo salen a ver las estrellas. Pero en el cielo, lo que ven es una cancha de fútbol en la que transcurre la historia de La noche de las reposeras, el cuento que le da nombre al libro de Miguel Hirám Ramón, conocido como Pato Ramón. Nacido en Arroyito, no el barrio canaya de la zona norte donde se erige el Gigante, sino en la ciudad cordobesa del departamento San Justo.

La noche de las reposeras. Cuentos de fútbol y otras cuestiones es el tercer libro salido de su puño y letra, después de los antecesores El Ángel del gol y Dos de Avellaneda. Fútbol, amor y humor. “No se habla de táctica ni del juego propiamente dicho”, aclara en alusión a su flamante obra, “sino con historias de afuera de la cancha, de vestuarios, de política también”.

La noche está encantadora

El hilo conductor que continúa sin interrupciones ante cada nuevo libro de Miguel Ramón es el fútbol y sus derivaciones. Más allá de lo que pasa en el rectángulo de juego en 90 y pico de minutos, el Pato asegura que “el fútbol te deja mucho, no solamente lo que pasa dentro de la cancha sino afuera, muchas anécdotas, muchas historias”.

Entre todo eso que le tocó vivir con los cortos puestos, y lo que escuchó y escucha de otros, salen estos relatos luego volcados en las páginas de un libro. “Voy juntando todas estas historias, las voy escribiendo, y luego las dejo plasmadas en cuentos”. Aclara que “algunos son en base a historias reales, pero también hay mucha ficción”.

Con la pelota como herramienta para pensar en temas más importante que los tres puntos del domingo, el autor destaca de su reciente trabajo el cuento Falcon verde, “en el que hago mención a la historia negra de la vida de los argentinos que padecieron en las décadas del 70 y 80” bajo el régimen dictatorial. “Éramos pibes y jugábamos a la pelota en las calles. Cuando veíamos un Falcon verde salíamos disparando para las casas, por las cosas que sucedían que nos contaban nuestros padres”.

El crecimiento que Ramón ve del fútbol femenino también los plasmó en estas páginas: “En este libro también tuve mucho en cuenta a las mujeres, en varios cuentos son muy protagonistas”, como en la vida misma. Entre los 30 cuentos que componen el índice, tampoco faltan los personajes entrañables de Arroyito y de la región, e ídolos como Daniel Zagonel, conocido popularmente en la zona como El 10 de Barrio Landra

Juego, luego escribo

El Pato Ramón defendió los colores del Club Deportivo y Cultural Arroyito, que milita en la Liga de San Francisco, durante unos 15 años. Asegura que pese a su 1,90 de alto, siempre tuvo “mal juego aéreo”. Cuando colgó los botines, decidió extender su vínculo con el Cultural dirigiendo la Novena División del club. Allí, un hecho fortuito, le despertó su otra pasión: la escritura.

Resulta que dos pibitos, dirigidos suyos, se acercaron para pedirle ayuda con un trabajo práctico para la materia Literatura. Lejos de consultas por táctica y estrategia, los chicos le soltaron: 

—La profe nos pidió que hagamos un cuento.

De esa situación, dice el ahora escritor en diálogo con el programa radial y de streaming Poné la pava, “salió mi primer cuento”, que se llama Los primos y que trata “de dos chicos que se iban a probar a un club de Buenos Aires”. Ese trabajo, recuerda, le valió una buena nota a los alumnos que solicitaron su ayuda, y a los pocos días recibió el llamado de la profesora “para decirme que estaba muy bien redactado y que podía seguir escribiendo historias, así que le metí a eso”.

Esto ocurrió en 2014. “Me senté un día y empecé a redactar vivencias propias, de compañeros, y después empecé a hacer cursos literarios y todo lo que estuviera a mi alcance para mejorar la redacción, la escritura”, relata.

Lectura de juego

De familia de docentes, por su madre y su hermano, Miguel Hirám Ramón comenta con orgullo que “en casa siempre andaban dando vuelta los libros, y eso me generaba entusiasmo”, a la par del fútbol. Y así encontró la manera de fusionar ambas pasiones: “Me gusta mucho la literatura futbolera”.

Opina que en esa materia, el Negro Roberto Fontanarrosa “es el número uno”, por “la calidad, la forma de su escritura”. Entre sus gustos literarios, también destaca como género al terror: “De chico leía mucho a Horacio Quiroga, soy un apasionado del cuento de terror”. 

Ahora, con tres libros en el lomo, admite que “haberme abocado a la escritura me causa sorpresa”, y resalta: “Siento pasión por la escritura”.

Entre las distintas presentaciones de La noche de las reposeras, destaca las que realizó en algunas escuelas primarias, en las que “he tenido muy buena repercusión, mucho ida y vuelta con los chicos y chicas, han quedado atrapados por algunos cuentos”.

Para el pueblo lo que es del fútbol

El Pato Ramón es hincha de Belgrano, y no anda con vueltas a la hora de defender a los clubes como asociaciones civiles. Ante el intento de avance por las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), impulsadas por el gobierno nacional y varios integrantes del mundo fútbol que evidentemente defienden intereses muy alejados del sentir popular de los hinchas y socios de los clubes argentinos, aclara que pese a posibles broncas por malos resultados deportivos de un equipo, el formato jurídico no se negocia ni se regala.

Por eso, tampoco sorprende que plante bandera contra la gestión del presidente Javier Milei: “La justicia social tiene que estar. Lo que estamos padeciendo con estos gobiernos que nos están aplastando, si nos quedamos callados, van a lograr naturalizar que estemos mal, y que la vida del que menos puede es así, estar mal para el bien de unos pocos. Hay que levantarse”.

En este sentido, el escritor destacó la Marcha Federal Universitaria del pasado miércoles, que fue replicada en las principales ciudades del país, y de gran repercusión en la capital de su provincia. 

Finalmente, comenta lo que significa el deporte de la redonda en su vida, desde los cuatro años en adelante: “El fútbol es mi vida. Me ha quitado cosas pero me ha dado inmensas alegrías. No deportivas, porque fui apenas un jugador semiprofesional. Pero las experiencias que me llevo adentro, el haber conocido gente muy valiosa, y ahora poder dejar todo eso plasmado en el libro, es muy satisfactorio”. Y se despide: “El fútbol es maravilloso y es del pueblo”.

Publicado en el semanario El Eslabón del 05/10/24

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