“Yo lo he visto en los andenes…”. Con Tal vez mañana, Skay Beilinson puso en marcha otra noche en el Metropolitano, a metros de las vías, donde sus seguidores y seguidoras lo esperaron en la previa con vasos o botellas cortadas que hacían de vasos, choris, hamburguesas y hasta con una pequeña fogata que iluminó lo oscuro del Parque Scalabrini Ortiz.
Minutos antes del show, el actor, dramaturgo y director local Omar Serra se subió al escenario con su monólogo, un intento de emular los inicios de Patricio Rey y sus redonditos de ricota, con los que se destacaron figuras como el Mufercho o Enrique Symns.
Ya con el Flaco como protagonista principal, empezaron a sonar los acordes de Los Fakires con clásicos como Corre, corre, corre hasta cerrar esa primera parte con un clásico de clásicos, pero de Los Redondos, como Todo un palo.
A la vuelta continuó con Cicatrices, y pronto volvió a su pasado ricotero con Superlógico y El pibe de los astilleros. Lejos de dar un respiro, sonó Oda a la sin nombre, Chico bomba, Yo soy la máquina y Lejos de casa. Entre los temas de despedida, estalló el Metropolitano con Ji ji ji.
Desde el otro extremo del escenario, seguía atenta cada tema la Negra Poli, histórica manager de los Redondos y esposa de Skay. “Te amamos, Negra”, le gritaba algún fanático cuando la reconocía. “Gracias por tanto”, le decía otro. Poli, sin perder la modestia, devolvía algún gesto de cariño con besos lanzados a mano.
“Que belleza Rosario y su gente. Gracias por la energía que va y vuelve”, escribió en Instagram el Flaco horas después de esta nueva noche especial en la que latió el Corazón de Patricio Rey.
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