Con jugadores de renombre en el mercado de pases, Estudiantes-Gillett arrancó la campaña de seducción de socios, que deben ratificar un acuerdo hasta ahora en tinieblas. El paso trunco de Foster por Liverpool. El Verón dirigente.
Molesto, Juan Sebastián Verón llama a Julio Alegre, entonces presidente de Estudiantes. Es 2004. El futbolista del Inter de Milán le recrimina haber pasado por alto, en la venta del Tecla Farías al Palermo de Italia, a su amigo, el representante Fernando Hidalgo. La transferencia, le responde el mandamás Pincha a la Brujita, es de club a club, sin intermediarios. Y antes de cortar, lanza: “¿Vos me hablás como socio de Estudiantes o como socio de Hidalgo?”
La historia se lee en Presidente, libro de reciente aparición sobre el Verón político, escrito por Juan Rubinacci. Allí se cuenta la “génesis y construcción” dirigencial del hoy presidente de Estudiantes de La Plata. Admirador del modelo Manchester United, encuentra en la actualidad tierra fértil para implementarlo en el país a través de Foster Gillett, ex miembro de la junta directiva del Liverpool (Inglaterra) que presidió su padre entre 2007 y 2010 hasta ser expulsado por deudas y debacle deportiva.
Con un contrato aún no sellado y la siempre temida letra chica sin revelar, el club platense anunció (por ahora, sólo en una historia de Instagram de Verón) como refuerzo a Cristian Medina, proveniente de Boca. Con dinero del empresario estadounidense, sus dirigentes prometen más jerarquía. Para cerrar el acuerdo, se necesita del voto de los socios y socias en asamblea (fines de febrero, principios de marzo). Arrancó la campaña de seducción.
Los dos de Liverpool
Campeón de la Champions 2005, en la remontada histórica 0-3 ante el Milán, y subcampeón de la edición 2007 (perdió ante el mismo rival), Liverpool gozaba entonces de un buen presente futbolístico. Sus nuevos dueños, George Gillett y Tom Hicks, se ilusionan. Apenas ponen un pie en el club, prometen nuevo estadio, con más capacidad que Anfield. “La pala tiene que estar en el suelo en 60 días”, dice el padre de Foster.
Como ahora con el pase de Medina, en el inicio de esa gestión en el club inglés, en julio de 2007, anuncian el fichaje de la temporada: Fernando Torres, El Niño, proveniente del Atlético Madrid. Todo eso exige un préstamo de millones de libras que no devolverán. Para calmar el malestar de los hinchas, presentan una y otra vez diseños del nuevo estadio. Pero todo queda en eso: diseños.
Aficionados de los Reds hacen una película contra los administradores: “Mientras decía «¡Hicks y Gillett, salgan de mi club!», me di cuenta de que las lágrimas corrían por mi rostro”, dice durante el rodaje Rich Davies, de 31 años y oriundo de Aigburth, un suburbio de Liverpool. “Lo ideal sería que los aficionados estuvieran al mando y nos gustaría poder decir que conocemos este trabajo mejor que ustedes”, dice otro. Es 2010. La familia Foster y su socio se marchan de la entidad. La dejan sin títulos, sin clasificación a la Champions y al borde de la quiebra
Aquel apellido que ilusiona a hinchas de Estudiantes de La Plata, que genera incertidumbre o malestar en otros, en Liverpool –hoy el mejor equipo del mundo– es apenas un mal recuerdo. Es mala palabra.
Ante el fracaso europeo, la familia desembarcó por estos lares. Habilitadas las SAD en el fútbol uruguayo, Gillett adquirió semanas atrás el centenario Rampla Juniors, fundado en la Aduana. “Toda una metáfora para quienes sostienen que Rampla, en rigor, será usado para triangular pases de jugadores”, ironizó el periodista Ezequiel Fernández Moores en El Destape Web
Verón, Verón
Tatuaje del Che Guevara en el brazo, Juan Sebastián Verón se enfrentó a los hinchas ultrafascistas de la Lazio. La lectura de El diario del Che en Bolivia le generó “admiración” por esa emblemática figura de la revolución cubana. Admirador también de Estela de Carlotto, Abuela de Plaza de Mayo. Sin embargo, en una entrevista con La Nación, aclaró: “Soy apolítico”.
Sus primeros contactos en la formación dirigencial fueron peronistas. Su abuelo participó, entre otras movilizaciones obreras de los años 40, del 17 de octubre de 1945. Uno de sus regresos del retiro en Estudiantes (ya era dirigente) se dio en una gira de amistosos en Estados Unidos. Tras las fotos con el plantel y el ratón Mickey, fue paseado en un descapotable: “¡Parezco Evita!”.
En sus primeros pasos como dirigente estuvo rodeado de funcionarios del Daniel Scioli gobernador de Buenos Aires y anti SAD, hoy Secretario de Deportes y pro SAD. Un encuentro con el entonces presidente Néstor Kirchner empezó a destrabar un viejo conflicto con la intendencia platense por el estadio de 1 y 57, reinaugurado por y en su gestión. “Los hinchas confían ciegamente en él”, me dice Rubinacci, “porque todo lo que dijo que iba a hacer lo hizo y le salió bien”. Verón cumple, y ¿dignifica? Para el periodista, escritor y socio Pincha, Walter Vargas, “el amor de Verón por Estudiantes es difícil de refutar”, y le reconoce “una buena administración”. Pero más crítico, agrega: “Hay amores que matan, hay amores dañinos, amores tóxicos”.
En sus primeros armados de listas, se rodea –además de hombres del sciolismo– de gremialistas y dirigentes del PRO. Rubinacci asegura en su libro que “lo que moviliza a Verón de la política o de la dirigencia es el plano social”. Colabora, con el cuerpo y con el bolsillo, en las inundaciones de La Plata de 2013. Su primera gestión como presidente fue la creación de una escuela para las divisiones juveniles. El que no estudia no juega, era su lema. Estudiantes de verdad.
Rechazó ofertas electorales del peronismo, del macrismo, del Frente Renovador. “Es un tipo muy acomodaticio”, lo describe Vargas. Para Rubinacci, en cambio, es un dirigente “sin preconceptos”. Y asegura que si se larga a la política grande, no será bajo ninguna bandera de los partidos tradicionales. “Será con algo que invente él”.
Se perdió la final de la Copa de la Liga con Vélez por estar en Miami, con negocios personales. Tampoco estuvo en el Trofeo de Campeones. “No soy mucho de ir a la cancha”, reconoció recientemente en el streaming Atentos Pinchas. Asegura que su modelo para Estudiantes a través de Gillett será único en el mundo. Pero el representante de Foster en Argentina y el hombre SAD del Gobierno, Guillermo Tofoni, lo contradice: “Pese a la resistencia de algunos sectores, las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) avanzan a paso firme en el fútbol argentino”. Luego, lo siguió el propio Javier Milei. Estudiantes, el ejemplo.
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Milei: “Estudiantes de La Plata va camino a ser una SAD. Verón la está viendo, es un crack adentro y afuera de la cancha”. pic.twitter.com/qNrD1GWAdg
— Marian Herrera (@marianherrrera) January 4, 2025
Estudiantes a estudiar
Los (pocos) datos que se conocen del acuerdo Estudiantes-Gillett son, hay que admitirlo, escalofriantes. Duración de hasta 100 años. Abogados que trabajaron en el tema –cuenta el diario El Día– “intentaron bajarlo a 50 años e, incluso, dejarlo en 30”. Pero no hubo caso. El reparto de ganancias: 90 por ciento para Gillett, el resto para el club. “Propusieron 80-20 pero no fue aceptado”, agrega el medio de la capital bonaerense. Y la mesa chica tendrá tres patas: dos del empresario, una del pincha. “El Prestobarba éste tendrá mayoría en las decisiones. Lo veo con desconfianza”, dice Vargas, que define a este proyecto como una SADE: Sociedad Anónima Deportiva Encubierta. El dinero para recuperar inversión, aporta el sitio 0221, saldrá de la venta de jugadores, recitales, eventos, patrocinios y premios por participación en torneos internacionales.
Gonzalo Plotycia, periodista que cubre el día a día del club, le reconoce a este medio que existe “cierto escepticismo, resistencia interna de algunos dirigentes” porque “no todos están de acuerdo en la letra chica del contrato”. Y si bien destaca la confianza de los socios en Verón, recuerda cuando le dieron la espalda tras el caso Lucas Nardi, el DT elegido por la Brujita que había escrito “odio a Bilardo”. Duró apenas unos días en el cargo. Añade que la iniciativa privada también contempla dineros para “tareas sociales, en los barrios, en la comunidad, en los deportistas amateur”. Desde el club aseguran que el patrimonio “no se va a comprometer”.
Juan Stanisci, en la revista Meta, planteó que “ante la reticencia frente a las SAD” en el país, quizá “la primera experiencia sea mixta”, incluso “con grandes riesgos” para el inversor. “El primero te lo regalan, el segundo te lo cobran. A eso suena parte de la explicación de cuál sería el beneficio de Foster Gillet”.
Más allá de las áreas alcanzadas por el acuerdo, el fútbol y este mercado de pases es la carta más importante de la dupla Verón-Gillett. “Al hincha de Estudiantes le decís de ganar la Copa Libertadores pero haciendo un pacto con el diablo, y te pregunta dónde está el diablo para firmar”, dice Vargas, y aunque opositor al proyecto, admite: “Pero ojo, la zanahoria de la Libertadores a mi también me tienta, eh”.
Quizá sea tiempo de bajar los niveles de histeria con los que se vive el fútbol argentino. Disconformidad de la mayoría de los hinchas con sus equipos. Si hasta en Vélez, finalista de cuanto torneo se le puso por delante, había insultos a sus jugadores días previos a salir campeón de la Liga Profesional, el certamen local más importante. Aquí, los clubes son mucho más importantes que el resultado que consiguen los domingos.
Esto, como dice Verón, recién empieza.
Publicado en el semanario El Eslabón del 04/01/25
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