El sol no volvió a salir desde noviembre
y todo se está prendiendo fuego.
¿Será que se habrán enojado con nosotros
las verdaderas fuerzas del cielo?

Prometían libertad y sembraron represión,
Un jubilado no tiene ni para un alfajor,
y a una nena la gasean
en una manifestación.

Oferta y demanda.
Al final Milei era casta
y la CGT transa.

Un tuitero en un troll center
cobra más
que un docente.

Todo sube, menos tu sueldo
y el enemigo más grande del gobierno
son nuestros abuelos.

Platos vacíos y
milicos
represivos.

La libertad avanza.
La libertad de cagarte de hambre
o de vivir en una plaza.

Y discúlpenme por no usar metáforas
en esta poesía,
pero me da bronca que los pibes
coman una vez al día.
El payaso se mudó al palacio,
y ahora lo convirtió en un
circo. Subasta nuestro futuro,
privatiza nuestros destinos.

En el balcón un gato autoproclamado león
juega a que es un rey,
mientras que en su falso reino
abunda la nostalgia
de lo que un día se supo tener.

En algún momento habitamos en ternura, y supimos ser hermanos.
Herederos de una patria rica,
indiscutiblemente soberanos.

Pero hoy nadie aloja a los cuerpos que sangran miserias
nadie aloja a los cuerpos golpeados
por las deudas

Hoy hay pueblo que tiene más violencia que dólares,
que tiembla por los calambres y los dolores.

Ya lo dijo Néstor,
luchen porque vienen por sus sueños.

Compañeros, no todo está perdido
porque todavía resistimos.

Que la ternura no se pierda,
como el oro de las
reservas. Que se clone y
multiplique.

Porque si algún día lo único que nos queda
es la primavera,
no se olviden que las flores arrancadas
siempre nacen de vuelta.

Sobre subjetividades, salud mental y el Centro Territorial de Salud Mental la Posta Norte “Franco Rotelli”

Subjetividades suspendidas, vidas
arrebatadas,
Subjetividades que se resisten a ser
reducidas, a ser olvidadas.

Un sistema que impulsa el desalojo que
deja desamparados a esos otros.
Flotando a su suerte en un vacío,
producido por una sociedad que se
niega a recibirlos.

Oprimidos por el estigma, ahogados
por el encierro
son algo más que un diagnóstico, son
algo más que un padecimiento.

En La Posta encuentran refugio entre
tanto desamparo.
Un sostén,
un plan integral de cuidados.

La Posta es compartir, es convivir.

Es descansar en una cama, es poder
pegarse una ducha.
Sacar de la heladera un postrecito de
vainilla. Tener un plato de comida
calentita.

Es que alguien te pregunte cómo estás,
Es que te informen qué medicación
tomas. Es trabajo interdisciplinario,
es plantear la salud como bien propio y
comunitario.

 Es desmanicomialización y es
revolución.
Reivindicar la ternura como acto de
liberación.

En la Posta aprendí a escuchar gritos
callados,
trabajar con gestos,
trabajar con muchas manos.

Entre arvejas y tutores, aprendí sobre
dolores, sobre sembrar empatía y
habitar en poesía.

Aprendí de luchas,
de risas y modos de andar
La importancia de una densidad
institucional de calidad.

Entendí que no se trata de héroes, ni
de salvar personas.
Se trata de acompañar
y reconstruir trayectorias.

Aprendí de un Trabajo Social que
rompe esquemas, que se impone ante
las barreras.
Que teje redes de escucha y cuidado,
que aloja a ese otro agotado, a los
cuerpos desbordados.

Agotados de tanto andar. Agotados de
tanto esperar. Agotados de tanto
aguantar.

Desbordados de violencias. Desbordados de desigualdades.

Desbordados de descartes.

Un trabajo social como acto político,
atento y predispuesto,
que escuche a ese otro,
que lo aliente a construir un relato
propio.

El tutor de las arvejas, que acompañe
el florecer.
sin obstaculizar su propio avanzar, sin
dejar padecer en soledad.

Trabajo social como acto político, que
no niega al otro como semejante, que
no es distante,
ni alude a falsas objetividades.

Que escuche activamente, que sea
paciente,
que construya y desarme. Que hilvane.
Que no venga con pretensiones de
despertar mentes, mentes que de
diversidad de ideas no carecen
Se trata de rescatar lo vivo, lo latente,
lo pasado y lo presente.

Con los derechos humanos como
bandera, construir ciudadanía
aspirando a la armonía.

Velar por la equidad, por la libertad.
Imponiéndose contra el olvido,
fortaleciendo caminos.

Trabajo social 

trabajo de hormiga, paciente, cotidiano,
que construye y abriga.

Trabajo social, semilla sembrada.
luchando por una sociedad más digna,
más humana.

Foto: Walter Kokotovich

Publicado en el semanario El Eslabón del 04/01/25

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