El fuego arrasó mansiones millonarias, barrios enteros en el sur de California y sigue ante fortísimos vientos y sequía extrema. Afectó una superficie casi similar a la del municipio de Rosario. Es un desastre a escala global.
En los Estados Unidos de América, el país donde está a punto de asumir un gobierno que niega el cambio climático, Los Ángeles, una de las ciudades más importantes de su costa oeste en el Estado de California, meca del mundo del cine y la industria del entretenimiento, sufre desde la semana pasada uno de los incendios descontrolados más grandes de su historia agravado, entre otros factores, por una seca pronunciada por efecto del cambio climático, según publicó el proyecto Clima Meter, financiado por la Unión Europea y el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS). Al cierre de esta edición se contaban 27 muertos, una docena de desaparecidos y 180.000 evacuados, y aún acechaban focos ígneos incontrolados.
No es una sorpresa. Ya en 2020 esta región había sufrido incendios forestales masivos como los que se multiplican con inédita voracidad en otros lugares del mundo desde los últimos años. Justamente a nivel local también, esta semana se registraron incendios en la zona del Parque Nacional Nahuel Huapi, en Río Negro y hay riesgo que se multipliquen ante el calor y la sequía que afecta a varios puntos de Argentina y el sur continental.
Hacer un análisis global a partir de la tragedia californiana es inevitable: la cantidad de superficie afectada por el fuego en Los Angeles ya superaba a los 160 kilómetros cuadrados, casi como todo el municipio de Rosario (178 km), lo que ubica al incendio en una categoría de desastre natural de escala planetaria.
En términos absolutos, superan las áreas arrasadas por incendios recientes en otras partes del mundo, como en Australia y en el Amazonas.
La diferencia es que la velocidad con la que se propagaron los focos y la proximidad a áreas urbanas y residenciales agravaron su magnitud por la superficie destruida, por las vidas humanas perdidas y los miles de desplazados.
Uno de los efectos globales inmediatos del gran incendio es la emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2), que según los especialistas contribuyen al calentamiento global. El fuego en el sur de California ha liberado millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Además, el humo generado ha deteriorado significativamente la calidad del aire, poniendo en riesgo la salud de millones de personas, especialmente de aquellas con problemas respiratorios.
Un cóctel explosivo en cascada
El lunes pasado, el proyecto Clima Meter elaboró un rápido estudio para analizar la influencia del cambio climático en los incendios de Los Angeles. El análisis, firmado por los investigadores Greta Cazzaniga y Davide Farand, señaló con una confianza media-alta que las condiciones meteorológicas, muy poco frecuentes, pueden atribuirse al cambio climático provocado por el ser humano. Según ambos especialistas, las condiciones meteorológicas, similares a las que han desencadenado los incendios forestales de Los Ángeles, son ahora hasta 5 °C más cálidas, un 15 por ciento más secas y hasta un 20 por ciento más ventosas en comparación con el pasado.
Para llegar a esta conclusión, se compararon sistemas de bajas presiones similares durante finales del siglo XX (1950-1986) con los de las últimas décadas (1987-2023), un periodo en el que los efectos del cambio climático se han hecho más evidentes.
“Los incendios forestales de Los Ángeles han demostrado cómo múltiples extremos, exacerbados por el cambio climático, pueden interactuar juntos para desencadenar un desastre sin precedentes”, señala la investigadora posdoctoral y coautora del estudio Greta Cazzaniga, publicó el sitio Climática.
“Muchas personas se han visto afectadas, incluidas estrellas de Hollywood, lo que demuestra que el cambio climático no perdona a nadie. Esta catástrofe nos recuerda con crudeza que debemos exigir colectivamente una actuación inmediata para mitigar estos riesgos crecientes y salvaguardar nuestro futuro común”, resaltó Davide Faranda, director de Investigación en Climatología del CNRS y también autor del análisis.
Planeta recalentado y negacionistas
La temperatura mundial promedio final calculada para 2024 no sólo lo convirtió en el año más caluroso desde que comenzó el registro de la temperatura mundial en 1850, sino que también superó por primera vez el objetivo establecido por los líderes mundiales en un intento por mantener controlados los peores efectos del cambio climático, indicó la semana pasada el Servicio de Cambio Climático de Copernicus.
También fue el año más caluroso registrado en Estados Unidos, publicó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés). La temperatura anual promedio, de 55,5 grados Fahrenheit (13,1 grados centígrados), se ubicó 3,3 grados por encima del promedio.
El presidente estadounidense Donald Trump es un declarado negacionista del cambio climático, en campaña lo calificó como “una de las mayores estafas de todos los tiempos”. El mismo camino copió, a su imagen y semejanza, el presidente argentino Javier Milei cuando decidió en noviembre pasado retirar a la delegación de Argentina que estaba participando de la COP29, la cumbre climática de la ONU en Bakú, Azerbaiyán, y que tenía como debate central el financiamiento del Acuerdo de París para combatir el calentamiento global. “Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y buscan recaudar fondos para financiar vagos socialistas”, había dicho Milei en campaña.
En tanto, Trump no tuvo reparos en endilgarle al gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, un viejo adversario político, la responsabilidad por el desastre, reabriendo una larga disputa. Trump y Newsom se enfrentaron duramente en el pasado, incluso polemizaron en su momento sobre la prevención de incendios, las políticas ambientales, el cambio climático, los vehículos ecológicos y la inmigración, recordó la CNN.
El gobernador de California acusó a Trump de politizar la tragedia y le extendió una invitación para que visite el área afectada. Pero no sólo Trump no respondió, ni siquiera volvió a hablar del tema esta semana a pesar de que el desastre ocupaba las primeras planas de los medios y las imágenes desoladoras se multiplicaban en las redes sociales.
Devastación
Todo comenzó el pasado martes 7 de enero con un foco en la zona exclusiva de mansiones de Pacific Palisades, según reconstruyó The New York Times. Se investigan varias posibles causas accidentales y/o intencionales. Los vientos secos Santa Ana a más de 100 km por hora esparcieron el fuego en distintas direcciones y comenzó un verdadero infierno por lo que miles de personas tuvieron que abandonar sus hogares a punto de ser devorados por las llamas. Es la peor tragedia del Estado de California, superando la superficie afectada por incendios forestales de 2020.
J.P. Morgan Insurance estimó primero que las pérdidas se acercarían a los 20 mil millones de dólares y luego rectificó subiendo la cifra a 50. Mientras, AccuWeather sitúa los daños y las pérdidas económicas entre los 135.000 millones y los 150.000 millones, según publicó la BBC.
Bomberos en problemas
La jefa del Departamento de Bomberos de Los Ángeles, Kristin Crowley, criticó públicamente a las autoridades estatales por recortes de presupuesto que, dijo, dificultaron el trabajo de los bomberos. También culpó a la ciudad por el agotamiento del agua cuando aproximadamente el 20 por ciento de los hidrantes utilizados para combatir el primer incendio de Palisades se quedaron sin este recurso, según Los Angeles Times.
Para colmo, la alcaldesa de Los Angeles Karen Bass había viajado al exterior el mismo día que comenzaron los incendios y se le reprochó que hizo caso omiso al reporte del Servicio Meteorológico Nacional que advertía de “condiciones meteorológicas extremas para incendios”.
Además, hubo evidencias de que algunos millonarios contrataron a bomberos exclusivos de forma privada para salvar sus mansiones y empresas mientras el resto ardía. Rick Caruso, un magnate ex republicano convertido en demócrata contrató un servicio privado de bomberos para proteger su centro comercial en Palisades y su casa. El empresario Keith Wasserman contrataba en sus redes sociales bomberos propios: “Pagaré lo que sea. Gracias”, decía.
Denuncias
Los incendios forestales que arrasaron varias zonas de Los Ángeles no sólo han destruido miles de hogares, sino que también han puesto en evidencia prácticas cuestionables de las compañías aseguradoras. Estas empresas, según el cineasta Tyler Perry, están abandonando a sus clientes en los momentos más críticos. El artista utilizó su cuenta de Instagram para criticar duramente a las aseguradoras por cancelar o no renovar pólizas de propietarios en áreas afectadas por incendios forestales.
Según estadísticas recientes, entre 2020 y 2022, el 10 por ciento de las pólizas en áreas como Pacific Palisades y Altadena no fueron renovadas, afectando gravemente a quienes viven en zonas de alto riesgo.
El show debe seguir
La Academia de Hollywood modificó la fecha en la que se darán a conocer las nominaciones para la 97ª edición de los Premios Oscar para este jueves 23 de enero, de manera virtual y sin presencia de los medios. Por otra parte, la Academia también canceló el tradicional almuerzo de los nominados, previsto para el 10 de febrero. Pero a pesar de estos cambios, la ceremonia de entrega de los premios se mantiene para el 2 de marzo en el teatro Dolby de Los Ángeles.
Por otra parte, los incendios volvieron a poner en foco si la ciudad está preparada para ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2028. Hasta este jueves, no se habían afectado las principales sedes olímpicas. El presidente y director de LA28, Casey Wasserman, destacó la “resistencia y determinación” de Los Ángeles. “La fuerza de nuestras comunidades y nuestra unidad en tiempos difíciles hacen que esta ciudad sea extraordinaria y, cuando Los Ángeles dé la bienvenida al mundo en 2028, nuestro espíritu brillará más que nunca”, dijo Wasserman en un comunicado.
Publicado en el semanario El Eslabón del 18/01/25
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