Mentiras y verdades, un clásico de cada mercado de pases. Operaciones, perlitas y nuevos actores. La brecha entre ricos y pobres se ensancha. El papel de la prensa y el pasado como periodista deportivo de Osvaldo Soriano. 

El mercado de pases, hay que admitirlo, es el peor momento del periodista deportivo. Una ensalada de frutas elaborada por la prensa a base de figuras del fútbol que nunca llegarán a tu club, salvo excepciones. Mentime que me gusta.

En busca de información precisa para su luego legendario libro El fútbol a sol y sombra, el escritor Eduardo Galeano cayó en la casa del periodista Ezequiel Fernández Moores. “Tuve que aclararle”, dice éste, “que no era cierto que José Sanfilippo había sido el máximo goleador en la historia del fútbol argentino, que sólo un fana de San Lorenzo podía engañarlo así”.

—¿Quién te dijo eso?

—El hijo de puta del Gordo Soriano –respondió a las risas el uruguayo.

En enero, Osvaldo Soriano nació y murió. Periodista deportivo antes que escritor, el Gordo se hubiese hecho un festín con los nombres de arqueros (¿ilusionistas?) que sonaron para su San Lorenzo querido. Entre las “bombas del mercado” (los “urgente” y los “último momento” parecen haber perdido fuerza) los cronistas del Ciclón, celosos de sus pares de Boca y River, anunciaron al neerlandés Andries Noppert como posible refuerzo. Después continuaron con el francés Benjamín Lecomte, y luego con el costarricense Keylor Navas. Con su sonrisa deslumbrante, el DT Miguel Russo pidió que no le hagan estudiar más idiomas. El arquero tico, finalmente, fue anunciado en Newell’s. Quizá la mayor sorpresa.

Más penas y olvidos

Verdades a medias y mentiras lisas y llanas inundan las noticias. Estrellas estrelladas contra la realidad que ofrecen la mayoría de las tesorerías. Algunos nombres rimbombantes que suenan en cada mercado, parecen más propios de la ficción que de la realidad de los clubes. Contaba tan bien, Soriano, que un tipo aseguraba haber jugado un partido que inventó. “La ficción, cuando funciona, crea un terreno, una suerte de pacto similar al de una conversación”. El tema es cuando la ficción no funciona…

A diferencia de los anteriores, este libro de pases tuvo algo nuevo: la billetera de Foster Gillett, que pudo llevar a Estudiantes a Cristian Medina, pero no logró quitarles a Alan Velasco y Sebastián Driussi a Boca y River, como pretendió. Casi al ritmo de la situación económica del país, la desigualdad entre clubes ricos, nuevos ricos como el Pincha, y pobres se hizo notar fuerte. 

Este verano, no todo fue Wanda, Icardi y la China Suárez. También el fútbol regaló algunas perlitas. Chacarita confirmó la llegada de un jugador y el pase se cayó. Alvarado, por su parte, presentó en redes sociales a Martín Batallini, quien luego se incorporó a Talleres de Remedios de Escalada. “Cambió de opinión”, explicaron, con algo de gracia, desde el club marplatense. El santafesino Marcelo Argüello firmó su contrato con el Club Deportivo Luis Ángel Firpo, de la Liga de El Salvador, sentado ¡en el tronco de un árbol!

La pretemporada de Riestra, siempre tan ocupado en el marketing: “3 de la mañana, infusión. 3.20: primer turno”. Y la respuesta de Sacachispas, con “horarios normales y sin vender humo”: “3 de la mañana, dormimos. 3.15, nos levantamos al baño”.

A lo Riestra con Spreen, Temperley anunció al Polaco, el cantante de cumbia, como refuerzo. Me acordé de una entrevista de Rodolfo Braceli a René Houseman, a quien le pidió motivos por haber dejado el fútbol. “Es que jugar mal en Argentina”, le respondió, “da mucha vergüenza”. Al parecer, ya no.

También está el mercado de pases de San Miguel en la B, la envidia hasta del propio Gillett. Federico Almada, su presidente, se defendió de quienes lo acusan de lavar dinero con la contratación de jugadores con buen pasado en Primera. Con la plata que le sobra, dice, “en vez de comprarme una remera y una bicicleta, la invierto en el club”.

La prensa, en el ojo de la patria

“Hacía poco que estaba acá y tenía que meter un impacto”, se confiesa el Gringo Cingolani, periodista de TyC Sports. En el auto de camino al canal se le ocurrió inventar que Messi estaba jugando de doble 5. “Mostré un mapa de calor, que nunca se supo de quién era”. Se ríe y hace reír al resto de la mesa. Decir mal una información o una pavada ya no indigna ni avergüenza. Por el contrario: se celebra. 

@tycsportsCUANDO EL GRINGO CINGOLANI DIJO QUE MESSI ESTABA JUGANDO DE DOBLE 5 En el stream especial por los 30 años de TyC Sports, el Gringo contó el detrás de escena de su histórica frase. «Mostré un mapa de calor, nunca se supo de quién era», tiró 😂 #30AñosTyCSports.♬ sonido original – TyC Sports

La anécdota la contó en el stream especial por los 30 años del canal deportivo. TyC ya no manda a sus periodistas a Mar del Plata, como otrora, a seguir de cerca a los equipos grandes que solían realizar allí sus pretemporadas. La medida de la empresa guarda cierta lógica. Ya ni torneos de verano quedan en la costa. En plan de ajuste, tampoco mandó –tras 14 años ininterrumpidos– a sus cronistas a cubrir la Copa Davis 2024 a Manchester.

El periodismo dedicado al deporte, al menos en medios hegemónicos, atraviesa un mal momento. Periodistas y ex futbolistas devenidos en panelistas, queriendo imponer su verdad a los gritos. Falsas polémicas. Una copia berreta de los programas de chimentos.

Quizá sea momento de escuchar el curioso argumento de Borges contra el fútbol. “No puedo aceptar algo en donde uno gana y el otro pierde, eso me parece horrible, innoble”. Exageración al margen, el gran escritor opinaba: “Yo creo que hay que tratar siempre de que gane el otro, como en las conversaciones o discusiones, hay que tratar de que el interlocutor tenga razón y no uno”. En fin, las mejores discusiones son las que “perdemos”.

Además, esta etapa de negociaciones y transferencias en el fútbol argentino tiene en la prensa más operaciones que un quirófano. Alguna vez pisó el palito el propio Fernández Moores. Eran las vísperas del Mundial de México 86 cuando Hugo Santilli, presidente de River y vice de AFA, lo llamó a la agencia DyN, donde trabajaba, para decirle «off the record» que esa noche pedirían la renuncia de Bilardo. Publicado el cable, “estalló el escándalo”. Hasta Grondona, que estaba en Zurich, lo llamó. El intento destituyente, está claro, fracasó. “Yo tenía veintitantos años, aprendí una primera lección sobre cómo el poder usa al periodismo”. Y, asegura, “me juramenté nunca más caer en la trampa”.

Volvamos al Gordo y sus virtudes para contar. Experto en inventar/registrar diálogos. “Tengo más oreja que vista”. Leía el diario “de atrás para adelante”, cuando las noticias deportivas estaban en las últimas páginas. Gran defensor del periodismo deportivo. “Lo único que debía preservar como saber –Saber con mayúsculas– para tiempos de desgracia”, como los de la dictadura, por ejemplo, “era el deporte”. Tan ligado a la literatura futbolera, sin embargo, su producción de ficción en esa temática llegó recién en los últimos 10 años de su vida, según cuenta Ángel Berlanga, su biógrafo.

Va una última, extraída de ese libro Soriano. Una historia. En uno de sus primeros laburos como periodista deportivo fue a cubrir un partido de poca monta en la Liga de Tandil. No más de diez personas en la cancha. Llegó tarde. Venía de un asado, con bastante alcohol en el cuerpo. Con el partido en marcha, le preguntó a uno cómo iban. 2 a 1, le dijo. Desde ahí continuó contando él. Un gol, otro. Resultado final: 3 a 2. Al día siguiente llovieron los reclamos al diario. “¿Cómo 3 a 2? ¡Fue 2 a 2!”. Siguió sin confesar y en la ciudad se armó lío. Su colega del otro diario, para colmo, también puso 3 a 2, porque le había copiado la nota. Citaron al árbitro, acusándolo de haberse comido un gol. Si hasta los propios hinchas dudaban de lo que vieron. “Esto lleva a una gran reflexión sobre la credibilidad del periodismo”, concluía el Gordo. Por suerte, este jueves arranca el torneo. Y el mercado, como tantos otros, una sombra ya pronto será.

Publicado en el semanario El Eslabón del 18/01/25

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