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El presidente de Argentina Javier Milei lanzó una memecoin «Libra» que rápidamente se desplomó convirtiéndose en un rugpull o estafa.
En los albores de su asunción como presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump lanzo una memecoin respaldada por el mismo. En pocas horas la moneda logró tener una valuación de mercado de 11 mil millones de dólares llegando a cotizar 74 dólares por unidad. Con eso se convirtió en una de las memecoins más exitosas de todas junto a los gigantes del segmento como Doge, Shiba Inu y Pepe.
A partir de ese evento, las probabilidades de que Javier Milei replique la jugada subieron al 100% y no era cuestión de si lo iba a hacer o no, si no cuando. La respuesta a esta incógnita se dio el viernes a las 19.01 con un tuit que ya no está porque el presidente, y su equipo, tuvieron que entrar en modo control de daños con todo lo que sucedería en los sesenta minutos siguientes.
El presidente Milei anunció Libra, su propia memecoin, pero con un pequeño detalle. No fue en broma ni como chiste, si no como un proyecto legítimo para captar inversiones y desarrollar la industria argentina, acorde a lo que expresó en su tuit. Rápidamente el tuit fue contestado por todo el ejército de adalides libertarios y también por reconocidos timberos nacionales como Ariel Sbdar, dueño de Cocos Capital. Horas más tarde Ripio, un reconocido broker local, listó $Libra para que sea intercambiada directo por pesos argentinos.
¡Ya podés conseguir $LIBRA en la sección Playground de la app! 🎡 📲
El nuevo token que impulsó el presidente Javier Milei ya está disponible en Ripio, antes que en cualquier otro lugar 😎 pic.twitter.com/ErCM3Fbd5Q
— Ripio (@RipioApp) February 15, 2025
El «chiste» duró poco tiempo. Después de alcanzar la para nada despreciable suma de 4 USD por unidad y una cotización de mercado de 4 mil millones de dólares, Libra se desplomó como cuando te desenchufan la conexión cerebral a la Matrix. En escasos minutos todo el dinero que había entrado se retiró, configurando lo que se conoce en la jerga como un «rugpull» (la bella imagen de los sacar la alfombra bajo los pies) convirtiéndose de golpe en una estafa hecha y derecha.
Memecoins Sells But Who’s Buying
La línea de separación entre una estafa y un meme es muy fina. La principal métrica a tener en cuenta es la cantidad de unidades de la moneda concentradas en las principales billeteras. Esto determina la posibilidad de la estafa o el «rugpull». Si un par de billeteras concentran un número significativo de monedas estoy quiere decir que en cualquier instante pueden vender y llevarse toda la liquidez.
En este caso y acorde al análisis de varios usuarios de internet se suponía que el top 10 de billeteras concentraba el 80% del total circulante. No había chances de que esto terminara bien. Por ejemplo, durante el lanzamiento de Magaiba la cuenta oficial del equipo concentraba el 10% del total de tokens y eso ya generaba resquemor, imagínense el 80%. La empresa que dió soporte para crear la moneda es KIP Protocol y su dueño Julián Peh, ambos de Singapur. Según el periodista Manuel Jove, el vínculo con Milei se habría hecho a través del empresario Mauricio Novelli.
Julián Peh, de Singapur, sería quien está detrás de la LIBRA, con la empresa KIP Protocol. Se juntó con Milei y a Adorni en octubre. Hubo otro participante: Mauricio Novelli. Es argentino y dueño de NW, una empresa de cursos financieros que promocionaba Milei en 2023.
Esto… pic.twitter.com/HEJVHffoyM
— Manu Jove (@manujove) February 15, 2025
Sin embargo, más allá de la estafa o del esquema «pump&Dump» (inflar un activo para vender cuando todos compran, osea la metodología del rugpull), el problema central es que Javier Milei, Presidente de la Nación Argentina, promocionó lo moneda bajo la consigna de que era una «proyecto productivo», es decir, serio. El aval que milei le dió a la meme-moneda es lo que hizo que esta tenga una voladura de precio monumental.
Sin embargo, el efecto principal es que lo que quedó completamente dañado es la idea de que Milei es un «genio» o un estadista. Cualquier lectura de algún libertario o converso sostenían que por poco Milei era la reencarnación de Bismarck, o de Roca, para ponerlo en término criollos. Pero desde ayer los propios creyentes Mileísta tendrán que convivir con la idea de que su líder, es un idiota. Bienvenidos a la política.
La desorientación provocada por el evento, además de dejarnos una de las noches legendarias de Twitter, también mostró la propia desorientación de la tropa Mileísta. Rápidamente los referentes del espacio borraron sus tuits de apoyo, algunos intentaron deflectar el conflicto aduciendo un hackeo que no fue tal y luego sobrevinieron unas cuatro horas de silencio de radio donde los usuarios de Twitter nos hicimos un festín de la gran puta.
Otra de las hipótesis que se maneja (y que se verificará rápido con la apertura de los mercados internacionales el lunes por la mañana) tiene que ver con el daño que esto puede causar a los bonos y acciones argentinas en Wall Street. Milei goza de una gran reputación en Estados Unidos producto de su ideología liberal – libertaria y es visto como un garante de los mercados argentinos gracias a su política fiscal y monetaria de corte ortodoxa y su, hasta ahora, exitoso combate contra la inflación. Pero la pregunta es ¿Quién quiere dejar su dinero invertido en un país conducido por un economista de supuesta brillantez que no es capaz de distinguir entre un proyecto serio y una estafa lisa y llana?
Esquirlas de guerra
Cuando ya la situación había escalado a un nivel fuera de control, el equipo del presidente finalmente tomó cartas en el asunto. Borró el tuit original y esbozó una excusa donde también aprovechó para atacar a la «casta». Fieles a su plan de nunca jugar defensivo, intentaron atacar y pedir disculpas al mismo tiempo. Pero no funciona así.
El retroceso en chancletas deja expuesto al presidente y su círculo íntimo, que pareciera ser bastante vulnerable a promocionar estafas piramidales, tal como ya había pasado durante la campaña con la empresa CoinX. Osea, digamos, no es la primera vez que Milei promociona una estafa pero nunca había tenido esta magnitud.
Así, se suma un daño adicional y es el de la narrativa de nunca ir para atrás. Ya había mostrado signos de esto después de la masiva marcha de apoyo a la comunidad LGBT y ahora suma un nuevo retroceso. Quizá esto sea lo más significativo de todo. Para ello nos podemos valer de dos metáforas cinematográficas una de la película «Depredador» y la otra de «300».
En «Depredador» el equipo conducido en la selva por Arnold Schwarzenegger se enfrenta contra un enemigo desconocido que parece estar siempre adelantado y en ventaja. Hasta que en una escena donde talan un bosque a balazos encuentran un rastro de sangre del misterioso alienígena. Arnold se despacha una de sus frases icónicas para toda la posteridad «Si sangra, podemos matarlo».
En «300», la película de Zack Snyder basada en el cómic homónimo de Frank Miller, un reducido grupo de espartanos se enfrentan contra el multitudinario ejército del dios emperador Xerxes. Y si bien todos los soldados mueren aniquilados por el ejército invasor, un espartano logra tirar una lanza que corta el rostro de Xerxes, demostrando que es humano.
Escribo esta nota desde Mar del Plata, unas horas antes de hacer una función de teatro, y pienso mientras contemplo la inmensidad del océano que no es conveniente sangrar en un mar lleno de tiburones.
Nota publicada originalmente en el portal 421 (www.cuatroveintiuno.com)
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