La noche del miércoles terminó con cacerolazos y marcha espontánea hasta entrada la madrugada del jueves desde distintos barrios hacia la Casa Rosada, en contra de la represión en el reclamo por los jubilados.

En distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense comenzaron a sonar los cacerolazos y bocinazos como forma de protesta contra el gobierno de Javier Milei, luego de una jornada violenta por la brutal represión policial en la marcha de jubilados e hinchas.

Cerca de la medianoche y pasada la madrugada del jueves, cientos de personas se acercaban espontáneamente caminando desde distintos barrios hacia la zona de la plaza de Mayo y permanecían frente a la Casa Rosada, en protesta por la represión y en especial por el fotógrafo herido, Pablo Grillo, que está en grave estado.


La jornada de la movilización de jubilados en reclamo por la prórroga de la moratoria previsional y la restitución del 100% de los medicamentos del PAMI terminó con una fuerte represión de la Policía Federal y la Policía de la Ciudad. Hubo heridos, detenidos y escenas de extrema violencia, como la agresión a una jubilada por parte de un efectivo y el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno que provocó una fractura de cráneo al reportero gráfico Pablo Grillo, quien se encontraba en grave estado.

Fabián Grillo, padre de Pablo Grillo, el fotógrafo gravemente herido durante la represión a jubilados e hinchas de fútbol en el Congreso, lanzó duros insultos contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el presidente Javier Milei, a quienes acusó de «mandar a matar».

“Por una borracha hija de puta y por un descerebrado que habla con un perro muerto, que mandan a matar, está corriendo peligro mi hijo”, expresó con furia en la puerta del Hospital Ramos Mejía, donde Pablo Grillo permanece internado en estado crítico.

El fotógrafo sufrió un trauma grave de cráneo con pérdida de masa encefálica y múltiples fracturas, tras recibir el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno disparado por las fuerzas de seguridad.

Fabián Grillo, visiblemente afectado, enfatizó que su hijo es “militante, pero también fotógrafo” y defendió su compromiso político: “Somos una familia de militantes. Y con orgullo lo decimos. La militancia no es mala”. La situación de Pablo Grillo continúa siendo grave y su evolución es seguida de cerca por los médicos del Hospital Ramos Mejía.

 

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