Conocer el mar fue, durante mucho tiempo, una experiencia sólo para pocos en la Argentina. Las clases populares, y los habitantes de localidades alejadas de la costa sin posibilidades de trasladarse, no siempre tuvieron el derecho a conocer el mar, esa inmensidad, esa metáfora de la infinitud que cambia para siempre la vida de quien lo contempla.
Tomarse vacaciones tampoco fue siempre para todos. El ocio fue, durante mucho tiempo, para unos pocos. Una gran masa de trabajadores y sectores de clases media estaban condenados a trabajar sin descanso, con el único objetivo de subsistir. En las décadas de 1940 y 1950, con los primeros gobiernos peronistas, al igual que en los últimos doce años, esto cambió.
Todavía queda mucho por hacer, claro. La pobreza persiste, pero durante estos últimos 12 años disminuyó, y se recuperaron algunos derechos.
El derecho al mar, el derecho a las vacaciones, el derecho a ciertos consumos que antes estaban vedados, produjo el desahogo y la felicidad de buena parte de la población. Pero también el rechazo de otros sectores, que se sintieron invadidos y amenazados por estos avances sociales.
Para estos sectores no resulta suficiente estar bien. Ni siquiera parece importarles que, como sucedió con algunos empresarios, hayan ganado más que nunca durante estos últimos años. Lo que importa es que otros estén mal, cada vez peor. La identidad es relacional, se construye en relación con otro. Y ese otro a veces se ve como enemigo, como amenaza.
Esto se encuentra en la raíz profunda del odio que por estos días destilan ciertos sectores medios y altos, extorsionados y manipulados por los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos. Es una cuestión territorial. Cuando sectores antes excluidos transitan por determinados lugares son vistos como ajenos: son el otro amenazante.
Resulta revelador que en Mar del Plata, ciudad-símbolo de estos cambios sociales inclusivos de antes y de ahora, haya triunfado, de la mano del PRO y dentro del frente Cambiemos, Carlos Fernando Arroyo, un hombre vinculado a la última dictadura genocida, xenófobo y nazi.
¿Será parte de la “campaña sucia” mencionar estas verdades? Seguramente. La alianza de Mauricio Macri se basa en la mentira, el camuflaje y las máscaras. Y siente rechazo por quienes dicen la verdad y describen las cosas como son. Arroyo es nazi, pero decirlo es “campaña sucia”. Pero es nazi.
Un nazi suelto en La Feliz
Si Mar del Plata es un símbolo, el triunfo de Arroyo también lo es. El candidato PRO nazi del frente Cambiemos ganó la elección del 25 de octubre por más del 47 por ciento, derrotando al actual intendente kirchnerista Gustavo Pulti, que alcanzó el 36,40 por ciento de los votos.
En conferencia de prensa, el intendente electo por Cambiemos agradeció el apoyo del pueblo, elogió la victoria de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires y pidió votar a Macri en el balotaje.
Arroyo acumula gran cantidad de denuncias en su contra. En septiembre de 2015, el Centro de Residentes Bolivianos de Mar del Plata lo denunció ante Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) por sus dichos discriminatorios.
“Si la frontera sigue siendo un colador, por donde entra cualquiera de cualquier país por cualquier cosa, todos de la misma nacionalidad y son expertos en cultivar coca, por ejemplo. Y no quiero nombrar al país por no empezar a hacer distinciones, pero usted se imagina”, señaló Arroyo en referencia a las bolivianas y los bolivianos.
La respuesta de los residentes bolivianos fue contundente: “Las declaraciones xenófobas y discriminatorias por sí solas nos agravian e indignan, ya que desconocen la tarea diaria de miles de hermanos bolivianos que realizan en el trabajo de la tierra, la producción de bienes y servicios, como también el aporte de profesionales en las distintas áreas del conocimiento, colaborando todos en el crecimiento de esta hermosa ciudad”, sostuvieron desde el Centro de Residentes Bolivianos de Mar del Plata, que se mostraron “preocupados por lo que podría pasar”. Lo dijeron antes de que Arroyo ganara las elecciones.
Hijos Mar del Plata denunció sus vinculaciones con la última dictadura genocida. En declaraciones al portal de noticias CN23, Juan Candeloro, referente de esa agrupación, explicó: “Arroyo está vinculado a lo más oscuro de Mar del Plata. Fue interventor del intendente que puso la dictadura en la ciudad. Hay muchas denuncias de esos años”.
“Pasó por cinco partidos políticos pero el primero fue el de otro represor, el partido de Luis Abelardo Patti. Se presentó a intendente en el 2011. Arroyo es experto en sumar denuncias. Es una persona intolerante, un pensamiento que atrasa muchísimo. Cuando fue director de un colegio técnico tenía en su escritorio la foto de un jerarca nazi muy conocido”, agregó.
Madres de Plaza de Mayo también se pronunció: “Le decimos a Arroyo que nosotros vamos a respetar la decisión del pueblo de Mar del Plata, pero frente a estas actitudes antidemocráticas vamos a estar presentes para el rechazo y el repudio, siempre por la Memoria, la Verdad y la Justicia”.
En 1994, durante su paso como funcionario durante la intendencia de Mario Russak (Ucedé), Arroyo, por entonces subsecretario de Inspección General, fue acusado de antisemitismo por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia). Según varios testigos no sólo solía reivindicar a Hitler en sus conversaciones, sino que incluso tenía simbología nazi a plena vista en su despacho.
Tras la elección de Arroyo, la entidad Llamamiento argentino-judío, ratificó la denuncia y señaló que “es ampliamente conocido por sus posturas fascistas y discriminatorias, y hasta se lo acusó de exhibir símbolos nazis en su despacho”.
Arroyo es abogado. Se desempeñó durante muchos años como director de la Escuela Media Nº 2 de Mar del Plata, cargo que, según recuerdan los ex alumnos, desempeñó con “autoritarismo y rigidez”. Estuvo cerca del partido del ex carapintada Gustavo Breide Obeid, e integró la lista del represor Luis Patti en 2007. Intentó prohibir las murgas y batucadas, y quiso darles armas a los guardianes de las plazas y a los guardavidas en las playas. Se opuso a otorgarle un reconocimiento al músico Manu Chao, porque “tiene determinadas ideas anarquistas” y porque «En dictadura, por lo menos hay Estado… peor es la nada».
“Es un hombre honrado y transparente”, dijo Macri. Y en cuanto a su “transparencia” no mintió. Arroyo es un nazi transparente, coherente, convencido.
Como suele suceder en estos casos, con sólo prestar atención a sus declaraciones, su condición queda expuestas con transparencia: “Hoy viene un chico con pelo largo y le digo que hay que cortarse el pelo porque es más higiénico. Tiene que gastar menos shampoo, no tarda tanto para lavarse. Las niñas pueden tener el pelo largo, porque las mujeres pueden dedicarle cuatro horas a la cabeza. ¿No es cierto? Nosotros, los varones, queremos meternos en la ducha, pasar y salir. De la otra manera, tenés que tener un tiempo especial para hacerte los tratamientos que se hacen las mujeres”, señaló Arroyo en declaraciones reproducidas en la nota de Werner Pertot, publicada en Página 12 el 8 de septiembre de 2015 y titulada “Un cambio para atrás”.
“Siendo intendente, van a ser las 3 o 4 de la mañana y voy a caer en un barrio de sorpresa. Vamos a actuar, como se debe, y todo el mundo se va a tener que cuidar. Vamos a enseñarle reglas de comportamiento a esta sociedad que está un poquito descarriada”, agregó Arroyo en declaraciones reproducidas en la nota de Pertot.
Sería bueno, además, recordar que en 2010 Macri habló de la “inmigración descontrolada” que “viene de la mano del narcotráfico y la delincuencia”.
Perdón. Recordar es hacer “campaña sucia”.
Fuente: El Eslabón
Ana Raquel Rosso
12/11/2015 en 21:38
Excelente, como siempre Pablo… Lástima los personajes de referencia, dan asco, así de sencillo. Pero es importante sacarles la careta a los sucios que portan caras de impecables. No sé por qué… de chiquita me caían mal, bueno, hace ya tiempo entendí el motivo.
Gustavo
29/05/2018 en 12:43
Por dios anda a lavarte el orto, «el mar privilegio de algunos pocos». De donde saliste marciano mente lavada.