El debate sobre la reforma electoral que persigue el gobierno de Mauricio Macri, centrada fundamentalmente en el uso de la boleta única electrónica (BUE), divide aguas en los legisladores nacionales santafesinos, que de todos modos están mayoritariamente de acuerdo con la aplicación de ese sistema de votación empleado en la ciudad de Buenos Aires y Salta, aunque ponen algunos reparos sobre la tecnología a utilizar, cuyos detalles no constan en el mensaje que el Poder Ejecutivo envió al Congreso.

La tendencia mundial contraría el sentido que Cambiemos quiere imprimirle al sistema electoral argentino, atento a que el voto electrónico deja de utilizarse en las democracias más desarrolladas, que sí emplean la boleta única de papel.

Los veinte primeros países del mundo en términos de índice de desarrollo humano votan a través del sistema de sufragio en soporte físico, explicó en el Congreso un especialista.

Bélgica utiliza el voto electrónico sólo en el 44 por ciento de sus elecciones, Estados Unidos en menos del 30. Sólo tres países del mundo lo emplean para la totalidad de sus comicios. Brasil es uno de ellos y posee el índice de sufragios nulos más altos del mundo.

Que no hay sistema electoral perfecto es la única coincidencia sin exclusiones en la dirigencia política. Que el sistema de voto electrónico es el menos imperfecto, una verdad de café que no resiste el más mínimo análisis de los especialistas.

Sin embargo, el uso de tecnología digital para garantizar la transparencia de los comicios está asociado a una idea de modernidad muy extendida: la tecnología, por ella misma, soluciona los problemas, dota de transparencia, agiliza los trámites. En términos un poco brutales, hay que señalar que cualquier puede advertir la ausencia de boletas en un cuarto oscuro, y un fiscal atento denunciar si le “dibujan” el acto de conteo de votos. Modificar las líneas de un código informático permite replicar el fraude a lo largo de la totalidad de las mesas electorales, y sólo los expertos pueden advertirlo.

Así lo explicó en la Cámara de Diputados a principio de mes Sergio Chaparro, integrante de la ONG Vía Libre: “No sólo debemos pensar en términos del potencial fraude que un sistema electrónico multiplica maravillosamente; porque el cambio de dos o tres líneas de código en un programa se replica en 95.000 mesas electorales del país a una escala que no podemos lograr con los procedimientos manuales. El problema –subrayó- es la pérdida del secreto o la amenaza de la pérdida del secreto y, en tercer lugar, el problema del sabotaje”.

Chaparro agregó: “Siempre estamos pensando que estamos compitiendo entre partidos que quieren llegar al poder por vía legítima y están dispuestos a ceder éticamente un poco para robarse unos votos”.

“Pero, ¿qué pasa si se quisiera sabotear el sistema electoral? ¿Qué pasa si en el medio de la elección tenemos un evento catastrófico, tal como un caballo de Troya que pare todas las máquinas de votación a las 12 y 35 de la mañana? Estamos sin red. El proyecto que plantea el Poder Ejecutivo no tiene ninguna alternativa. Si se nos presenta un evento catastrófico tenemos un incendio en términos del sistema político y tendremos que suspender una elección”, advirtió el especialista.

Y remató: “Esto se logra con tres o cuatro líneas de código que eventualmente insertó un obrero de una factoría china dentro de un chip, que está entre los miles de chips de una máquina”.

No positivo

“No es momento político, ni económico ni social para tratar la reforma política, que en realidad es electoral, y que consiste en cambiar el método de votación”, dijo a el eslabón el diputado nacional kirchnerista Marcos Cleri.

Puntualizó que el proyecto del macrismo “no trata el financiamiento de los partidos, el de las campañas, para que las fuerzas políticas no dependen de los aportes de las empresas, que luego condicionan sus gestiones”.

En relación a la BUE, Cleri señaló que si bien “se pueden discutir distintos métodos” de votación, “el de voto electrónico, según una gran cantidad de expertos, no es seguro y hace perder el carácter secreto del sufragio, que es un principio fundamental”.

El legislador recordó el caso del programador que descubrió una falla en el sistema informático de las elecciones de la ciudad de Buenos Aires, el año pasado, y que tras advertirlo a la empresa MSA –que proveía el sistema- su casa fue allanada y se le inició una causa, de la que fue sobreseído (ver aparte).

“Tenemos que aspirar a un sistema que garantice los principios fundamentales del electorado: la universidad del voto, la obligatoriedad y el secreto”, abundó Marcos Cleri.

A diferencia del sobre cerrado, el sistema informático permite advertir qué opción eligió cada ciudadano de la oferta electoral, pues queda registro del votante.

El diputado añadió que si el problema que advierte el Gobierno es el robo de boletas, se puede utilizar el mecanismo francés en el que el presidente de mesa le entrega a cada elector, al momento de ingresar al cuarto oscuro, la totalidad de la oferta electoral. Luego, el ciudadano elige la de su preferencia, la coloca en un sobre que deposita en la urna y se lleva el resto de las boletas.

“De ese modo se termina con la falta de boletas, porque las imprime el Estado y cada electoral tiene garantizado el acceso”, explicó.

También cuestionó el uso de la boleta única en papel porque, enfatizó, tiende “al fetichismo de la foto y a la participación de personas conocidas públicamente, en detrimento de las organizaciones políticas”.

Que sí, que no

La diputada socialista Alicia Ciciliani dijo por su parte a este semanario que “en principio estamos a favor de la reforma”. “Queremos dejar la boleta de papel partidaria para pasar a la boleta única, pero todavía no hay acuerdo sobre el uso de tecnología”, avanzó.

Ciciliani sostuvo que el mensaje enviado por el Ejecutivo al Congreso no brinda precisiones sobre los detalles del sistema, cómo va a ser la pantalla en la que se vote, de qué modo funcionará el sistema.

“Lo que no vamos a dejar abierta es la ley para que con la reglamentación tenga introducciones del Ejecutivo”, advirtió, para insistir en que todavía no hay acuerdo sobre “cómo vamos a utilizar la tecnología”.

En ese aspecto, la legisladora santafesina señaló que la ley debe incluir “una redacción que sirva para el futuro” pero, ahora, “está muy dirigida al uso de una tecnología que es la empleada en Capital Federal y Salta” y “a la empresa” que proveyó el sistema, el grupo MSA.

Ciciliani planteó que “no hay sistemas perfectos” ya que “todos tienen sus pros y sus contras”. Y dijo que lo primordial es “que nos pongamos de acuerdo en lo político”, para luego avanzar en los detalles del sistema electoral. “La tecnología es un instrumento”, minimizó.

En ese sentido, contó que junto a otras fuerzas opositoras trabaja en la incorporación al proyecto de la ley de paridad de género, para equilibrar en 50 por ciento la cantidad de candidatos varones y mujeres.

Se pronunció en contra de la unificación del calendario electoral –propuesta por Macri en procura de arrastrar con los postulantes nacionales a los locales– y se preguntó: “¿Cuál es el problema de votar muchas veces?”.

“No parece un argumento muy democrático”, sostuvo la legisladora al ser consultada sobre el planteo del oficialismo acerca de que el año pasado se realizaron “muchas elecciones”. De hecho, la participación ciudadana se mantuvo en los mismos niveles en Santa Fe tanto en las primarias como en las generales locales, del mismo modo que ocurrió en los comicios para cargos nacionales.

Paren de votar

Mario Barletta, diputado radical por Santa Fe, sostuvo que su partido fijará posición la semana próxima, aunque tras un primer análisis “anotamos una serie de aspectos” que quieren profundizar en el debate parlamentario.

“Estamos de acuerdo con el voto electrónico, pero queremos precisiones y, fundamentalmente, (el proyecto el Ejecutivo) deja al decreto reglamentario algunos aspectos que nos gustaría saber cuáles son”, explicó el ex intendente de la ciudad de Santa Fe en diálogo con este semanario.

Básicamente, y aunque no lo dijo, se trata de conocer los detalles del sistema de boleta electrónica que propone el macrismo, que no están incluidos en el mensaje que trata Diputados, donde sólo existen formulaciones generales.

Barletta también se manifestó a favor “de la obligatoriedad de las Paso (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias)”. El Gobierno quería quitarle ese carácter y convertir la elección primaria en voluntaria.

En lo que sí coincide el radicalismo con el PRO es en que cada elector sólo pueda participar en las primarias de una fuerza o coalición política, a diferencia del actual régimen que permite intervenir en distintos espacios para seleccionar los candidatos deseados.

También a tono con el hastío oficial por la sucesión de elecciones que hubo el año pasado, Barletta consideró “inapropiado que haya elecciones en distintos tiempos”.

Si bien aceptó que, por ejemplo en Santa Fe, es imposible unificar en un solo turno electoral los comicios nacionales con los provinciales sin violar la Constitución local, la idea permitiría que el tema eleccionario “esté instalado mucho tiempo”.

“Tenemos elecciones intermedias, en la provincia misma que estamos votando en un tiempo para una cosa, después para las nacionales”, se quejó el diputado elegido, justamente, en elecciones.

Y brindó su curiosa idea de la democracia y el voto popular: “Pienso que se debería votar cada cuatro años, una sola vez, y evitar la pérdida de tiempo, de energía, la especulación, porque (las elecciones) no son para resolver los problemas de la gente”.

Un McDonald’s electoral

El diputado nacional santafesino del PRO, Lucas Incicco, avaló el proyecto oficial de reforma electoral porque, consideró, “es un sistema simple y rápido”, como un Mc Donald comicial.

“Con la boleta electrónica se eliminan telegramas y tipeos y eso hace que una vez que finalice el escrutinio la carga sea más veloz”, sostuvo Incicco.

“Vale destacar –abundó– que con este sistema ganamos en: exactitud (porque se evita la carga manual de actas y telegramas), agilidad (porque es más rápido el conteo), equidad (evita que tenga que imprimirse, distribuirse y fiscalizarse las boletas de papel) y transparencia en todo el proceso electoral”.

El legislador deslizó que el proyecto prevé la realización de auditorías durante el proceso electoral. “Esto permite, en caso de incongruencias, la apertura total de urnas y el conteo voto por voto, dado que lo que vale es el voto impreso en papel por sobre el registro informático”.

Fuente: El Eslabón

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