El presidente del Concejo Deliberante de Arroyo Seco, Miguel Ángel Coradini, llamó a la población a intervenir en materia de seguridad. “Si alguna vez agarran a alguno (por un menor) muélanle los huesos, van a ver que no vuelve a robar”, instó. Las políticas penales juveniles del edil no se desentienden de la Declaración de los Derechos del Niño de la ONU y tienden, a la vez, a proteger los derechos humanos: “Hay que aconsejarle a la gente lo siguiente: si enganchan a alguno, no maten a nadie. Pero mátenlo a cintazos, es la única forma que se los puede corregir”. Con brutal sinceridad, Coradini expresó públicamente –para su infortunio– lo que una parte de la sociedad piensa en privado respecto de los chicos que caen en la delincuencia y la forma de abordar el problema. Acorralado por quienes se vuelcan a métodos más humanos de reeducación, el edil se disculpó. Dijo que sus palabras constituyen un “exabrupto”, pidió que lo anoten en “cualquier marcha por los derechos humanos” y se justificó: “Expresé la bronca de la gente que ruega que haga algo por la seguridad”.

Todo ocurrió en la sesión del Concejo Deliberante de Arroyo Seco del martes 4 de agosto pasado. El tema en cuestión, la bendita seguridad que tanto aflige a la población. El presidente del cuerpo legislativo dio su opinión sobre los menores en conflicto con la ley penal, del mismo modo que lo habría hecho un parroquiano en un bar, en ese caso sin mayores consecuencias políticas.

Pero Miguel Ángel Coradini es el presidente del Concejo. “Un consejo sano”, ofreció el edil aquél día: “Si alguna vez agarran alguno (menor delincuente) muélanle los huesos, van a ver que no vuelve a robar”.

El Código de Procedimientos de Coradini también incluye el empleo del cinturón como política penal juvenil. “Hay que aconsejarle a la gente lo siguiente: si enganchan a alguno, no maten a nadie, pero mátenlo a cintazos, es la única forma que se los puede corregir”.

El consejo tiene sus fundamentos. Dijo Coradini: “Si acá se lo felicita al tipo que roba. La primera es gratis”. También se mostró refractario, el presidente del Concejo, a las políticas de reeducación: “Acá vienen y te dicen «hay que enseñarle guitarra a los chicos que roban» (risas de fondo en el recinto). Hay que decirle la leche cómo se toma para que sean educados, mientras tanto te cagan a palos y te roban todo”.

Conocida su sinceridad a través de un video subido en youtube.com el representante popular se vio en la obligación de pedir disculpas, considerar que lo que dijo fue “un exabrupto” e incluso sobreactuar su arrepentimiento, al pedir que lo anoten “en cualquier marcha por los derechos humanos”. Por las dudas que alguien siga su consejo, que nadie lo inscriba en una jornada por los derechos del niño.

Brutal, Coardini no hizo más que expresar públicamente lo que miles sostienen en privado. “Al menor hay que reeducarlo pero dentro del sistema. Si no entran por una puerta y salen por la otra. Que la gente no tome literal lo de «muélanlo a cintazos»”, dijo este viernes en diálogo con Radio Dos.

Crédulo, espera que sus palabras sirvan para “despertar a los estamentos gubernamentales que están dormidos”, porque él sólo expresó “la bronca de la gente que ruega que haga algo por la seguridad”. ¿Cuántos Coradinis habrá entre nosotros?

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