El hombre se acercó a una de las mesas de acreditación con un paquete y pidió por un lugar “para colgar esto”, que no era otra cosa que una placa de cerámica con la inscripción “6,7,8”. Al mismo tiempo, un par de militantes observaba la movida y discurría: “Pensar que en el conflicto con el campo el que copó la Plaza de Mayo para defender al gobierno fue D’Elía. Ahora la cosa viene por el lado del facebook”, se escuchó.
En el hall del salón principal del centro de convenciones del Patio de la Madera convergían, con la adrenalina que generan los grandes acontecimientos políticos en un contexto de definiciones históricas, los “D’Elía” y los “facebook”, los encuadrados orgánicos en las variadas agrupaciones sociales y políticas que aglutina Agustín Rossi y los sueltos como esa señora que confesaba: “Yo no los voté ni a Néstor en el 2003 ni a Cristina en el 2007; y hay algunas cosas que no me gustan. Pero para frenar a la derecha no se puede estar en otro lado”.
Dos mil fueron las tarjetas de acreditación que se habían impreso y que no alcanzaron para la jornada de debate a la que convocó el Movimiento Santafesino por la Justicia Social, el espacio con el que el kirchnerismo referenciado en Rossi relanzó su vocación de protagonismo en la política provincial.
Apenas un año atrás, cuando la cosecha electoral del sector sólo arañó el 10 por ciento en el territorio con forma de bota, difícil era pensar en una recuperación lo suficientemente rápida como para que este último viernes en el Patio de la Madera circularan decenas como la señora aquella, virgen aún en eso de votar al kirchnerismo.
Semejante dinámica de los humores políticos argentos se instaló como tema de los militantes que discurrían entre el bullicio. “A no comerse el amague que hay mucho que remontar y esto puede dispararse para cualquier lado”, prevenían, aunque el entusiasmo circundante los embaló. De a dúos o grupitos veteranos y pibada, ortodoxos y “zurditos“, intelectuales y callejeros, blogueros y analfabetos digitales se mostraron a gusto dando forma cada vez más propia a un folclore kirchnerista pos conflicto del campo y augurándose unos a otros un futuro venturoso.
“Si en el pico del desgaste de Néstor y Cristina y en una elección legislativa sacamos a nivel nacional un 30 por ciento de los votos, y ahora está la asignación universal por hijo y se suman sectores de clase media progresista, ojo que no estamos tan mal”, se entusiasmaron los charlistas de pasillo. “Hay que llegar al 40 por ciento en la primera vuelta y listo, porque de los otros que hay dando vueltas ninguno va a sacar más del 30”, especularon, con la mira puesta en las presidenciales del 2011 y en el salvajismo de la jungla opositora.
Paisanos santafesinos
En cuanto al plano provincial, el propio Rossi viene marcando lo grueso de sus esperanzas al proyectarse para disputar otra vez la gobernación. El Chivo, igual que los militantes que discurrían por la libre en el agitado viernes del Patio de la Madera, supone que en el escenario de fuerte disputa entre el binnerismo y el bloque reutemista-obeidista él y los suyos, ahora con viento nacional a favor, pueden terciar seriamente y no ya sólo para mantener la bandera plantada y salvar la ropa como en las legislativas del año pasado.
La masividad y calidad de los asistentes a la jornada del viernes le dan la razón a la renaciente esperanza rossista, también abonada por el desgaste propio de la gestión ejecutiva que empieza a acosar a la gobernante alianza de socialistas y radicales y por el vacilante desencanto de Carlos Reutemann en torno a su candidatura presidencial, que deja a casi a la intemperie a sus acólitos que anhelan el sillón mayor de la Casa Gris.