Baja calidad institucional: “Espero que no haya irregularidades”.
Baja calidad institucional: “Espero que no haya irregularidades”.

El partido que quiere volver al poder y reemplazar al kirchnerismo en el gobierno el año próximo, la Unión Cívica Radical (UCR), no exhibe las mejores credenciales de republicanismo y transparencia institucional que declaman ellos y reclaman a la Casa Rosada. El mejor ejemplo son los actos y los dichos de sus principales figuras en la previa a la interna bonaerense del partido, por los que las autoridades nacionales están preocupadas, con razón.

Las dos líneas internas más vigorosas del radicalismo bonaerense, representadas por Ricardo Alfonsín por un lado, y los interminables Federico Storani y Leopoldo Moreau (este último empleado del Grupo Uno de Vila y Manzano) por el otro, no lograron acordar una lista de unidad, pese a sus prédicas de diálogo y consenso. A veces, no todo se arregla mediante la charla fluida.

Lo cierto es que ante la imposibilidad de un acuerdo, las dos líneas van a ir a elecciones internas el próximo 6 de junio, no sin antes poner los pelos de punta de la conducción nacional del partido, que ve en la interna bonaerense un posible escándalo que podría salpicar las chances electorales de la UCR en 2011.

Flojito de papales

Uno de los problemas que enfrenta la UCR de la provincia de Buenos Aires está en su padrón. Según denunció el sector de Alfonsín en la Justicia electoral, tras realizar un cruce de datos, unos 160 mil afiliados –sobre un total de 700 mil– estaban en situación irregular por aparecer afiliado a más de un partido, algo prohibido por la ley electoral y de partidos políticos.

De todos modos, en una primera instancia unos cien mil radicales optaron por quedarse sólo con la afiliación del centenario partido. Pero, según explicó en la semana a Noticias Argentinas el candidato a titular del comité provincial por el alfonsinismo, Miguel Bazze, aún quedan 56 mil afiliados radicales que también están adheridos a otras fuerzas –en su mayoría vecinales y municipales–, número nada desdeñable para torcer los comicios internos mediante el empleo de malas artes políticas.

Según detalló Bazze, la cuestión debe ser resuelta por la Justicia Electoral antes de las elecciones internas, ya que esos afiliados pueden "estar influidos por líneas internas de la UCR". No lo dijo, pero apuntó a Storani y Moreau, representantes del cobismo.

Antes de arribar a la Justicia con competencia electoral, el alfonsinismo acudió a la buena fe de sus adversarios internos, que poseen el control de la Junta Electoral del paritdo. La respuesta respecto de la depuración del padrón fue negativa, por "cuestiones de tiempo", explicaron los republicanos cobistas, atento a que "los afiliados no alcanzarían a renunciar a sus otras adhesiones antes del 6 de junio".

La vidriera

La preocupación ante un posible escándalo bonaerense que empañen las chances nacionales de la UCR el año próximo preocupan, con motivos sobrados, al titular nacional del partido, Ernesto Sanz.

El miércoles pasado, tras la reunión del comité nacional de la UCR –donde se trató el tema bonaerense– el dirigente pidió, casi con resignación: “No renegamos de las internas, pero queremos que toda la dirigencia bonaerense sepa que lo que ocurre en Buenos Aires no es neutro para el partido a nivel nacional, porque la provincia es una vidriera trascendente para el resto del país”.

Menos amigo de la metáfora, el vicepresidente Ángel Rozas fue más directo a la hora de reclamarles a los correligionarios la trasparencia institucional que todos los días le demandan a “los Kirchner” y su descarriado gobierno.

El dirigente chaqueño manifestó en un intervalo de la reunión del miércoles que el radicalismo “está preocupado para que las internas sean transparentes, limpias, con padrones depurados y representación genuina de los afiliados”. Por si no quedaba claro, Rozas fue más allá todavía en su súplica: “Espero que no haya irregularidades y que voten los afiliados de la UCR, porque de otra manera sería incongruente”. Un monumento a la calidad institucional.

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