El muro que genera pavor a cualquier adolescente... y al resto.
El muro que genera pavor a cualquier adolescente... y al resto.

El Centro Gnóstico Anael, homónimo de la logia espiritista que cobijara a José López Rega en los ‘70, y difusora de técnicas de “autoconocimiento” y “Desdoblamiento Astral”, entre otras, viene afrontando una verdadera cruzada pública contra la masturbación, y hay muros que dan cuenta de tan curiosa obsesión.

Muchas veces, a partir de la divulgación de temas o informaciones insólitos, los usuarios de las redes sociales inspiran a los periodistas que las frecuentan. La fotografía de un muro pintado con leyendas anti masturbación fue subida a la red facebook por Laura Alter, una usuaria que consideró que la imagen era lo suficientemente curiosa como para compartirla con sus contactos.

De hecho, la toma pertenece a la colección de imágenes que edita y divulga el reconocido Proyecto Cartele, que registra afiches exhibidos en la vía pública, cuyo insólito contenido concita rápidamente la atención de cualquiera.

El muro multicolor de la mencionada foto acumula –en intimidatorias mayúsculas y sin piedad– un rosario de graves contraindicaciones que presuntamente provocaría la vieja práctica del onanismo. “Joven, la masturbación produce: agotamiento físico y mental; locura; dolor de cabeza; problemas nerviosos; insomnio; impotencia sexual; vejez prematura. Conocé el sabio uso de tu energía sexual para tener vitalidad”, se lee.

Ante tan desmesurado manifiesto, carente de toda argumentación científica, un puñado apreciable de contactos de Alter se lanzó a publicar irónicos comentarios del tipo “la masturbación conlleva a la falta de memoria y a esas otras cosas que no me acuedo”, o a citar al fallecido Facundo Cabral, quien alguna vez habría sentenciado: “La masturbación es la declaración universal de independencia…”.

Otro de los comentarios que generó la foto antimasturbación agregó a la ironía general el inevitable condimento político: “Che, un poco de humor negro. ¿Anael no era también el nombre de la secta donde reportaba Lopecito Rega y se presume que hablaba con los fiambres? Mirá si ahora resulta que el antecedente de la Triple A fue la Alianza Antionanista Argentina”.

Samael Aun Weor

Lo cierto es que el Centro Gnóstico Anael, en su sitio de Internet, no brinda información alguna respecto de quiénes son sus integrantes, y escamotea datos en torno de sus actividades.

Sin embargo, a poco de recorrer el desprolijo diseño de esa web, salta a las claras que el grupo se referencia en un tal Samael Aun Weor, algo así como un líder espiritual. El exótico nombre es en realidad el seudónimo de Víctor Manuel Gómez Rodríguez , nacido en Bogotá, Colombia, en 1917, y muerto en México sesenta años después.

El fulano, según Wikipedia, era un “escritor esoterista y fundador de un movimiento neognóstico. Utilizó el nombre de Aun Weor desde 1947, y Samael Aun Weor desde 1954… A través de los años, e incluso después de su muerte, varias otras organizaciones que se denominan «gnósticas» (en realidad, neognósticas) surgieron en América Latina, España y otras partes del mundo para difundir sus enseñanzas”. Todo indica que Anael es uno de esos grupos.

El Desdoblamiento Astral

Entre los tópicos que divulga la orga gnóstica se destaca lo que se define pomposamente como “El Desdoblamiento Astral”, que explican con estilo poco florido. “En el sueño nos vemos como en una película, en donde cada uno es el actor principal. En el sueño y con el ALMA (sic) en estado inconsciente, sin saber el por qué, podemos viajar a otras ciudades, a otros países, hablar con personas que no conocemos, hablar con las ALMAS de personas que ya murieron, ver cosas que van a suceder, etc”, especulan sin ponerse colorados. Acto seguido, aclaran que “al despertar, el ALMA penetra nuevamente al cuerpo físico y es posible que la persona traiga o no el recuerdo de sus sueños”.

Un link invita a leer el artículo completo, no sin antes plantear una suerte de invitación esotérica: “¿Te gustaría experimentar un desdoblamiento astral?”. Se buscan voluntarios.

¿Y qué onda con la paja?

La orga no deja solo a quien quiere arremeter contra la turbadora práctica de autosatisfacción sexual. “Antes que todo te comentamos que al centro Anael han llegado muchos jóvenes que se masturbaban y todos han vencido. ¿Por qué no tú?”, y recomienda, para zafar de los efectos adictivos de la masturbación, recurrir a antiguas terapias.

Entre esos preceptos, se plantea que “para los interesados en conocer el ejercicio de «Transmutación de solteros» (para evitar las poluciones nocturnas), les invitamos a practicar el Pranayama Egipcio”, que otra página web traduce como un “ejercicio maravillosos para llevar el Ens Seminis desde nuestros órganos creadores hasta el cerebro a través de los canales medulares Ida y Pingala. El primero es de naturaleza lunar y el segundo de naturaleza solar”. A esta altura, cualquier pibe sano seguramente opta por resignarse al placer solitario.

En tren de referenciar la temática que desvela a la organización gnóstica con la expresiones artísticas populares, resulta insoslayable mencionar la bizarra canción Las cosas que dejé, obra de un trovador de época argentino que se usa como artístico nombre Zambayonny. La letra es directa: “Dejé de fumar, dejé de tomar, dejé de joder, dejé de comer de más, dejé de mentir, dejé de pedir, dejé de putear y putear…”. La olvidable canzonetta encuentra su remate en un estribillo despojado de toda poética, que el juglar urbano repite hasta el hastío: “Pero no pude dejar la paja”. Cabe imaginar el escándalo de los feligreses de Anael al escuchar tamaña debilidad del cantautor, al fin y al cabo un panegírico del onanismo puro y duro.

Proyecto Cartele

Vale la pena, ya que la foto que dio origen a este artículo les pertenece, hacer referencia al Proyecto Cartele, una iniciativa de los diseñadores Machi Mendieta, Gastón Silberman y Esteban Seimandi, tres amigos que se conocieron “trabajando en el mundo de la publicidad y los medios interactivos”, tal cual ellos mismos definen en su sitio web. La idea era registrar los más insólitos carteles exhibidos en la vía pública, y todo “comenzó como un divertimento, una colección de fotos de carteles recolectados en un álbum que pasaba de mano en mano en todas las reuniones de amigos”, relatan.

Posteriormente, en 2001, cuentan los creadores, “ese álbum mutó hasta transformarse en un libro llamado Cartele. Junto con el libro, vino un sitio de Internet. En el sitio había un pequeño botón que decía: participe, envíe su foto”.

En ese momento todo cambió. “Ése fue el comienzo de la locura. De pronto fue claro que la idea estaba en el aire, esperando que alguien le diera forma, porque enseguida empezaron a llegar fotos de todo el mundo”. Entonces nació Proyecto Cartele. “Cualquiera puede sacar una foto, cualquiera puede publicarla, cualquiera puede aparecer en un libro o en una exposición de arte”, revelan, a modo de manifiesto, Machi, Gastón y Esteban, quienes pasaron a ser los editores de la “incontenible catarata de imágenes asombrosas que sigue llegando hasta el día de hoy”.

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Un comentario

  1. rene cortes f

    27/04/2020 en 12:30

    este tipo de seguro es un fornicario irredento

    Responder

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