Che rayhuhára, estimadas y estimados;
Sí, estuve ayer en la plaza donde lo que más había era campesinos e indígenas; un pueblo que esperaba contra toda esperanza. Sabíamos que la tragicocomedia deseada ya estaba programada y escrita desde hacía tiempo. La nueva dictadura estaba anunciada. Ni siquiera se atuvieron al protocolo. Para las 16:30 el mismo Senado ya había anunciado horas antes que después de escuchar la defensa de Lugo, habría deliberación y se leería la sentencia de destitución (así de claro).
Lo más positivo, si es que se mantiene con coherencia y firmeza, es el rechazo de los países de Unasur y de otros a este gobierno espúreo e ilegal. El aislamiento lo sufriremos todos, y más los más pobres, pero el sacrificio puede dar resultado. Es claramente un golpe de estado a partir del Parlamento. La cuestión de fondo son las tierras y el desplazamiento de sus habitantes; se trata esencialmente de los territorios que yo mismo todavía he conocido desde 1969 como territorios indígenas, aunque el dueño con su título de papel era la compañía maderera y yerbatera, palmitera después, La Industrial Paraguaya.
¿Se comienza de cero? Creo que no, pues hay un poco más de conciencia y organización. Pero en un minuto hemos retrocedido a los tiempos de Stroesner.
Envío adjunto el comunicado de religiosas y religiosos del Paraguay, ciertamente más sensato y firme que el lamentable de los obispos que pidieron la renuncia de Lugo; ¡¡de todo hay en la viña del Señor!!
Y a seguir trabajando, aunque sea como Sísifo. Tal vez no veré el árbol crecido de nuevo, pero sé que la raíz no está muerta, y un brote está asomando.
Che py’a ite guive (desde mis mismas entrañas)
* Sacerdote español radicado en Paraguay desde 1954, autor de libros sobre la cultura y la lengua guaraníes, premio Bartolomé de las Casas 2011.