El candidato a diputado por Santa Fe y ex gobernador, Hermes Binner, se distanció este martes de la intención opositora de asumir la presidencia de la Cámara baja. «Siempre fuimos defensores de la primera minoría, son cuestiones que hay que respetar y es lo que garantiza el ejercicio democrático», sostuvo el socialista.
Binner aclaró que si bien su fuerza «acepta la voluntad de la primera minoría», la oposición «por su puesto que si tiene los votos lo puede llevar adelante».
«La gente quiere vivir con tranquilidad y no en guerra permanente», explicó el candidato del Frente Progresista Cívico y Social, al tiempo que pidió «salir del blanco o negro, amigo y enemigo. Con la crispación nunca sacamos ventajas».
La idea de presidir la Cámara de Diputados surgió de varios sectores de la oposición, en especulación sobre los resultados electorales que puedan darse en octubre. Al respecto, Mauricio Macri aseguró que no ve problemas en que la oposición presida el recinto, en sintonía con lo expresado por el diputado de la UCR por Córdoba, Oscar Aguad, quien ya se había manifestó a favor.
Por su parte, desde el oficialismo aseguraron que con esta estrategia la oposición busca dar un golpe a las instituciones. «No quieren seguir mejorando la vida de la gente, la intención de fondo es dar un golpe institucional a la democracia», sostuvo la titular del bloque oficialista en Diputados y candidata a renovar su banca, Juliana Di Tullio.
De producirse esa discusión, lo que argumentará el oficialismo es que, cuando ningún bloque tiene mayoría, conduce el que ostenta la primera minoría. Y que la oposición, en este caso, no puede considerarse mayoría porque no es un solo bloque sino la suma de varias bancadas.
No obstante, de repetirse los números de las primarias, el oficialismo no sólo no perderá diputados sino que ganará dos bancas, en tanto el peronismo opositor, por ejemplo, incorporará 14 legisladores de la lista que encabeza Sergio Massa, pero perderá 13 que cederá el bloque conducido por Francisco De Narváez.
En ese caso, la relación de fuerzas se mantendría como está y, con sus aliados, el Gobierno podría mantener el dominio que ostenta desde 2011.
