Foto: José Granata/Télam
Luis Roberto Medina, el hombre sindicato como narco que fue acribillado a balazos el domingo junto a un joven en un acceso a Rosario, era a la luz pública “un empresario de diversos rubros” que vivía en un country de la localidad bonaerense de Pilar, vendía autos usados, había explotado en Rosario la franquicia del boliche “Esperanto” y sólo tenía un antecedente penal por drogas y falsificación de billetes que se remonta a 1999.
Medina nació en Rosario el 15 de julio de 1971 y sus comienzos en el mundo delictivo fueron “como asaltante”, recordó una fuente policial que lo conocía de entonces.
La única causa federal que tuvo en sus 42 años está fechada en 1999 y fue por participar de una banda que falsificaba dinero y fue detenida con pequeñas cantidades de drogas, aunque Medina resultó absuelto en ese juicio, puntualizó este lunes su abogado, Carlos Varela.
“Era un empresario, tenía locales de ropa, venta de autos usados y negocios inmobiliarios y el salón de fiesta que había sido ‘Esperanto’”, abundó el abogado.
En los últimos años Medina se convirtió en un empresario millonario que se movía en un Mercedes Benz y dejó Rosario para vivir en los barrios del norte del Gran Buenos Aires.
También hizo inversiones inmobiliarias en Rosario y Buenos Aires y tendría un inmueble en Punta del Este, agregaron los informantes.
Desde hacía un año y medio “estaba saliendo con una chica de 23 años”, la modelo Justina Castelli, dijo una fuente de su entorno.
Tras pasar por el barrio cerrado Nordelta, del partido de Tigre, Medina se mudó a un country de la localidad de Pilar donde residía hasta que en la madrugada del domingo pasado fue asesinado a balazos en el acceso sur de Rosario, mientras conducía un automóvil Citroen CS3 rojo acompañado por su pareja.
Según fuentes policiales, Medina estuvo vinculado a Esteban Lindor Alvarado (33), procesado desde mediados de 2012 como cabeza de la “banda de los rosarinos”, una organización que se dedicaba a robar autos en el Gran Buenos Aires y reducir sus autopartes o reempapelarlos” en Rosario.
De acuerdo a esa fuente, Alvarado y Medina compartían el negocio de la distribución de drogas en una veintena de bunker de la zona noroeste de esta ciudad santafesina, aunque no existen registros judiciales de ese vínculo.
Hasta que conoció a Justina Castelli, Medina vivió durante doce años con Daniela Ungaro, con quien compartía sociedades comerciales, presuntamente constituidas para blanquear dinero proveniente del narcotráfico, dijeron investigadores policiales.
Daniela Ungaro es hermana de René Ungaro, un joven que en a fines de 2011 fue condenado por la justicia rosarina a 17 años de prisión como autor del homicidio de Roberto ‘Pimpi’ Caminos, jefe de la barrabrava del club Newell’s Old Boys durante la presidencia de Eduardo José López.
La mujer tuvo una causa en la justicia santafesina por un hecho de robo, consignaron fuentes policiales.
Según el Boletín Oficial de Santa Fe, junto a Ungaro Medina constituyó el 4 de agosto de 2011 Yazmín SRL, con un aporte de 200 mil pesos y cuyo objeto es “el otorgamiento de préstamos de dinero propios con percepción o no de intereses y financiaciones en general, garantizando ello con cualquiera de los medios habituales en el mercado y compraventa y comercialización de automotores”.
El empresario tenía una agencia de venta de autos usados en avenida Pellegrini al 5500 de Rosario, reconoció su abogado.
Con su ex pareja también inscribió ese año la sociedad Lumed 20/11 SRL (probablemente por su nombre, Luis Medina), pero en este caso para explotar bar, confitería, restaurante y boliches bailables, según el Registro Público de Comercio local.
Pero la principal exposición pública de Medina se produjo en agosto del año pasado cuando abrió en Rosario una sucursal del boliche porteño ‘Esperanto’, para lo cual adquirió la franquicia, recordaron allegados al hombre asesinado el domingo.
Tuvo que cerrarla en dos meses por la oposición de los vecinos a la presencia del local nocturno en pleno centro de Rosario.
A esa altura, su nombre ya estaba asociado en ámbitos policiales, políticos y periodísticos a la presunta comercialización de estupefacientes.
Fuente: Luciano Couso/Télam.