Scioli anunció la «emergencia» en materia de seguridad. | Foto: Infobae.

El sentido profundo de la salvaje campaña de terror mediático desplegada en la semana que concluyó empieza a cobrar cuerpo, a evidenciarse. Hasta quedaron desplazados de la agenda informativa asuntos como precios, paritarias, dólar, Malvinas, Papa, sindicatos, ganancias, muchos de los cuales son aprovechados por los grupos concentrados, para focalizar sobre la cuestión seguridad.

Sin argumento alguno, sin dato que evidencie cambios en las situaciones de violencia cotidiana en el distrito, sin ampararse en un registro elemental de denuncias, el gobernador Daniel Scioli decretó la emergencia en materia de seguridad por un periodo de 12 meses. Ahí estaba una de las claves. Las otras se irán clarificando con el correr de los meses, aunque vale prever que tienden a “mostrar” la necesidad de contar con un Estado represivo en lo social e inerme en materia económica.

La vieja dualidad liberal argentina cobra vigor a pura propaganda. Fíjense: «La emergencia facilita la convocatoria inmediata del personal retirado de la policía y del servicio penitenciario», señaló Scioli en una conferencia de prensa realizada en la Casa de la Provincia de Buenos Aires en la Capital Federal. Además anunció la «inversión de utilidades del Banco Provincia » en equipamiento para la policía, estimada en 600 millones de pesos.

De ese modo, Scioli comenzó el anuncio de una serie de «medidas y decisiones» que el gobierno bonaerense resolvió «en las últimas horas», a raíz del «ataque cruel y salvaje, de una delincuencia con características violentas sin precedentes y que demanda respuestas integrales del Estado». «Ayer se pudo apreciar la ferocidad de estos delincuentes» durante un robo a un banco en la localidad de Bernal, y felicitó a dos jóvenes efectivos de la Policía que intervinieron en ese hecho.

Es decir, como sucede en la charla callejera al voleo, la grave determinación gubernamental resultó adoptada en base a un caso difundido, con anécdotas y datos aportados por parroquianos, quejas públicas de vecinos sobre “lo mal que anda todo” y, a partir de allí, se canalizará buena parte del ingreso público que podría dirigirse a industria, educación y salud, sobre el siempre rentable –en otra dirección- rubro “Seguridad”.

Lo curioso es que este anuncio no fue formulado en México ni en Colombia, en Nueva York o en San Pablo, en Guatemala o en El Salvador, donde los indicadores delictivos duplican y triplican según el caso, los registrados en la Argentina. Aun considerando las informaciones suministradas por medios opositores. Al conocer estas observaciones de carácter objetivo, pueden suponer que desde este espacio comunicacional suponemos que no existen robos o crímenes. Nada más equivocado.

Existen robos, existen crímenes. Menos que en otras sociedades, pero los hay. Y también, una fuerza policial –muy especialmente la bonaerense- vinculada a esos delitos. Y también, un Poder Judicial relacionado con la zona más rentable de esos delitos. Es decir, se han fortalecido las instituciones que en verdad deberían ser reformuladas y transformadas de raíz para que mejoren las condiciones de seguridad en la provincia. A pura propaganda, se ha volcado aguardiente sobre la fogata.

Es pertinente un gran debate político del campo nacional y popular para afrontar el período que se avecina. Ya está bien de correr detrás de la agenda mediática concentrada y responder los gritos que se vociferan desde un periodismo que en toda la línea, parte de admitir la existencia de una crisis incomprobable y acepta debatir soluciones sin conocer el diagnóstico real de la situación. Resulta pertinente dejar de alimentar a esos medios que envenenan y amargan la vida nacional, y promover a quienes, jauretcheanamente, ponen énfasis en lo importante y se asientan en la veracidad.

Las razones más hondas de la brutal andanada mediática para aterrorizar al ciudadano promedio y forzar su reacción violenta están saliendo a la luz. La verdadera salida está en la combinación de reflexión y acción. Frenar la alocada carrera en la cual se ven insertos –y aceptan participar– los referentes de la política nacional y popular en nuestro país, y diseñar –escuchando a nuestra gente– una estrategia de trascendencia. Ese diseño no puede quedar en tres o cuatro manos. Es preciso abrir el juego y analizar junto a quienes conocen a fondo la trama político social argentina.

En este caso, el que piensa, gana.

*Director La Señal Medios / Área Periodística Radio Gráfica.

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