“Soy un periodista especializado en el escabio y en el morfi, es decir en comer y tomar mejor”, solía decir el escritor, letrista, abogado y crítico gastronómico Miguel Brascó, fallecido el sábado.

El escritor, abogado y crítico gastronómico Miguel Brascó falleció este sábado de un paro cardiorrespiratorio tras permanecer internado durante más de tres semanas después de haber sufrido un ACV, según confirmó su familia.

Brascó, especialista en vinos, se destacó también como dibujante y poeta, además de su labor periodística como creador de la revista humorística Leoplán y sus participaciones en el canal Gourmet.

Nacido el 14 de septiembre de 1926 en la ciudad santafesina de Sastre, el crítico gastronómico estaba internado en la clínica Colegiales tras sufrir un ACV el pasado 16 de abril.

Brascó, que solía llevar moño en su indumentaria y cuestionaba el «macaneo» sobre los componente del vino, comenzó como crítico literario en la década del 60 cuando se hizo cargo de la sección buen vivir en la revista Claudia.

En Santa Fe perteneció al grupo de artistas santafesinos «Espadalirio» fundado en 1945, dirigió la emisora radial, hizo teatro, jazz y tradujo a poetas alemanes e ingleses.

Publicó un libro de cuentos, Criaturas Triviales, uno de vinos «Anuario Brascó» con Fabricio Portelli, cuatro de poesía y la novela Quejido Huacho. Esta novela le dio la oportunidad de entrecruzar sus registros y sus saberes, mundanos, periodísticos y literarios, en el periplo de un ingeniero que salió a la ruta para ser atacado por las complicaciones de una realidad que antes desconocía.

Desde mediados de la década del 70 y el principio de la década del 80 fue Director Editorial de la revista Diners, Ego y Status, donde reunió dos de sus pasiones más acendradas: el erotismo y la gourmandise, en crónicas fotográficas y relatos de bon vivant redactados con su particular estilo, plagado de imaginación y humorismo, y enriquecidos por sus característicos dibujos.

Fue secretario del selecto club Epicure en el Hotel Plaza (Buenos Aires) durante 15 años, amigo de Rodolfo Walsh, Astor Piazzolla, Julio Cortázar y es coautor de la canción “Santafesino de veras”, junto a Ariel Ramírez y del triunfo de estilo anticolonialista «La Vuelta de Obligado», con música de Alberto Merlo. Vivió en Perú, Suecia, Holanda y España.

En su vasta carrera que le valió en 1984 el Diploma al Mérito Konex de los Premio Konex en el rubro Literatura de humor.

Fuente: Télam/ Agencias

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