
Yo no sé, no. “¿Sabés qué?”, le dijo un cincuentón a un pibe del barrio, que apenas pasaba los veinte, y arrancó: “El 203 nos dejaba como a cinco cuadras del balneario Los Ángeles. Ahí, en el Puente Gallego, aprendimos no voy a decir a nadar, nadar; pero sí a perderle el miedo a las aguas profundas y también a armarse de la paciencia que hay que tener en el mojarreo. Y sabés qué, en los últimos años sólo íbamos a jugar en la cancha que estaba entre esa gran arboleda, pues el arroyo ya por desidia pública y privada para zambullirse estaba contaminado. Y en la Patria Grande, otro recurso de agua que nos llenaba de orgullo era el canal de Panamá, que aún estaba defendido, de la contaminación y de la ambición de los imperios, por ese patriota llamado Omar Torrijos. También casi contemporánea en el tiempo, por Vera Mujica, entre Santa Fe y San Lorenzo, me acuerdo lo que para mi fue la última feria municipal, la frescura de los productos en esos pequeños locales reconfortaban la vista y el olfato. La contaminación, tanto visual como de consumo, vendrían después con las grandes cadenas. Y pegadita a esta feria, estaba la vía del tren que cruzaba la ciudad rumbo a Buenos Aires, y que alguna vez tuvo una frecuencia de media docena de trenes por día que tardaban que ponían cuatro horas y media hasta retiro”.
Acomodado como para seguir con la lata, el cincuentón siguió bajando línea: “La contaminación privatista y los planes del capitalismo mundial dejaron a estos fierros, que hoy tratamos de resucitar, casi moribundos. Y con fierros, leasé autos, chatas, camiones, rompía el bloqueo a Cuba el gobierno camporista con la anuencia del mismo Perón. ¿Y sabés qué? Al lado de la vía y de la feria estaba el Centenario, que durante mucho tiempo fue modelo de la salud pública hasta que los distintos ajustes contaminados con los intereses de la salud privada hicieron este presente tan gris en el hospital. Y eran tiempos en que los representantes de la juventud en un recorrido latinoamericano se reunía con el propio Fidel y el propio Torrijos”.
El muchachito que escuchaba el relato, se distrae mirando la pequeña pantalla donde le tira la última guerra twittera y exclamó: “Uy cómo se están dando Casella con Ventura”. A lo que el muchachote que había bandeado los cincuenta, le dijo: “Ventura* eran los de antes, cuando venían y nos informaban de los saludos y la muchachada movilizada coreaba «Y Ventura, y Ventura y Ventura ya lo dijo, saludó para los montos de Fidel y de Torrijos»”.
*José Pablo Ventura fue un dirigente estudiantil, fundador de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), que participó de una gira de estudiantes por latinoamérica.
(Publicada en el eslabón Nº142)