El baro Olimpo fue clausurado. Junto a otros reclama cambios en la ordenanza municipal.
El clausurado bar Olimpo forma parte del reclamo de cambios en la ordenanza. | Foto: Manuel Costa

Vecinos molestos, dueños de bares clausurados, bolicheros y empresarios incrédulos son algunos de los actores que desfilan por el Palacio Vasallo para discutir la regulación de la noche local. Los ediles deberán armar un propuesta que nunca dejará contentos a todos. ¿Lo lograrán con algunos?

El Concejo Municipal se apresta a modificar la normativa que regula la movida nocturna rosarina. Con una ronda de consultas que incluye a bolicheros, productores de espectáculos, titulares de bares, espacios culturales y vecinos molestos con “los ruidos de la noche”, los ediles se lanzaron a la compleja tarea de arrimar posiciones para sancionar una nueva ordenanza que deje atrás a la actual 7218, fechada en 1975. Hasta ahora lo único que todos los actores interesados coinciden es que la legislación vigente quedó anacrónica y debe ser cambiada.

El debate

María Fernanda Gigliani, del Partido del Progreso Social (PPS), es una las concejalas que se metió de lleno en la discusión. “Lo que me parece que va llevar mucho debate va a ser el rubro pubs, porque la duda es si esa figura no termina blanqueando una situación existente, es decir que hoy el gran problema es el bar con amenización musical, donde se terminan transformando en mini boliches. Si vos creas el pub, la duda de los vecinos, y que yo también tengo, es sino terminamos blanqueando eso”, especuló la concejala que comparte bloque con el ex intendente Héctor Cavallero.

Para Gilgliani otro punto que será tratado en el Concejo es “un protocolo de inspección que hasta el día de hoy no existe”, hecho que para la edila genera “un abuso y hasta una discrecionalidad de los inspectores que van a los locales, donde el que va hoy te pide una cosa y el que va mañana te pide otra”. “Primero tratemos de reducir y simplificar los rubros que hay, pero también intentaremos hacer un protocolo de inspección específico para cada uno de ellos”, agregó.

“Lo otro que vamos a promover desde nuestro espacio y que estamos trabajando con algunos de los actores, es la posibilidad de crear un rubro de bar cultural”, comentó Gigliani, quien consideró que los lugares que reúnen esas características “son muy pocos” y aclaró: “No va a resultar un rubro beneficioso para aquel que quiere tergiversar la figura y anotarse como bar cultural”.

La concejala de PPS explicó a este medio que ese punto “recién está en la pre-cocina” del debate –de hecho los locales agrupados en el Ecur (Espacios Culturales Unidos de Rosario) irán el miércoles que viene a sentar su posición–. “La idea –adelantó– es que sean muy detallados los requisitos para ser bar cultural, que estén supervisados por Cultura de la municipalidad, tengan que tener una oferta no solamente de noche, sino una agenda de tarde y noche, y no a todos les va a convenir”.

Gigliani admitió que “también es real, que a los bares culturales actualmente los inspeccionan como si fueran boliches” y planteó que la propuesta que están pensando “es que el Estado no solo controle sino que incentive ese rubro”.

La edila del PPS contó que para informarse estuvo reunida más de diez veces con los vecinos de Pichincha. “En los próximos días van a llevar una propuesta concreta al Concejo que tiene que ver con un servicio especial de recolección de residuos en la zona, porque hay unos 10 mil pibes dando vueltas durante todo el fin de semana, donde no hay presencia policial, no se hacen controles de alcoholemia, donde el barrio es una mugre”. Según indicó Gigliani, los vecinos plantean la posibilidad de hacer una experiencia piloto con la policía comunitaria.

La concejala radical, María Eugenia Schmuck, presentó el año pasado un proyecto para derogar la ordenanza 7218 de espectáculos públicos y sancionar una nueva. Si bien no integra la comisión de Gobierno, se sumó a las reuniones para debatir la nueva normativa.

“La propuesta que hicimos es regular la noche”, dijo Schmuck a El Eslabón. Y continuó: “La ordenanza actual contempla en la misma normativa a los parques de diversiones, pero en el proyecto que presenté en su momento a ese tema lo separo y hago uno propia, en virtud de aprender de lo que pasó con la tragedia del parque (donde murieron dos niñas en La Vuelta al Mundo)”.

La concejala radical evaluó que uno de los temas a discutir “es el del horario”. “Nosotros planteamos que los locales nocturnos cierren a las 6.30, para que en verano al menos ya sea de día, mientras que ahora el tope es a las 4.30”, indicó Schmuck, y añadió: “También planteamos achicar la previa, lo que significa que el horario de entrada también tenga un límite. Aunque los bolicheros nos dicen que esto no sirve de nada, nosotros insistimos que por ahí las normativas cambian conductas, que si después de las 2 de la mañana no puede entrar nadie, habrá un tiempo hasta que se acostumbren”.

Según Schmuck la ordenanza se debería dividir –en tema de bares y boliches–, en dos grandes tipos: donde se pueda bailar y donde no. “Donde se puede bailar, planteamos junto con otros concejales, y producto de debate que se viene teniendo con diferentes sectores, incorporar nuevos rubros, como el tema de los pubs, que actualmente no figuran en la ordenanza, pero que si existen de hecho”.

Para la edila radical, debería incorporarse la figura de los pubs “que estén preparados para recitales y para bailar”. “Que el condicionamiento esté puesto en la capacidad ocupacional, en los requisitos edilicios que debe cumplir y las condiciones de insonorización para que no moleste a los vecinos, si el lugar quiere que se pueda bailar. Después si se come o no se come eso es independiente”, reflexionó.

Al igual que Gilgliani, Schmuck se mostró a favor de que exista un rubro de bares culturales. “También tendrán que poder tener una serie de acondicionamientos, como insonorización, camarines, lugar para escenario”, remarcó.

Inspecciones en la mira

“Hay una historia reciente que tiene que ver con algunos bares y boliches que nunca eran inspeccionados y otros que sufren una gran cantidad de inspecciones semanales”, respondió Schmuck al ser consultada sobre la denuncia por “discriminación” que realizaron algunos locales a la hora de ser inspeccionados. “Es bastante cierto y tenemos constancia de esto de acuerdo a algunos informes que hemos pedido”, dijo la concejala que luego agregó: “Pero diría que fue antes de la gestión de Pablo Seghezzo, fundamentalmente durante la gestión (Luis) Baita, en donde sí había algunos lugares que casualmente son los que hoy estamos clausurando o pidiendo su clausura que no tenían ningún tipo de inspección”.

Para Schmuck “hubo un antes y un después de la tragedia del parque, y también del escándalo de las inspecciones a La Rosa y cabarets y wisquerías”.

“La discriminación de lugares a la hora de las inspecciones no surgió por los dichos de los productores y empresarios de los espectáculos, lo dicen los vecinos y también los bolicheros” apuntó Gigliani. “La noche ha dado mucha flexibilidad para el que inspecciona y alguna impunidad del que es controlado. Me parece que con los protocolos que pensamos elaborar se puede controlar la discrecionalidad del inspector, a lo que se puede sumar el acompañamiento testigos”, concluyó.

Seghezzo: “Hay que cumplir la ordenanza vigente”

El secretario de Control y Convivencia Ciudadana de Rosario, Pablo Seghezzo, también consultado por El Eslabón, aseguró que desde la intendencia coinciden “en que es bueno que la actual legislación sea modificada”. “Lo que hemos planteado es que hay que simplificar los rubros. Hay que reestudiar el tema del factor ocupacional. Seguir manteniendo el registro de oposición. Incorporar algún tipo de articulado donde se haga una venta más responsable de bebidas alcohólicas”, punteó el funcionario.

―Dueños de bares, bolicheros y productores de espectáculos denunciaron “falta de equidad” a la hora de las inspecciones.
―Para nada es así, al contrario, si algo nos caracteriza en esta gestión que iniciamos es que la norma la tienen que cumplir todos. Desde lugares que hacen recitales a grandes confiterías bailables. Tenemos hechos de actas de constatación, sanciones y clausuras en todos tipos de rubros. Entendemos que la ordenanza que hay que cambiarla y fuimos al Concejo a dar nuestro parecer. Pero hasta que eso pase, la ordenanza actual es la que está vigente y hay que atarse a ella y la tienen que cumplir todos.

―Uno de los pedidos es que haya un rubro específico de clubes sociales y culturales.
―Los criterios tienen que ser lo mismos. Los de seguridad internos para la gente que va y asiste a recitales, eventos culturales o bailables. Y criterios externos que tienen que ver con el impacto que esta actividad genera entre los vecinos. No es lo mismo un recital que termina a la 1 con 100 personas que una confitería bailable que termina más tarde y al que asisten 2 o 3 mil personas.

―¿Van a impulsar un proyecto de ordenanza específico del municipio o van a esperar la elaboración de una propuesta desde el Concejo?
―Estamos dispuestos a sumarnos y a aportar a lo que ya está trabajando la comisión de Gobierno del Concejo, donde se está citando a todos los actores, que se está tomando como un proyecto de la comisión.

Este artículo es un adelanto de las notas que acompañan una amplio informe sobre la regulación de la noche rosarina publicado en la edición 147 del semanario El Eslabón.

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