Pese a los distintos avatares de la barbarie europea a través de la historia, los pueblos originarios de América latina aumentaron su población un 49,3 por ciento en una década, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). La tasa de crecimiento casi cuadriplicó la media.
Resurgir. Renacer después del genocidio perpetrado por los europeos, después de ser diezmados por las pestes importadas del Viejo Continente. Resurgir, crecer y hacerse visibles a pesar de los colonialismos, los imperialismos, el capitalismo, los planes económicos y las campañas de estigmatización y marginación. Detrás de los números que ofrece el informe hay una larga historia de lucha por la subsistencia que se remonta a cinco siglos pero que también es actual, de todos los días. La posesión de la tierra y la explotación de los recursos naturales están en el centro de las luchas actuales.
Según el informe presentado esta semana por la Cepal en Naciones Unidas (ONU), los pueblos originarios de América Latina aumentaron en la primera década del siglo XXI un 49,3 por ciento.
El trabajo señala que existen 826 pueblos indígenas (además de otros 200 que se encuentran en aislamiento voluntario), con 45 millones de personas que representan el 8,3 por ciento de la población total de la región. En el trabajo de la Cepal se destacó, además, que hubo mejoras en salud, educación y participación política, pero también, que persisten fuertes brechas en estudios secundarios y universitarios y que hubo más de 200 conflictos por tierras y recursos naturales entre 2010 y 2013.
La nueva cifra de 45 millones de indígenas hasta 2010 supone un aumento de 49,3 por ciento en la primera década de siglo XXI, ya que en su anterior informe de 2007 la Cepal había estimado un número de 30 millones de personas y 624 pueblos autóctonos en 2000.
El potencial de crecimiento de la población indígena es mayor que el de la no indígena en la región, ya que su estructura etaria es más joven y sus tasas de fecundidad son más elevadas, si bien se observa una reducción en este indicador en los cinco países con datos disponibles (Brasil, Ecuador, México, Panamá y Venezuela).
El informe se titula “Los pueblos indígenas de América Latina. Avances en el último decenio y retos pendientes para la garantía de sus derechos”, tiene 128 páginas y se encuentra accesible en el sitio oficial de la Cepal (cepal.org).
La presentación del documento tuvo lugar en el marco de la Conferencia Mundial sobre los Pueblos indígenas que la ONU llevó a cabo esta semana, entre lunes y martes. En la apertura participaron varios presidentes latinoamericanos, como Evo Morales (Bolivia), Michelle Bachelet (Chile) y Enrique Peña Nieto (México).
“Se trata de una recuperación demográfica de magnitud considerable”, indicó la Cepal en su documento, hablando de una tasa de crecimiento medio anual del 4,1 por ciento, muy por encima del 1,3 registrado para América Latina (+13,1 por ciento para la década).
Uno de los datos más interesantes del informe es que la recuperación no obedece solo a la dinámica demográfica, sino también a un “aumento de la autoidentificación”, señala el trabajo de la Cepal.
“Tenemos un número más alto porque hay una autoidentificación más grande de parte de los pueblos”, afirmó en ese sentido Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, al presentar el estudio en la sede de la ONU.
Según el informe, en la Argentina viven 955.032 integrantes de pueblos originarios, un 2,4 por ciento de la población. Bolivia, con 6,2 millones de indígenas que representan un 62,2 por ciento de sus habitantes, es el país de América Latina con mayor porcentaje de población autóctona. México cuenta con 17 millones de ciudadanos de ese origen (15,1 por ciento).
Otros países con importante población nativa son Perú (7 millones, es decir 24 por ciento), Guatemala (5,9 millones, 41 por ciento), Ecuador (un millón, 7 por ciento), Colombia (1,6 millones, 3,4 por ciento), Chile (1,8 millones, 11 por ciento) y Nicaragua (520 mil, 8,9 por ciento).
Según la Cepal, que menciona 826 pueblos indígenas, “se estima que además otros 200 viven en aislamiento voluntario”.
Brasil es el país con mayor cantidad de pueblos indígenas al sumar unos 305 (900 mil personas, un 0,5 por ciento de su población), seguido de Colombia (102), Perú (85), México (78) y Bolivia (39).
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, destacó la tarea efectuada por Bolivia y Ecuador a la hora de mejorar la situación de sus comunidades indígenas, pero también hizo mención a las políticas puestas en marcha en México.
El informe muestra “avances importantes en el acceso a los servicios de salud que se han reflejado en mejoras en indicadores como la atención al parto y la mortalidad infantil entre los pueblos indígenas” entre 2000 y 2010 en los nueve países con datos disponibles (Costa Rica, México, Brasil, Venezuela, Ecuador, Panamá, Guatemala, Perú y Bolivia).
Además, “17 países disponen de alguna institucionalidad estatal con el mandato específico de gestionar la salud intercultural”.
En educación, la Cepal observa “aumentos en las tasas de asistencia escolar en todos los niveles”, con porcentajes de asistencia de “entre 82 y 99 por ciento para los niños de 6 a 11 años”.
Sin embargo, el documento recuerda las “brechas significativas en la culminación de la educación media y en el acceso a los niveles superiores respecto a los indicadores de la población no indígena”.
Bárcena se refirió también a la cuestión del reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas, destacando avances pero advirtiendo sobre desafíos. “Identificamos 200 conflictos sociales y medioambientales en territorios indígenas vinculados a la extracción minera y de hidrocarburos entre 2010 y 2013”, señaló.
En ese marco, la Cepal incluye algunas recomendaciones para resolver estas cuestiones, empezando por una “gobernancia de los recursos naturales en la que los pueblos indígenas sean consultados”.
Por último, el documento hace referencia a un “aumento de la participación política” y un “continuo fortalecimiento de sus organizaciones”, aunque “sigue habiendo una escasa representación de estos pueblos en órganos de los poderes del Estado”.
Demográficamente, el informe señala que de acuerdo a los datos censales, para el año 2010, la población indígena estimada de
América latina rondaba las 45 millones de personas, de las que 17 millones viven en México, siete millones en Perú y 6,2 millones en Bolivia.
En tanto, los países con mayor proporción de población indígena son Bolivia (62,2 por ciento), Guatemala (41 por ciento), Perú (24 por ciento y México (15,1 por ciento).
En la actualidad es posible contabilizar 826 pueblos originarios en América Latina. Esto supone un incremento respecto a la última cifra dada a conocer por la Cepal en 2006, cuando se identificaron 642 pueblos. Esta alza se debe a la mejora de la información estadística en años recientes y a la incidencia de los propios pueblos indígenas en la lucha por su reconocimiento.
Evo abrió la Conferencia Mundial de Pueblos Indígenas de la ONU
“Los principios fundamentales del movimiento indígena son: la vida, la Madre Tierra y la paz. Estos principios son amenazados permanentemente por un sistema, por un modelo: el sistema capitalista y el modelo de cómo acabar con la vida y con la Madre Tierra”, señaló el presidente de Bolivia, Evo Morales, en su discurso de apertura de la Conferencia Mundial de Pueblos Indígenas que tuvo lugar en la ONU.
La pobreza y la discriminación están entre los graves problemas que todavía sufren los pueblos originarios en muchas regiones del planeta. En este sentido, el mandatario aseguró que la pobreza extrema disminuyó más de un 20 por ciento en Bolivia. “Un récord histórico”, señaló.
“Esta Conferencia Mundial debe ser el punto de partida para definir acciones colectivas en defensa de la vida para iniciar procesos de transformación y de cambio a partir de la soberanía y la ciencia de los pueblos indígenas en directa combinación con la tecnología y el avance científico de estos tiempos”, señaló Morales haciendo referencia a uno de los ejes del debate: la necesidad de incorporar la sabiduría ancestral de los pueblos originarios a los programas de educación.
“Los gobernantes del mundo tienen que gobernar obedeciendo a los pueblos y con los pueblos, con los movimientos sociales. Nuestros pueblos, nuestras naciones, no pueden ser gobernados por banqueros ni por grandes empresarios o transnacionales”, señaló el presidente de Bolivia.
Por su parte, la militante guatemalteca y Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, denunció que “el racismo es una enfermedad mental que socava la integridad del ser humano” e insistió sobre la necesidad de fortalecer la participación de los pueblos originarios en las políticas públicas.
En este sentido, abogó por construir “un nuevo enfoque en la educación dentro del contexto multicultural” y habló de la necesidad del respeto mutuo entre los seres humanos. “Que la paz sea sinónimo de vida y educación”, señaló la militante.
Artículo publicado en la edición 162 del semanario El Eslabón.
adhemar principiano
01/10/2014 en 15:07
los pueblos originarios deben ir adquiriendo la conciencia sin importales cuanto eran o son, que los colonolizadores les quieren seguir ordenando, que la tierra es de ellos y deben volver a tenerla.