Jueves 16 de octubre de 2014. La fecha perdurará, sobrevivirá a los gobiernos, las modas, los avatares de la política y las operaciones de prensa. Es un hecho histórico, memorable y para celebrar, aunque ciertos medios hegemónicos quieran ignorarlo, aunque intenten robarnos la oportunidad de sentirnos orgullosos de ser argentinos.

El lanzamiento al espacio del primer satélite geoestacionario producido íntegramente en la Argentina es el resultado de un proceso político de recuperación de soberanía. Y es un síntoma que remite al desarrollo científico y a la independencia tecnológica. El satélite es apenas la punta de un iceberg. Es el resultado de la recuperación de la investigación tecnológica en la Argentina posneoliberal.

En el contexto de un capitalismo financiero que devalúa el trabajo humano, la Argentina pone en órbita un millón de horas de trabajo argentino. 250 millones de dólares de inversión estatal.

400 científicos argentinos. El Arsat-1 remite al lugar de la educación pública. Se relaciona con el retorno de miles de científicos que dejaron famosas universidades de países del primer mundo para volver a la Argentina. Sí, para volver a la Argentina. No a la Argentina ficcional, torturada y torturante, que construyen cada día los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos. No a esa Argentina que amarga, que exaspera, donde todo pero todo está mal. Nadie volvería a un país como ese, nadie en su sano juicio se animaría a abandonar los calmosos y recoletos claustros de los campus universitarios para regresar, nadie lo haría si fuese cierto lo que vomitan a diario los medios hegemónicos.

Pero miles de científicos retornan. Lo hacen convencidos de que lo que vomitan los medios que pertenecen a los grupos Clarín y La Nación es falso. Es mentira. Una mentira tanto o más grande que el Arsat-1.

Tres toneladas de tecnología argentina contra toneladas de bosta antiargentina.

El Arsat-1 no es sólo un satélite. Es un símbolo. Y un gigantesco mentís. Es una refutación que pesa 3 toneladas y tiene cuatro metros de alto. Es un enorme argumento en contra de los que intentan manipular a la ciudadanía despreciando la razón y la argumentación.

Jueves 16 de octubre de 2014. Una fecha histórica, memorable para todos los argentinos. Millones de ciudadanos siguieron el conteo, en voz alta. La voz se fue quebrando. Y los ojos se fueron humedeciendo. Nadie nos puede robar eso.

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