escrutinio

La publicación del escrutinio definitivo –18 días después de las Paso– mantuvo las posiciones del conteo provisorio, aunque aclaró el panorama sobre el número de candidatos que llegará a las generales y la conformación de las listas legislativas de cada fuerza. Con los números finales se afianzan las interpretaciones.

Dieciocho días después de las elecciones primarias provinciales el Tribunal Electoral de Santa Fe ya estuvo en condiciones de publicar los datos del escrutinio definitivo, tras el accidentado y desprolijo recuento provisorio que costó la cabeza de un funcionario. El conteo definitivo –que es el que posee validez legal– no arrojó diferencias en cuanto a las posiciones alcanzadas por los principales candidatos a gobernador el 19 de abril, aunque sí permitió establecer la cantidad exacta de postulantes que habrá en los comicios generales del 14 de junio y la conformación final de las listas legislativas de cada espacio político, así como determinar quiénes superaron el piso del 1,5 por ciento del padrón en las Paso para acceder a las generales.
Con los números del escrutinio definitivo en la mano –o en la pantalla de la computadora– los candidatos y sus equipos se disponen, ahora, a rediseñar sus campañas para los próximos 40 días. Uno procurará aguantar los embates de sus adversarios para mantener la diferencia obtenida en las Paso, otro buscará retener los votos de su adversario en las primarias y sumar nuevas adhesiones y un tercero ampliar el piso obtenido el 19 de abril.

Los números

De acuerdo al escrutinio definitivo, el único candidato del PRO, Miguel Del Sel, obtuvo 536.480 votos en las primarias. En tanto, el oficialista Miguel Lifschitz consiguió 376.627 adhesiones y su contrincante en la interna del Frente Progresista, el radical Mario Barletta, 156.460.

La lista única del Frente Justicialista para la Victoria, que postuló a Omar Perotti, cosechó 365.239 sufragios, mientras que el ganador de la interna del Frente Renovador, el ahora massista Oscar Cachi Martínez, acopió 72.379 votos, superando al ruralista Eduardo Buzzi que cosechó escasos 58.934 apoyos.
El quinto candidato a gobernador que llegará a las elecciones de junio es el representante del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), Octavio Crivaro, quien alcanzó su objetivo de superar en las primarias el 1,5 por ciento del padrón necesario para participar de las generales, al obtener 39.040 sufragios.

Esos son los datos duros. Sobre ellos, los candidatos y sus equipos realizan las interpretaciones que más los benefician con el objetivo de perfilarse de mejor manera para los comicios generales. Estas son algunas.

Las interpretaciones

Conocidos los números definitivos, Del Sel y los principales referentes del PRO santafesino sacaron a relucir la diferencia conseguida en relación al segundo candidato individual más votado, Miguel Lifschitz: “Tenemos 160 mil votos de diferencia”, dijeron con matemática exactitud. Y remarcaron que la brecha se amplía en diez mil sufragios más en relación a Perotti.

La estrategia del PRO consiste en hacer la plancha, en el sentido de tratar que nada cambie demasiado de aquí al 14 de junio para que al humorista no se le afloje el cinturón ni se le suelte la varilla de los sufragios obtenidos.

Una digresión al respecto. Lo que ante miradas politizadas puede aparecer como exabruptos o sincericidios dispuestos a desgastar la figura de Del Sel, parece tratarse en realidad de un modo de consolidar un tipo de elector que no desdeña a las putas como postre después del asado ni se ciñe a la letra de la Declaración de los Derechos del Niño a la hora de pensar la educación de los hijos, sobre todo la de los demás.

En el Frente Progresista la mirada que prima sobre los resultados de las primarias es otra: la suma de los votos obtenidos por los dos precandidatos –Lifschitz y Barletta– redujo la diferencia en favor del PRO a apenas a tres mil votos. Así, sumados los sufragios por partidos, puede hablarse de un empate técnico. Pero se trata de política, no de ciencias exactas.

Sin embargo, en el socialismo santafesino confían en poder retener la mayor cantidad de votantes de Barletta, y sumarle los electores que en las primarias fueron a otras opciones.

La participación del radical en un acto del socialista en Santa Fe, el último jueves, en el que se comprometió a participar de la campaña del Frente Progresista resultó un bálsamo para los operadores de Lifschitz. Sin embargo, la decisión que adoptarán en junio los electores que en abril sufragaron por Barletta es desconocida hasta por los mentalistas.

Lifschitz inició su campaña hacia junio con un doble juego: plantear que seguirá los lineamientos del Frente Progresista –es decir, será una forma de continuidad– pero con un perfil propio. “Yo voy a seguir los lineamientos del Frente Progresista, pero voy a ser un gobernador distinto a los anteriores”, dijo en relación a Hermes Binner y el actual mandatario, Antonio Bonfatti. Y agregó: “Sabemos que hay cosas por hacer, por mejorar, y son nuestra prioridad”.

A ese ecléctico planteo de continuidad y cambio le sumó la idea de polarización entre su candidatura y la de Del Sel. Allí radican las mayores chances del socialista de descontar la diferencia que le sacó el ex Midachi en las primarias: plantear una contienda entre dos que aleje al justicialismo de un escenario de tres tercios, parecido al que arrojó el resultado del 19 de abril.

En el equipo de campaña de Perotti se ilusionan, por su parte, con las 365 mil adhesiones recolectadas en toda la provincia. Recordaron que la fórmula justicialista fue “la última en arrancar” la campaña y que el rafaelino aún posee índices bajos de conocimiento en algunos puntos de la provincia, lo cual estimula sus chances para junio.

“Tenemos una elección abierta, con mucho por definir. Ahora sí la gente tiene la mira puesta en los candidatos con posibilidades concretas”, dijo Perotti tras conocerse los resultados de las Paso.

“Si uno tiene en cuenta el nivel de participación promedio, aun en las elecciones generales de menor convocatoria, con lo que fueron las últimas primarias, hay casi 150 mil votantes que irían a votar el 14 de junio”, abundó el diputado nacional.

Agregó en esa línea que “hay más de 100 mil votos impugnados, recurridos y en blanco. Hay otros 100 mil que votaron por precandidatos que no alcanzaron el piso en estas elecciones. Hay ahí más de 350 mil votos” en busca de un dueño.

Legislar ¿y castigar?

El recuento definitivo de los votos también permite atisbar un escenario posible para junio, cuando además de la categoría gobernador se elijan los legisladores que en diciembre renovarán en forma total ambas cámaras provinciales: Senado y Diputados.

La foto de las Paso no es más que eso: una imagen detenida en un momento determinado sobre las preferencias de un electorado que puede ser cambiante.
Ese retrato muestra una gran dispersión del voto partidario en favor del sufragio individual al candidato. Proceso profundizado por el uso del sistema electoral de boleta única, que privilegia la imagen personal sobre los proyectos políticos colectivos, al diferenciar a los candidatos por categoría electoral y no por espacio partidario.

Así, mientras De Sel obtuvo 536 mil votos, su lista de candidatos a diputados provinciales, encabezada por el joven concejal rosarino Roy López Molina, consiguió menos de la mitad: 211 mil sufragios. Cifra nada desdeñable, teniendo en cuenta que se trata de un candidato poco conocido.

En la categoría Diputados el actual gobernador, Antonio Bonfatti, se quedó con 495.470 de los 712 mil que obtuvieron las nueve listas internas que presentó el Frente Progresista. Eso representa el 69 por ciento de los votos que en esa categoría fueron al oficialismo. La nómina encabezada por el senador nacional Rubén Giustiniani, que apoyó a Barletta como postulante a la Gobernación, cosechó 124.689, mientras que las demás estuvieron entre los 20 mil y los 9 mil sufragios.

La performance de Bonfatti en los comicios primarios abre un interrogante. ¿Existió un voto castigo al Frente Progresista en las Paso de abril? La posibilidad del electorado de expresarlo se centraba, justamente, en poner la tacha en cabeza de quien conduce actualmente el proceso político santafesino. Sin embargo, Bonfatti consiguió como candidato a diputado provincial casi 500 mil votos, mientras que Lifschitz se clavó en 376 mil.

Aquí entra en juego, también, lo dicho antes sobre la boleta única. Bonfatti posee un mayor nivel de conocimiento en el electorado provincial que el que ostenta el ex intendente de Rosario. O bien los santafesinos lo prefieren legislando ante que gobernando.

De regreso a la Legislatura, el Frente Justicialista para la Victoria fue la segunda fuerza más votada en la categoría Diputados. El conjunto de sus ofertas reunió 345.636 votos, 130 mil más que la única nómina propuesta por el PRO.

La lista liderada por Héctor Cavallero obtuvo el 40 por ciento de los sufragios en la interna peronista al alcanzar 139.915. La que encabezaba el actual presidente de la Cámara baja provincial, Luis Rubeo, quedó en segundo lugar con 90 mil sufragios, el 26 por ciento. En tercer puesto fue una de las sorpresas que dejaron las elecciones primarias: lo ocupó la nómina liderada por la actual diputada nacional Claudia Giaconne con 70 mil votos.

Escenarios

Si en los comicios generales se mantuviera la tendencia expresada por el voto popular en las primarias, el Frente Progresista se quedaría con 28 de las 50 bancas en juego en la Cámara de Diputados provincial.

Como lo establece la Constitución provincial, los 22 escaños restantes se distribuyen entre las fuerzas políticas de un modo proporcional, por medio de la aplicación del sistema D´Hont. Así, y de mantenerse resultados similares a los de las primarias, el Frente Justicialista para la Victoria obtendría alrededor de 10 bancas, el PRO 8, y el resto se distribuirían entre el Frente Renovador, el Frente Social y Popular cuya lista encabeza el periodista rosarino Carlos Del Frade, y podrían conseguir legisladores –tal vez- la izquierda del FIT y Unite.

Ese escenario, siempre eventual y sujeto al resultado de las elecciones generales, dejaría a un posible gobierno de Del Sel con una Cámara de Diputados adversa, como le ocurre ahora a Bonfatti.

En el Senado la foto de las Pasos brinda un esquema similar, habida cuenta de que en los comicios primarios el PRO no se impuso en ninguno de los 19 departamentos de la provincia con sus candidatos.

Para Bonfatti la Cámara alta, en la que no posee mayoría el Frente Progresista, no le fue sin embargo tan adversa como podría ser para un eventual gobierno de Del Sel, atento a que el actual mandatario cuenta con un senador socialista, Lifschitz, y otros siete aliados radicales.

Fuente: El Eslabón

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