Foto: Manuel Costa.
Foto: Manuel Costa.

Una joven de 16 años murió en el asentamiento precario de la zona oeste de un disparo que un principio se supuso fue autoinfligido. Pero cinco de sus pariente, entre ellos su padre, quedaron bajo la lupa de la Justicia

¿Otro caso de femicidio? Una muchacha de 16 años murió este lunes por la noche de un disparo difícil de explicar en su vivienda de la villa La Bombacha en la zona oeste y cinco parientes suyos quedaron bajo la lupa judicial. Al principio, se pensó que la joven habría fallecido al manipular un arma sin mucha destreza y con muy mala suerte, pero después comenzó a tomar forma la hipótesis de un suicidio. Sin embargo, los resultados de la autopsia obligaron a la investigación a dar un giro rotundo ya que la trayectoria de la bala, de arriba hacia abajo, era poco compatible con un disparo auto infringido.

Según explicó a la prensa la fiscal Mariana Prunotto, a cargo del caso de la muerte de Joana Aquino, se imputó por homicidio y encubrimiento al papá de la joven, su pareja, dos hijos de ésta (uno menor de edad que quedó a disposición de la Justicia de Menores) y la novia de uno de ellos. Tras algunas horas detenidos, recuperaron la libertad pero de aquí en más deberán presentarse en Tribunales cada semana hasta tanto se resuelva lo ocurrido.

La resolución de la jueza Marcela Canavecio se conoció después de que los cuatro sospechosos mayores de edad tuvieron su primera audiencia imputativa. Allí se les explicó de qué se los acusaba: de haber participado de alguna manera en el asesinato de Joana y de intentar ocultarlo.

De acuerdo a fuentes policiales consultadas por El Eslabón, alrededor de las 21 del lunes 22 de junio, un disparo asustó a los vecinos de Schweitzer al 8000. Tras el estruendo del balazo se escucharon las sirenas de una ambulancia y después sí, el silencio. Pero no la calma.

Joana había sido hallada –según el primer reporte policial– desvanecida en su habitación y aunque los médicos del hospital de Niños Zona Norte intentaron salvarla, la bala calibre 22 había producido ya un daño irreparable. Murió a poco de haber ingresado al centro de salud.

El único disparo había hecho pensar en un accidente o incluso en el suicidio, sin embargo, el ángulo de la herida hizo que menos de 24 horas después de ocurrido el hecho, los investigadores pusieran la atención en los familiares de Joana.

La autopsia determinó que el proyectil había herido la axila de la adolescente de arriba hacia abajo. Además, el arma hallada en la casa no coincidía con la marca de la lesión. El secuestro en el lugar de un revólver de aire comprimido había despistado momentáneamente a los peritos que ahora buscaban el arma homicida.

Mientras tanto , en el Ministerio Público de la Acusación esperaban los resultados del dermotest practicado a todos los sospechosos en busca de restos de pólvora en sus manos.

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