Esperanza, y también incertidumbre, son sentimientos que se repiten a la hora de imaginar qué se viene a partir del restablecimiento de relaciones. El Imperio sigue deseando destruir la revolución, pero ahora por otros medios. El bloqueo continúa. Son muchos los temas pendientes y las facturas cruzadas.
Según la mitología griega, cuando Pandora abrió su caja –o ánfora– salieron y se desperdigaron por el mundo todas las calamidades. Pero algo quedó dentro: la esperanza. Por estos días, la esperanza –y también la incertidumbre– son los dos términos que se repiten, tanto en Cuba como en Estados Unidos, a la hora de pensar qué se viene a partir del inicio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países tras más de medio siglo. Son muchos los temas pendientes y las facturas cruzadas, y no será fácil destrabar estas cuestiones.
Nadie en su sano juicio puede pensar, además, que el Imperio se hizo bueno, justo y humano. Nada más alejado de la realidad. Y esto lo dejó bien claro el presidente de EEUU, Barack Obama, cada vez que se refirió al tema. El Imperio reconoció que el bloqueo no ha funcionado, pero siguen intentando destruir la Revolución Cubana y poner de rodillas a ese pueblo. Nada ha cambiado en este sentido, en absoluto.
A lo sumo se trata de un cambio táctico, ni siquiera estratégico, por parte del Imperio; que va a continuar intentando lo que viene intentando, pero por otros medios.
Lo cierto es que Goliat se vio obligado a reconocer que fue derrotado por David, es decir: por la convicción y la valentía infinitas del pueblo cubano. El 17 de diciembre de 2014, Obama reconoció el fracaso del bloqueo económico y comercial a Cuba: “En estos 50 años se ha demostrado que el aislamiento no funciona, hoy comienza un nuevo capítulo en nuestra relación con Cuba”.
Los temas que quedan por resolver son densos y espinosos. Por un lado, los cubanos exigen el fin del bloqueo y la devolución del territorio de Guantánamo. Según el último informe cubano sobre las consecuencias del bloqueo, los daños totales sufridos por el país ascienden a 116.880 millones de dólares.
Los daños humanos, la angustia, los inconvenientes en la vida cotidiana, y la incertidumbre, en cambio, no son mensurables en dólares.
Por el lado de EEUU, también hay reclamos económicos. Miles de empresas y ciudadanos estadounidenses exigen indemnizaciones del Estado cubano por expropiaciones sufridas tras la revolución de 1959. Sobre este punto, la comisión del Departamento de Justicia yanqui, que arbitra ese tipo de reclamos contra gobiernos extranjeros, registra casi seis mil contra Cuba. Se calcula un monto de casi dos mil millones de dólares en el momento de la expropiación, una suma que alcanzaría hoy más de siete mil millones de dólares.
El afán por hacer negocios es uno de los motivos del cambio de estrategia del Imperio. En los últimos meses ha sido intenso el desfile de empresarios por la isla, husmeando posibilidades comerciales y mercados. Empresas estadounidenses del sector petrolero y alimenticio ya manifestaron su interés para hacer negocios en Cuba.
Pero los empresarios deberán esperar. Hasta ahora las leyes que configuran el bloqueo impiden las inversiones de los estadounidenses en Cuba. Todo depende del Congreso de EEUU, que se niega a dejar sin efecto el embargo pese a los pedidos de Obama. Sólo se han flexibilizado algunas restricciones, como los montos máximos para los envíos de remesas de los cubanos que viven en EEUU a sus familiares en la isla, y también los viajes de ciudadanos yanquis a Cuba.
La bandera cubana ya flamea en Washington
La ceremonia tuvo lugar este lunes 20, en una vieja casona de estilo francés ubicada en el barrio latino de la capital de EEUU. Por parte de Cuba, participó una importante comitiva de ex funcionarios, legisladores, figuras de las artes, la educación, la salud y la cultura. Desde ese día, funciona una Embajada de Cuba en EEUU, tras medio siglo.
La reapertura de la embajada significa, en términos diplomáticos, que la sede deja de ser sólo una Sección de Intereses. El acto fue encabezado por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en la primera visita oficial que realiza a EEUU un canciller cubano desde 1959.
La próxima jornada histórica tendrá lugar el 14 de agosto, cuando se reabra la Embajada estadounidense en la zona del Malecón, en La Habana.
Según una encuesta reciente del centro de investigaciones estadounidense Pew, el 73 por ciento de los estadounidenses apoya el restablecimiento de relaciones diplomáticas, y el 72 por ciento está a favor de levantar el embargo comercial a la isla caribeña.
El sondeo constata, además, un aumento notable en el apoyo a la apertura a Cuba desde el pasado enero, cuando el 63 por ciento de los encuestados por Pew a nivel nacional dijo respaldar el anuncio sobre el acercamiento bilateral y el 66 por ciento se mostró favorable a levantar el embargo.
Según la encuesta, el 59 por ciento de los republicanos apoya el fin del embargo, algo que en enero sólo hacía el 47 por ciento en ese partido. Entre los demócratas, el 82 por ciento está a favor de levantar el bloqueo comercial, medida que depende del Congreso. En cuanto al levantamiento del bloqueo, lo apoya el 74 por ciento tanto de hispanos como de afroamericanos, además del 72 por ciento de los blancos. Los hispanos son el grupo de población que más apoya la reanudación de lazos diplomáticos con Cuba, con el 75 por ciento a favor de esa medida; algo que comparten el 72 por ciento de los blancos y el 68 por ciento de los afroamericanos, según Pew.
La reapertura de las embajadas es un paso importante de un largo y tortuoso camino con muchos obstáculos. No han sido tiempos tranquilos los que se vivieron en este medio siglo de ruptura. EEUU mantuvo todos estos años una campaña feroz, permanente, de sabotajes, intimidaciones, atentados terroristas, con una invasión militar incluida, contra el pueblo cubano. Pero más allá de esto, en Cuba no hay rencor alguno contra el pueblo estadounidense. En la isla, la esperanza y la fascinación, sobre todo de los más jóvenes, por la conexión a Internet y el fetichismo de la mercancía, conviven con la reflexión y los temores. Pero lo que permanece incólume, en la mayoría al menos, son los ideales revolucionarios y los valores en los que se sustentan. La lucha continúa.
Publicado en El Eslabón 205