Daniel O va a abrir su bar propio en Pichincha. “Es un paso muy importante para nosotros”, aseguran en la fábrica que funciona en Ludueña y produce distintas variedades de birra. La historia de un emprendedor que afirma que apostó al trabajo colectivo porque “zafar solo no es zafar”.
Lo de Daniel O no tiene nada que ver con algún leñador de barba rubia que se puso a hacer cerveza en algún bucólico paisaje. Viene de Daniel Orlando Saliva, que así se llama el emprendedor rosarino que hace tres años se largó a fabricar cerveza artesanalmente y hoy conduce toda una organización que moviliza y ocupa a 14 trabajadores, 7 de ellos ya integrados en una cooperativa de trabajo.
“Daniel O era como firmaba mi viejo. Era una firma fácil de hacer, la usé mucho en la secundaria”, se ríe el pibe de barrio que apenas pasó los 50 y tuvo varios rebusques, desde vender quiniela hasta créditos para empleados públicos. Hasta que un día se cansó, le vio la veta al tema de la cerveza artesanal y se puso a aprender haciendo. “Estaba en eso cuando me encontré con mi amigo Julio López, que me llevó a una reunión a Buenos Aires con la gente de Gestara. Ellos me llevaron al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación”, relata Daniel, evocando a un conocido referente social y político rosarino, a una organización de cooperativas y trabajadores autogestionados e informales y al “Estado que me apoyó y me enseñó todo”, según remarca. “Nunca pensé que me iba a encontrar con un gobierno que te diga: ¿querés laburar? Laburá, nosotros te apoyamos”, explica.
“Zafar solo no es zafar”, dice también Daniel, cuando se le pregunta por qué adoptó el formato de cooperativa de trabajo, convocando a amigos y vecinos, la mayoría muy jóvenes, a sumarse a un proyecto que expone un importante nivel de crecimiento. Los productos de la cooperativa se ofrecen en varios bares, vinerías y licorerías de la ciudad, se consumen en eventos y en fiestas familiares. Ya está en camino a Rosario nuevo equipamiento para cocinar la cerveza que va a permitir ampliar la cantidad de litros a producir.
En este camino de crecimiento, a partir del viernes 4 de septiembre completarán un nuevo paso, “muy importante para nosotros”, asegura Daniel: la apertura del bar en Brown entre Francia y Suipacha, ahí donde el mítico Pichincha se empieza a recostar sobre el barrio de la Terminal, las vías y el parque Scalabrini Ortiz.
La zona es de las más concurridas de la noche rosarina, así que las expectativas son amplias. El nuevo espacio es también lo suficientemente amplio como para albergar una cocina de cerveza, así que se podrá apreciar en vivo y en directo el proceso de elaboración de las distintas variedades de Daniel O, que el hacedor ofrece probar a cronista y fotógrafo.
Son las dos de la tarde en la fábrica de Gorriti al 2000, allá en Ludueña, otro barrio, con otra mística. La rubia y la negra conmueven los paladares acostumbrados a las birras más aguadas y pasteurizadas de los boliches de la esquina. “El próximo barril se los compro a ustedes”, se promete. “Vengan al bar cuando quieran”, se invita. Y se sigue la jornada de laburo con otro sabor en la boca y en el aire.
Fuente: El Eslabón
HECTOR M. DONATI
29/08/2015 en 17:16
Me da una gran alegría enterarme que hay en Rosario personas jóvenes y emprendedoras que encaran estos proyectos realmente transformadores de la realidad. No te deseo suerte porque esto no es un juego azar. Te deseo sí que puedas seguir poniendo entusiasmo, esfuerzo y dedicación para crecer cada día un paso más hacia adelante.
Un abrazo. Héctor M. Donati