Más de 300 mil personas llegaron a Europa en 2015, un 40 por ciento más que en 2014. En lo que va del año, 2.435 murieron en el Mediterráneo. Decenas de miles de desesperados chocan con la respuesta brutal de un continente cerrado para los extranjeros, y que también excluye a los europeos, mediante planes de ajuste.
Ricardo III intenta descansar en su tienda de campaña, antes de la batalla final en la que perderá el reino y la vida. No puede dormir. Los espectros de todas las personas que asesinó para llegar al poder lo visitan y lo maldicen. “Mañana en la batalla piensa en mí, y caiga tu espada sin filo: desespera y muere”, repiten los fantasmas.
La obra de Shakespeare ejemplifica el destino de aquellos que intentan olvidar, tapar, negar las atrocidades cometidas en el pasado. Lo reprimido regresa, de una y otra forma, y reclama.
Las atrocidades cometidas por Europa regresan. Pero no son fantasmas. Son seres humanos de carne y hueso. Son los denominados migrantes, que huyen de sus países de origen. Escapan del hambre, de las guerras, de la devastación. Y Europa, junto con EEUU, son responsables directos de esa devastación que empuja a millones de personas a buscar otros horizontes.
Europa, como Ricardo III, pretende estar tranquila. Pero su pasado sangriento regresa y no la deja descansar.
Los migrantes intentan llegar, además, a una Europa que excluye a sus propios ciudadanos a través de planes de ajustes neoliberales. Es la Europa del euro. La Europa regida por la tiranía del euro, que impone recorte de planes sociales que están terminando de pulverizar los vestigios de los restos de las ruinas del estado de bienestar.
Representa todo un símbolo que buena parte de los migrantes intenten llegar a Alemania, el país que es el principal responsable de la Europa neoliberal actual. Alemania representa el gendarme regional que defiende los intereses de las grandes corporaciones, los banqueros, la industria armamentística y las petroleras, entre otras. Una vez más ese país domina el continente, esta vez por otros medios.
Con sólo repasar cuáles son los países de donde huyen los migrantes, queda claro que la responsabilidad de Europa y EEUU es puntual, directa, transparente, nítida y fuera de toda discusión. Las armas que se utilizan en las guerras son europeas y estadounidenses. Los intereses que hay detrás de esos conflictos armados también lo son. Medio Oriente y África son dos de las regiones más desestabilizadas por las corporaciones y los poderes fácticos globales. Europa se enfrenta con un problema creado por los poderes fácticos que la gobiernan.
La mayoría de los migrantes provienen de lo que queda de Siria, Irak, Afganistán, Paquistán, Libia, Somalia, Eritrea, Marruecos y Bangladesh. Se calcula que huyen 50 mil personas por día de estas naciones arrasadas.
Sólo en Siria, devastada por la guerra civil, los desplazados superan los doce millones. De ese total, cuatro millones fueron acogidos en países vecinos como Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto. Y muchos de ellos están intentando llegar a Europa a través de las fronteras de Eslovenia, Serbia o Hungría, preferentemente. Otros padecen hacinamiento y condiciones infrahumanas en los campamentos montados por la Agencia para los refugiados de la ONU, la ACNUR.
Según esta agencia, 310 mil migrantes llegaron a Europa en 2015, un 40 por ciento más que en 2014. En lo que va de 2015, murieron 2.435 cruzando el Mediterráneo. Otro símbolo de la Europa actual y su decadencia: el mar que en la antigüedad fue el paradigma de la civilización europea, y especialmente de la antigua Grecia, hoy se ha convertido en una fosa común para migrantes. Y Grecia padece aplastada por la prepotencia de Alemania.
En 2014 se produjo, además, un récord de desplazados por guerras en el mundo: 60 millones de personas.
El primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, utilizó el sustantivo colectivo “enjambre” para referirse a los migrantes. En su primera acepción, la palabra se aplica para un conjunto de abejas u otros insectos, y se puede utilizar, además, para un grupo de personas y animales mezclados, con una clara marca peyorativa. No es la primera vez que en Europa se descalifica a un pueblo o a un conjunto de personas de esa manera. La actitud remite a los tiempos más oscuros y sangrientos de la larga historia de la barbarie europea.
El miércoles 27 de agosto se hallaron 50 cadáveres en la sala de máquinas de un barco que intentaba cruzar el Mediterráneo, cerca de las costas de Italia. Habían muerto asfixiados. Un día después se encontraron 71 cuerpos en un camión abandonado en una autopista de Austria. El miércoles 3 de agosto naufragaron dos barcos que habían partido de la localidad turca de Bodrum con destino a la isla griega de Kos. Murieron cinco menores y siete adultos, mientras que 15 personas pudieron ser rescatadas. La foto de un niño ahogado, yaciendo en la costa, recorrió el mundo. Se llamaba Aylan Kurdi, tenía tres años, y la imagen de su pequeño cuerpo sin vida, convertida en espectáculo masivo, desató una ola de lamentos y expresiones sensibles, muchas de ellas cargadas de hipocresía.
Fuente: El Eslabón
adhemarprincipiano
05/09/2015 en 13:42
la imagen masiva, convertida en pornografia los medios todos del sistema capitalista, nos muestra la crisis de la humanidad, que nos lleva a la terminacion del terron(planeta) tierra.Y CUANDO MAS PRONTO, MAS DIGNO PARA LA HUMANIDAD.