Foto: FBK.
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No es difícil imaginar al director para América Latina de la CIA, o a cualquiera de sus esbirros de su plana mayor, cómo mastican la goma de borrar que se encuentra en el extremo de algunos lápices –los espías no escriben con bolígrafos y menos con estilográficas– mientras pergeñan tácticas de la gran estrategia hacia Cuba, que también se encuentra en estado de mascullación pero garantiza, al menos, la continuidad de lo hecho hasta ahora: cómo joderle la vida a los cubanos.

Creativos atareados

Esos tipos hace rato que no se rascan el ombligo. Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina. Demasiados frentes donde poner a trabajar la imaginación que redondee cursos de acción lo suficientemente desestabilizadores como para desalentar una tendencia que se consolida en la región que alguien les mandó espiar y hostigar: modelos políticos de gestión cada vez más lejanos a lo que necesita la Reserva Federal y el complejo militar-industrial, el verdadero poder administrativo estadounidense, sólo equiparable al de las corporaciones financieras, el socio mayor en esa gran mesa de dinero.

Los monos esos piensan que, a ese ramillete de países, encima Barack Obama les tira este balurdo cubano. Cuba es la palabra que más dolores de cabeza, jaquecas y úlceras ha generado en las filas de la CIA. Y ahora hay que negociar, conversar, abrir el diálogo con esa puta isla, debe pensar entre Tafirol y Bayaspirina Forte la elite espiona de las Américas.

De altavoces y bananas

Pues bien, cabe recordar que a los halcones de la antecesora de la CIA, la OAS, les parecía una soberana pelotudez la técnica de hacerles saber a los alemanes orientales a través de altoparlantes ubicados a lo largo de todo el oprobioso muro berlinés, los kilos de carne fresca que podían comprar sus compatriotas del oeste con un salario mínimo financiado con el Plan Marshall. Esos tíos querían que ladraran las metras, jetonearan los cañones y, si la gresca se ponía picante, que un par de misiles nucleares se encargaran de zanjar la disputa. Nada mejor que un buen hongo erigiéndose a lo lejos, en territorio enemigo, como preludio de una atropellada rendición incondicional. Qué me vienen con sutilezas pesadas en una carnicería, pensaban.

«Con los años la cultura de la imagen dejó en segundo plano a los altavoces, y entonces los creativos del libre mercado construyeron altísimos atalayas donde emplazaron, allí en su cima, a la vista de todos los germanos de oriente próximo, gigantescos carteles que exhibían…bananas. Amarillas, curvilíneas, robustas y prometedoras bananas. Si se puede imaginar con facilidad a los superagentes mascar sus lapicitos, cómo no entender la saliva acuosa que producían esas y otras imágenes pornopaganas en las bocas de alemanas y alemanes, viejos, jóvenes y niños que no veían esos frutos desde años atrás o quizás jamás los habían conocido pero sabían que se trataba de delicias ajenas a su órbita».

¿Bananas a los cubanos? Naaa

Lo que Francisco, Raúl y Fidel saben que ocurrirá al segundo siguiente de declararse el levantamiento del bloqueo –de hecho cabe sospechar que ya comenzó a ocurrir– es el desembarco en la isla de una task force compuesta por dos grandes divisiones: una de carácter económico-financiero, y otra de índole religiosa no convencional, pero financiada por la flor y nata de los WASP (Blancos, Anglosajones y Protestantes por su sigla en inglés) que mantiene estrechos lazos con el denominado Tea Party, la ultraderecha republicana de Estados Unidos.

A las esperables tácticas desestabilizadoras que devendrán de los emprendimientos e inversiones de los yanquis en cada ciudad cubana, habrá que sumarle una actividad que preocupa por igual a los pioneros de la revolución y al jefe de la Iglesia católica: la de decenas de pastores electrónicos que vendrán a explorar e intentar explotar el proverbial respeto que los cubanos tienen por la espiritualidad, algo muy diferente a la religiosidad que se expresa en otros pueblos de América latina.

El Vaticano tiene un registro más que meticuloso de los estragos que los distintos cultos cristianos nacidos al cobijo de los misioneros protestantes produjeron en la grey católica. Hoy la organización de algunos de esos credos, como el que se puede ver a diario, cerca de la medianoche en algunos canales de televisión abierta, con pastores de origen aparentemente brasileño, tiene una extensión territorial y un radio de influencia que algunos partidos políticos envidian tanto como maldicen, porque deben tributarles en moneda contante y sonante para hacerse de sus favores ante cada elección y sin garantía como contrapartida.

Algunos teóricos del libre mercado ya lo vienen advirtiendo desde hace mucho: el bloqueo fue uno de los elementos que más ayudó a que el pueblo cubano se aglutine en defensa de la revolución y a que por esa razón se consolide y perdure en el tiempo. La enunciación esconde otra que no por cruda es menos peligrosa: hay que tomar nota de las enseñanzas que arroja la fábula de Esopo que remite al viento y al sol. El viajero llevaba puesta una capa que lo cubría de las inclemencias del invierno. Bóreas y Helios, los dioses que representan al Viento y al Sol, discutían y buscaban determinar quién era el más fuerte. Y apostaron a ver quién lograba sacarle la capa al tipo en menos tiempo. Bóreas puso en juego sus más violentas ráfagas, sus menos piadosos ciclones, pero el viajero cada vez más se aferraba a su capa. A Helios le costaron apenas unos segundos de afable fulgor para que el hombre se desprendiera de su prenda.
Como Francesco, Fidel y Raúl saben bien, la CIA no es el mejor espejo donde se puede mirar Helios sin correr el riesgo de verse convertido en flamígeras lanzas dirigidas al corazón de la especie humana. Que eso termina siendo la CIA y sus mandantes cuando quieren hacerse de las prendas de todo el resto del planeta.

La mutua cooperación entre Estado e Iglesia romana en tiempos en que los roles y jurisdicciones de ambos parecen estar más que claros en Cuba, gracias a la persistencia del proceso revolucionario y no a las virtudes del poder bimilenario, será pues la mesa de arena donde se piensen la estrategia y las tácticas para llevar adelante una batalla en la que ambas partes de este inusitado frente saben que en esta instancia no alcanza con la política por un lado y la doctrina social y humanista de la Iglesia por otro, desentendidas de que delante de sí tienen, nada más y nada menos que a la Hydra del capitalismo.

Claves para un mundo mejor

En su paso por Cuba Francisco dejó varias pistas respecto de los desafíos que la Iglesia romana deberá afrontar en la etapa de diálogo y convivencia que se abre entre Cuba y los EEUU. Tal como refiere el enviado del matutino Página 12 en la edición del pasado lunes 21 de septiembre, el Papa dedicó unos párrafos al perfil de iglesia que prefiere, algo que está en sintonía con los principios que comparte la mayoría del pueblo cubano. “(Francisco) ironizó sobre las congregaciones que se enriquecen y luego pierden todo por culpa de los malos manejos”, explica el cronista, quien vuelve a citar al Sumo Pontífice: “Las mejores bendiciones de la Iglesia son los economistas desastrosos”, tomando distancia de los enjuagues que la Santa Sede históricamente llevó a cabo en la esfera de las finanzas, por medio del Banco Ambrosiano y otros institutos con similar perfil.

Lo cierto es que no resulta necesario convocar a semiólogos, cientistas políticos o teólogos para decodificar tanto el discurso como el método que los pastores electrónicos ponen en juego en su trabajo de aproximación, persuasión, captación y formación que llevan adelante en dos planos: uno inicialmente virtual, a través de sus espacios en medios radiales y televisivos, y otro de carácter fuertemente personalizado, una vez que el sujeto tomó la decisión de aceptar la convocatoria a participar de la congregación a nivel presencial.

Basta con sintonizar los canales donde se emite el mensaje electropastoral. Cada medianoche, a manera de cadena nacional por TV abierta, señores vestidos de riguroso traje, en estridente tono, y arrastrando las erres como bien manda el ejercicio del portuñol, se puede apreciar, en forma cristalina, de qué va la verdadera misión de estas orgas: desanclar cualquier progreso económico de la política, desvincular al sujeto de cualquier otra actividad colectiva ajena a «la iglesia», relativizar o directamente cuestionar las prácticas científico-terapéuticas, atribuyendo toda sanación o cura de males a la milagrosa intervención divina, que siempre acontece posteriormente al ingreso del sujeto a esa congregación, son los puntos altos del discurso de los pastores mediáticos.

Sin embargo, una de las técnicas más eficientes utilizadas por estos verdaderos cuadros, sólidamente formados en seminarios financiados directa o indirectamente por corporaciones norteamericanas y europeas de derecha, es reducir al mínimo posible sus propias intervenciones, que se extienden apenas lo necesario para que la línea bajada sea efectiva y persuada suficientemente a quienes se encuentran en extrema vulnerabilidad emocional por los motivos que sea. El plato fuerte es el testimonio de los conversos, a menudo puesto en escena apelando a técnicas cuasi periodísticas. Así, emulando el trabajo de los movileros televisivos, jóvenes colaboradoras de la iglesia electrónica anuncian mirando a cámara y micrófono en mano que intentarán lograr que alguien relate su experiencia personal o brinde su testimonio, como si no se tratara de personas previamente elegidas para contar cómo la iglesia X le cambió la vida.

Dicen que el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, a quien se menciona como el principal artífice de la visita de Francisco a Cuba, es autor de una frase que repite a cada uno de los que no entienden bien el sentido de la movida diplomática vaticana en pos de un diálogo entre Washington y la isla. “Obama y Raúl tienen muchos enemigos y hay que cuidarlos a los dos”. Los halcones de la CIA, las corporaciones financieras, el extremismo republicano y las disciplinadas cohortes de misioneros electrónicos, como los santos, vienen marchando.

Fuente: El Eslabón

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