El impulso al sufragio electrónico se expresó en la provincia de Santa Fe con un proyecto presentado en la Cámara de Diputados, invocando supuestas inviolabilidades del sistema. Del otro lado, expertos y promotores del acceso a las nuevas tecnologías afirman que, en el terreno electoral, el control más seguro es el humano.

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Editorial

La democracia hackeada

Ciertas modernidades traen consigo la semilla de la polémica y en su matriz esconden inquietantes paradojas. La incorporación de dispositivos informáticos al sistema electoral, cuestión que está en debate en pleno proceso de recambio presidencial y de autoridades nacionales y provinciales, exhibe tantos matices, intereses y necesidades que obligan a abordajes y análisis que no se dejen tentar por las simplificaciones ni atrapar por argumentos oportunistas.

La complejidad del tema tiene su génesis en el rol paradojal que desempeñan los especialistas informáticos –habitualmente conocidos como hackers–, habida cuenta de que son quienes alertan con más énfasis sobre los aspectos más vulnerables de cualquier sistema digital de control, recuento o emisión del sufragio. Por lo general, la sociedad tiende un manto de sospecha sobre el accionar de los hackers, a quienes atribuyen todos los males, desde la violación de claves para saquear cajeros automáticos, hasta maniobras que logran penetrar las ultrasecretas bóvedas del recontraesionaje.

Si bien esas sospechas encuentran base en hechos reales, lo cierto es que en torno del debate del voto electrónico los hackers son quienes alertan respecto de los peligros que encierra todo dispositivo digital, lo cual pone en discusión las presuntas ventajas sobre el sistema convencional.

En la vereda opuesta, quienes militan con ahínco la puesta en marcha de la modernidad electoral soslayan esas advertencias, y ponen el acento en la velocidad de procesamiento de los datos surgidos de los comicios, al ritmo de la necesidad y ansiedad de los medios de comunicación, que tal vez quieran pagar menos horas extra a quienes ponen la cara en los sets televisivos y ya desde el minuto cero del escrutinio comienzan a presionar para que se conozca al menos la tendencia que arrojan los primeros recuentos.

Urnas electrónicas, votos digitales u holográficos, procesadores de datos más rápidos que un Fórmula Uno, parecen ser la solución todo terreno para erradicar presuntos fraudes, clientelismos variopintos y coacciones feudales que ponen en riesgo el rango soberano del voto popular.

Que haya experiencias que culminaron con la prohibición del voto electrónico por no garantizar cuestiones básicas e irrenunciables en todo proceso electoral no parece amilanar a los defensores de la innovación. Lo curioso es que muchos de ellos intentaron impugnar ese sistema en comicios donde les fue mal, pero por razones ajenas a la metodología empleada.

La mayoría de los esquemas propuestos mantienen la boleta física, ya sea como reaseguro –»puede fallar», decía Tu Sam– o para contar con un elemento que genera confianza en el electorado.

Como sea, cuesta pensar en que exista un sistema que brinde las garantías que acostumbra ofrecer la vieja y querida boleta de papel. Sobre todo si los nuevos garantes se reducen a un puñado de especialistas que se sitúan un peldaño por encima de los millones de electores que hasta la fecha siguen siendo los verdaderos protagonistas de toda elección.

Otros títulos de la edición 214

De Urondo y Fontanarrosa… a Majul
Todos manoseados
Presentado como una exposición del trabajo periodístico “por encima de las ideologías”, lo montado por el conductor de La Cornisa en el Galpón 17 suena a un espasmo más de la prensa opositora que se autodefine independiente.

Juez sin tregua
Vienna y sus fantasmas
El magistrado alguna vez presentado como emblema de la lucha contra el narcotráfico vuelve a ser investigado: o lo engañaron, o fue el cerebro de un procedimiento trucho para extorsionar a un presunto narco.

Hasta las tripas
En la previa de la visita de su equipo a Arroyito, integrantes de la filial local de Gimnasia La Plata relatan cómo, pese a distancia y sinsabores, mantienen viva y disfrutan la pasión por los colores triperos.

Hay que blanquear
El periodista Emilio Ruschansky presentó en Rosario su libro Un mundo con drogas y replanteó el debate en torno a qué actitud asumir frente a las mafias del narcotráfico, alimentadas por el prohibicionismo.

Quebrados en la orilla
Vecinos de la zona de la cascada del Saladillo de deben dejar sus viviendas acosados por la erosión de la costa y también por discursos contradictorios de parte de las autoridades municipales que deben asistirlos.

El semanario El Eslabón –producido por la cooperativa La Masa, editora también de Redacción Rosario–, aparece todos los sábados en kioscos de diarios y revistas de Rosario.

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